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Diego Pérez: "Siento que en la televisión falta un programa de humor"

En una nueva edición de Entrevistas MDZ, Diego Pérez habla del humor, la televisión, los nuevos códigos, el teatro como refugio y su presente profesional.

Diego Pérez atraviesa un presente activo entre el teatro y la televisión. Con Toc Toc en cartelería de Mar del Plata, el actor repasa su recorrido, analiza los códigos actuales de la comedia y reivindica el valor del escenario como espacio de encuentro.

Formado en el humor, pero con una fuerte impronta actoral, Pérez sostiene que la comicidad puede entrenarse, aunque no inventarse. “Si no lo tenés de naturaleza, es muy difícil”, afirma, y destaca que muchos comediantes logran transitar con solvencia el drama, mientras que el camino inverso suele resultar más complejo.

Desde su experiencia en Videomatch hasta los formatos actuales, el actor observa un desplazamiento del humor en la televisión abierta. Aunque reconoce que la risa sigue presente de manera transversal en magazines y noticieros, señala la ausencia de programas humorísticos clásicos y celebra los espacios que aún apuestan a ese lenguaje.

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Entrevista completa Diego Pérez

Toc Toc estará presente en Mar del Plata

Toc toc vuelve a Mar del Plata. ¿Cómo te encuentra esta temporada? ¿Y qué significa volver a la ciudad?

—Primero volver a la ciudad; es la ciudad que amo. A mí me hubiera gustado ser ciudadano de Mar del Plata. Siempre digo cuando me dicen: "¿De quién te gustaría, de qué país la ciudadanía?". Que me dé la ciudadanía marplatense a mí, porque amo esa ciudad. Mirá que me tocó recorrer mucho con Videomatch durante años, pero yo siempre Mar del Plata, porque no tiene que ver nada más con el paisaje, tiene que ver con lo que te pasa con el corazón y Mar del Plata para mí es una ciudad donde tengo amigos, donde me gusta ir porque he hecho muchas veces radio y he hecho teatro, entonces es como que tengo también mi pertenencia como la tengo en Buenos Aires. Entonces es un lugar que amo.

Hace cuatro años que le vengo hinchando a Rottemberg de hacer la temporada en Mar del Plata y siempre me decía, en noviembre, octubre: "Pero si nos está yendo muy bien acá, vamos a hacerla en otra oportunidad, porque hace poco se hizo Toc Toc en Mar del Plata". Hace unos ocho o nueve años que se ha hecho y el público cambia mucho y viene bien chicos jóvenes que no la vieron, viene gente grande que la quiere ver porque cambió la pareja y quiere verla con su nueva pareja o con su madre o con su hermana, hermano. Y nos ha pasado que la ven como muchas veces.

Y me encuentra supermotivado porque tengo muchas ganas, porque encima vamos a ir al teatro, donde yo también le decía: "Me parece que el ideal". Yo soy un hincha guinda que no te imaginás. Entonces yo le decía a Rottemberg: "Me parece que el Bristol —porque él tiene sus teatros— es el ideal para Toc Toc, porque la cercanía con el público está ahí, tiene la cantidad exacta para hacer esta comedia". Y bueno, me dio bola. Y ahora estrenamos el 2 de enero en el Teatro Bristol de Mar del Plata la 15.ª temporada de Toc Toc. Así que felices.

¿Y las entradas por dónde las pueden conseguir?

—Las entradas las comprás por Plateanet desde ya o, si ya estás en Mar del Plata, sos marplatense, las podés ya ir retirando con precios amigables, con dos precios diferentes. Creo que los marplatenses también tienen un precio especial, así que por la boletería también la podés comprar y sino por Plateanet con la dirección de Lía Jelín, la producción de Carlos y Tomás Rottemberg. Ahí estamos Ernesto Claudio, Gabriela Licht, Gabriela Grinblat, Natacha Córdoba, Diego Freigedo, Mora Lestingi y esto me encanta decirlo: y quien les habla, Diego Pérez.

—¿Hay algo del público marplatense que te desafía?

—Mirá, el público marplatense son los primeros que... A mí me hubiera gustado estrenar los últimos días de diciembre, porque el público marplatense, antes que venga todo el turismo, va a ver las obras como en marzo, porque ya después hay muchos que trabajan o a lo mejor se van ellos porque se llena la ciudad de turistas y se van por sus propias vacaciones también.

Pero el público marplatense siempre fue fiel, por lo menos a todo lo que yo he hecho. Siempre me ha acompañado. Ya te digo, tengo mucha gente amiga y amigos. Y allá tengo mis planes también porque tengo mi grupo de fútbol como lo tengo acá en Buenos Aires. Tengo un lugar donde jugamos al pádel, tengo los restaurantes que ya sé de antemano cuáles quiero ir para ir a comer después de la función con el grupo o con mi mujer.

Así que todas esas cosas también las voy planeando desde ahora, porque para mí el viaje empieza desde el momento en que se concreta la posibilidad de ir a Mar del Plata. Vamos a ir al apart hotel, tenemos la playa abajo. Feliz estoy, muy feliz.

—¿Y tenés algún ritual después de tantos años de experiencia antes de salir a escena?

—Siempre rezo, siempre rezo y le pido... Yo soy devoto de Ceferino Namuncurá y siempre le pido a él. Le pido a Dios, obviamente, a mis viejos, a mi suegra y a unos amigos míos que ya no están. Siempre rezo y hago pis un segundo antes de entrar a escena. ¿Querías rituales? Te lo cuento, pero nada malo. Pero sí tengo que ir, aunque no tenga ganas. Es una cábala. Voy un segundo antes, siempre, y ya después voy a escena.

Cómo entrenar el humor

—¿Creés que se entrena el humor o que es algo que viene por oficio?

Entrenar el humor

—Está buena la pregunta porque yo tomé clases de comicidad con Norman Briski y él decía que un actor puede formarse. A lo mejor uno tiene más condiciones, otros menos, pero el humor, si vos no lo tenés, es difícil, pero sí lo entrenás, eso sí, para poder armar un número cómico, para saber sacar tu potencial. Pero si vos no tenés humor de naturaleza, "lo que la naturaleza no da, Salamanca no presta", decía siempre Briski, y para mí tiene razón, porque es muy difícil que vos le des claves a alguien para que haga humor si no lo tiene.

En cambio, para un actor sí es más fácil. Vos fijate que la mayoría de los cómicos y comediantes, cuando pasan a una tragedia o un drama, andan muy bien. Llámese muy Robin Williams, Tom Hanks, Francella, Darín, Brandoni. Te juegan toda la cancha, como decimos los futboleros.

En cambio, al tipo que hace por ahí dramático le cuesta ir al humor si no lo tiene. En cambio, el que tiene el humor de naturaleza puede pasar a una comedia dramática, una comedia romántica con más facilidad.

El fútbol y el humor: las pasiones de Diego Pérez

—Y recién nombraste el fútbol. Sos fanático de Platense. ¿Cómo viviste el campeonato pasado? ¿Qué estabas haciendo? ¿Con quién estabas?

—Mirá, todos los partidos previos... Me acuerdo del partido con River, porque jugamos siempre de visitante, salvo la final, que podíamos jugar e ir con la gente de Huracán, pero todos los partidos fueron de visitante. Cuando nos tocó con River, yo digo: "Vamos a perder". Me acuerdo de que armé un asado en mi casa. Digo: "Por lo menos comemos un rico asado, una picada", y vino mi sobrino, estaba mi mujer, mis hijos, que son todos de Platense, mi hermana, que también es de Platense.

Nos sorprendimos con que ganamos y festejamos como locos. Llegamos a la final con Huracán y yo no podía viajar porque estaba haciendo Extraña pareja en ese momento, y me acuerdo que el primer tiempo me daba para verlo en mi casa, empatamos 0 a 0, y el segundo tiempo ya me iba para el teatro con el auto y dije: "No lo voy a escuchar porque me voy a poner muy nervioso manejando y tengo miedo".

Entonces, me puse una, como se dice ahora, playlist de Serrat y Sabina. Ni siquiera lo quise escuchar por la radio. Lo único que le dije a mi hijo, a Nico: "Si llega a ganar Platense, escribime, sino no me digas nada porque la voy a pasar muy mal". Igual, por más que iba escuchando Serrat y Sabina, iba muy nervioso.

Y justo cuando estoy por entrar a la cochera frente al teatro, veo la llamada entrante ahí en el visor de Nico. Entonces freno, le digo: "¿Qué pasa, Nico?". "Papi, vamos ganando 1 a 0 con gol de Mainero y falta un minuto y medio". Un minuto y medio. Y me empieza a relatar el partido. Me empieza a relatar el partido: "Ay, papi, la tienen ellos, pero lejos, me dice".

Y de repente un silencio, se escucha un silencio, te iba a decir, y escucho a mi esposa y a mi hija que gritan y a mi hijo que empieza a moquear: "Somos campeones, papá". Yo en el auto, me bajé, me pongo a llorar con el teléfono en la mano, justo venía el marido de una compañera mía de escena, y me saca una foto y me quedó grabada esa foto. Fue un momento inolvidable, único. La única vez en la historia, 120 años de historia de Platense y la única vez que salimos campeones en la Liga profesional. Así que feliz de la vida con mi Calamar.

—¿Sentís que hay una similitud entre el humor y el fútbol?

—Claro, sino Fontanarrosa no podría haber escrito todo lo que escribió, Eduardo Sacheri tampoco, Galeano ha escrito muchos cuentos también de fútbol. Tiene muchas situaciones de humor el fútbol también. Y tiene muchas cosas de teatro. Hay un cuento de Fontanarrosa que habla sobre las artes en el fútbol y vos fijate que hoy más que nunca el teatro está en el fútbol.

Fijate que se tiran, se agarran la cara aunque les haya pegado en el peroné, los jugadores se tiran al suelo para ver si el árbitro va al VAR y lo echa al otro o si se cae en el área. Están media hora tirado en el suelo haciendo una cosa bien dramática, bien de dramaturgia italiana, del Renacimiento y el neorrealismo italiano, y se tiran ahí hasta ver si van a chequear el penal y hay penal, y después se levantan como si tal cosa.

Es una cosa de locos lo que pasa en el fútbol y a mí me divierte mucho, siempre y cuando no sea en contra de Platense. Cuando lo hacen contra nosotros, te querés matar, como le pasa a cualquier otro hincha.

La experiencia de Diego Pérez en Videomatch

—Y vamos a otros proyectos que hiciste: Videomatch. ¿Qué aprendiste que todavía te acompaña?

—Y aprendí muchísimo. Videomatch fue como una escuela terciaria porque nosotros veníamos históricamente de una televisión que estaba plagada de humoristas que eran capos del humor, como el Negro Olmedo, como Porcel, como Calabró, Biondi, en su momento, el grupo de los uruguayos de Hiperhumor. Siempre como que había una cabeza y, desde que murió Olmedo, quedó un vacío muy grande en la televisión en cuanto al humor.

Y me parece que lo que captó Marcelo Tinelli es hacer una selección y ser él el Olmedo, pero fuera de lo que es el humor, sino un presentador, que no había tenido nunca un programa de humor en Argentina. Porque si vos veías Polémica en el bar, Gerardo estaba dentro de la mesa o a veces no estaba él mismo, o lo mismo en Operación Ja-Já.

Acá el presentador era el que tiraba el juego para que Totti o Miguel Ángel Rodríguez, Pablo y Pachu, Leo, o José María y yo, Freddy, hiciéramos nuestro sketch. Entonces como que creó una modalidad nueva de hacer humor en la televisión argentina, muy a su pesar, porque él había empezado con un programa deportivo, Marcelo. Y como empezó a ver que había gajes de humor dentro de lo que era el deporte, empezó a incorporar nuevos talentos y ahí es donde entro yo.

Y bueno, todo fue para mí, para mi popularidad. Esos años fue maravilloso recorrer el mundo, conocer a las personalidades más importantes de esa época, todas cosas que nunca las había soñado y tan rápido cuando empecé a buscar trabajo como actor.

Último proyecto de Diego Pérez en el teatro

—Y hace poco también estuviste haciendo con Claribel Medina Es complicado. ¿Qué te dejó ese proyecto?

—Mirá, me dejó trabajar con una compañera de lujo, como es Claribel, en una obra hermosa sobre el matrimonio, sobre un matrimonio que se separa después de 25 años de casados y ver si se dan una nueva oportunidad. Yo llevo 24 años de casado, entonces encontraba como semejanzas en lo que hablaba esta historia y la verdad es que fue muy rápido lo que tuve que prepararla porque Pablo Alarcón, quien hacía la obra con Claribel, tuvo un pequeño problema de salud y tuve que reemplazarlo. En un día aprendí la obra y salí al toro, como decimos los actores, y recorrí todo el país.

¿Qué me dejó? Recorrer nuestro país, que amo a nuestro país, y sobre todo cuando haces una obra de dos personajes, se presta para ir a muchas localidades, pueblos y ciudades pequeñas que a lo mejor con otras obras no las había conocido. Entonces conocés, y cuanto más pequeño es el pueblo, más grande es el corazón de quien te recibe. Entonces nos recibían con regalos, souvenirs. Nos han dado en uno de los lugares el premio como visita destacada. Fue la verdad muy emocionante todo eso.

Así que eso, hacer teatro y en gira, que como muchas veces se ha iniciado el teatro, me parece que es hermoso salir e ir a la casa de la gente y la gente te lo agradece mucho. De hecho, nosotros nos quedamos después a hablar con la gente y salíamos al hall a sacarnos fotos, porque para ellos es un acontecimiento. Reinauguramos teatros que hace 35 años que no se habían utilizado y eso te llena de orgullo. Y por ejemplo, hacía mucho que no había un teatro comercial en centros culturales donde a lo mejor enseñan teatro, flamenco, folclore, pintura, pero no estaban haciendo obras de teatro y llega una obra comercial y todo el pueblo va y todos se conocen y todos quieren una foto con vos. Y he ido a lugares donde, por ejemplo, en el hotel o en los mismos teatros, había una foto conmigo y con Emilio Disi o conmigo y con Carla, con otras obras que hicimos años atrás. Entonces esas cosas a mí me llenan el alma y el corazón.

El humor en la televisión actual

—Y también actualmente estás haciendo Los deconstrui2 con Coco Sily.

—Sí, en Canal nueve, los sábados a las 21 horas. Siempre nos piden programa de humor y ahí estamos haciendo un programa de humor donde invitamos humoristas, les damos la posibilidad de que se muestren y nosotros somos muy distendidos y nos gusta repartir el juego y hablar. Regalamos muchos premios, la gente la pasa bien y tenemos la suerte de haber ya arreglado para hacer el 2026 también con Coco en Canal nueve.

—¿Qué lugar ocupa hoy el humor en la televisión? ¿Sentís que falta y que por eso era necesario un programa así?

Siento que falta un programa de humor como era antiguamente, que no sé por qué no se animan. Quizás sienten que no es un negocio, pero sí hay humor en la televisión, porque la mayoría de los programas tipo magazine tienen un humorista. Pasa en la radio también; fijate que en un programa deportivo siempre tiene un imitador o alguien que cuenta chistes. Lo mismo los programas de cocina, que a lo mejor va a un colega nuestro a hacer su rutina, eso está bueno, pero es como que se va metiendo. Vos fijate que hasta los noticieros tienen a lo mejor videos de cosas que pasan en las redes divertidas. Entonces todo se ha distendido de forma tal que los humoristas tienen su lugar ahí.

Pero me gustaría tener un programa de humor propiamente dicho, aunque yo no esté. Yo soy más comediante y a mí me gusta más la comedia que el sketch. Me gusta verlo el sketch, a mí me divierte mucho ver un Sin codificar o un Videomatch de la vieja época. Pero bueno, que uno no esté. Me gustaría que volviera a aparecer ese estilo. Me gustaría que aparezca un estilo como lo que hacían los uruguayos, Hiperhumor, donde cada uno tenga su espacio. Eso me parece que podría ser una buena fórmula.

Los nuevos códigos del humor

—¿Y cómo vivís los nuevos códigos del humor? ¿Hay cosas que antes hacías que hoy no las hacés, te autocensurás?

Nuevos códigos del humor

—No, yo no me autocensuro. Yo creo que naturalmente uno se fue readaptando. Lo que sí veo es que en las redes no, en las redes está... A nosotros nos cuestiona mucho: "Che, ¿Olmedo qué hubiera hecho?". Y Olmedo hoy es una carmelita descalza al lado de lo que yo veo en las redes. En las redes se dice cualquier cosa, porque como que no está de alguna manera reglamentado.

Yo veo que con tal de a veces aparecer y que te levanten, como se dice ahora, se dicen cosas muy fuertes con la excusa del humor, porque yo veo cada día por medio: "No, perdón, disculpame, no quisimos meternos con tal o cual cosa". Y yo, desde que pasó esto, que cambió el humor, no tuve que pedirle disculpa a nadie, porque yo solo me di cuenta de que había cosas que ya no causaban gracia. De hecho, hay cosas que yo veo mías anteriores y digo: "¿Cómo dije esto? ¡Qué locura!". Me sorprendo a mí mismo.

Pasa también con las canciones de ahora, las canciones de unos ritmos que yo veo que escuchan mis hijos, también dicen cosas que vos decís: "Pucha, ¿por qué no se hace hincapié en lo que se escribe?". Así como estamos, no va a aparecer ningún Víctor Heredia, un Serrat, un Alberto Cortez, un Sabina, porque cada vez se escriben cosas como a lo mejor más directas, con menos poesía. Y en muchos casos, muy guarangas.

—De todo lo que hacés, ¿qué es lo que más disfrutás?

—En casa. Estar en casa con mi familia, hacer asado, ver series con los chicos, salir de vacaciones. Eso en lo personal, pero en lo profesional, el teatro. A mí me gusta el teatro en calle Corrientes, en Mar del Plata, en Carlos Paz, en gira. El teatro, el tener el público ahí y hacerlos reír por un rato, sabiendo que esa persona a lo mejor tuvo que dejar a los hijos con una abuela, con un vecino, tenía que dejar el perrito por dos horas, no fumar, porque el tipo que fuma a lo mejor una hora y media, tenerlo sin fumar y sin el celular es todo un tema, ir a la peluquería para ir al teatro.

Es toda una ceremonia que esa persona viene a verte a vos, a vos, a tu elenco. Pagó una entrada. Entonces a lo mejor después tiene que ir a comer una pizza, dejar el auto en el estacionamiento, todo eso tiene un costo, que vos se lo tenés que devolver dejando el alma y con algo divertido, con algo que le deje un mensaje, en otra ocasión. Para mí eso es impagable. Eso me encanta.

—Para ir finalizando, ¿cómo te gustaría que te recuerden?

—Como un buen tipo, como una buena persona, un buen compañero. Ojalá que mis hijos me digan que fui un buen padre, mi esposa, un buen esposo, mi hermano, un buen hermano y mis sobrinos, un buen tío.