Mendoza y el crimen

Los casos policiales más resonantes de 2020: un balance caprichoso

El año más raro de las últimas décadas dejó una lista de casos igualmente memorables. Secuestradores, femicidas, venganzas y grandes operativos contra el narcotráfico fueron parte del paisaje mendocino. Aquí, un recorrido tan arbitrario como fundamental por los hechos que marcaron la agenda.

Facundo García
Facundo García domingo, 13 de diciembre de 2020 · 06:00 hs
Los casos policiales más resonantes de 2020: un balance caprichoso
Foto: ALF PONCE / MDZ

Un hombre secuestrado y enterrado en Lavalle, una mujer asesinada cuya cabeza quedó en el fondo de un pozo de 100 metros en Maipú y un ex líder de la barra de Godoy Cruz que terminó condenado son, entre otras, algunas de las memorias que dejará el 2020 en relación al crimen en Mendoza.

Hay que ser francos: cuando se revisen las cifras de delitos de este año, seguramente se verificará una tendencia a la baja. Ocurre que el aislamiento obligatorio que se instauró desde el 20 de marzo hizo que la gente -incluidos los delincuentes- "se guardara". Sin embargo los guarismos muestran que mientras algunos delitos acusaron la merma -robos, muertes en riña- otros se mantuvieron más o menos igual. El ejemplo de los femicidios es ilustrativo en ese aspecto. 

La temporada empezó movida. En febrero, la caída del "pelado" Diego Vildoza marcó el final de una intensa búsqueda para dar con quien entonces fue definido como "el prófugo más buscado de la provincia". Sobre el "pelado" gravita la acusación de ser uno de los partícipes del llamado crimen del carpintero, ocurrido en  noviembre de 2017. Ahora está preso, pero se rumorea que tenía contactos con algún agente de Investigaciones que le avisaba cuando lo estaban por allanar. Por eso se escabullía. El caso sigue abierto y el juicio por jurado que definirá la suerte de Vildoza y a otros dos imputados marcará la agenda de la primera parte del 2021.

¿Y el "caso 98"? Cómo olvidar aquellos apodos...

Se hablaba de un virus que armaba lío en China. Después, cual película distópica, se desató la pandemia y la seguidilla de noticias relacionadas con las fiestas clandestinas y los clusters de contagio.

Resulta inolvidable el famoso "caso 98", que involucró a un grupo de muchachos de Luzuriaga (Maipú) en una fiesta clandestina. Esa madrugada loca desató una cadena de contagios, dejando en el camino imputaciones y una fellinesca lista de supuestos participantes; entre ellos "el Pan Casero", "la Mogolona", "el Gordo Maxi", etc.

Uno de los allanamientos del "caso 98".

Mientras el país se guardaba en la casa, en las rutas se registraban actividades sospechosas. Con los aeropuertos cerrados y las fronteras vigiladas, se detectaron innumerables camiones que transportaban por las provincias millones y más millones de pesos no declarados. Es temprano para hacer un balance sobre este fenómeno; lo innegables es que de sur a norte y de este a oeste aparecieron cargamentos con billetes cuyo origen aún se intenta revelar.

Dicho sea de paso: este cronista escuchó en boca de pilotos mendocinos que en la época más dura del aislamiento se realizaban vuelos para sacar dinero del país de manera irregular. El servicio era el siguiente: se contrataba una avioneta para que volara hacia la frontera con un país limítrofe -como Chile-, se arrojaban bolsos con plata a baja altura y alguien del otro lado los pasaba a buscar. Una fuga de capitales en versión artesanal.

En junio hubo allanamientos masivos en el Barrio La Gloria

Hay que destacar, no obstante, que en medio de las restricciones para prevenir el Covid-19, los agentes de Investigaciones de la Policía siguieron trabajando. Así es como se concretaron cientos de allanamientos contra el narcotráfico, muchos de ellos en la llamada "Triple Frontera".

Algunos de estos procedimientos fueron especialmente masivos, como el que se realizó en en Barrio de La Gloria contra una banda vinculada al Rengo Aguilera. El 5 de junio, más de 100 efectivos se plantaron frente a la manzana B de esa vecindad y entre piedrazos y gritos detuvieron a varias personas. El Rengo, por su parte, recibió una condena de 12 años de cárcel por comandar ventas de estupefacientes desde la cárcel.

Uno de los operativos en el Barrio La Gloria.

Pero Mendoza es tierra de entreveros y la lista no se agotó ahí. El 28 de julio desapareció el ex corredor de aduana Diego Aliaga y se sospechaba lo peor. Un llamado misterioso en el que una voz pedía dinero condujo la pesquisa hacia la tesis de un secuestro extorsivo, lo que llevó el expediente a la Justicia Federal. Finalmente el cadáver de Aliaga fue hallado en un campo de Costa de Araujo. Pero el caso todavía no está cerrado, como tampoco los ecos que generó en los pasillos de Tribunales. 

No faltaron los abusos sexuales. Se sabe: la mayoría de esos delitos se produce en el ámbito doméstico, y la obligación de quedarse puertas adentro hizo que muchas víctimas -especialmente niñas y mujeres- quedaran a merced de sus agresores. Aunque el caso ocurrió hace bastante, el juicio abreviado a Mario Lucio García, un mendocino condenado por abusar de tres menores de 8, 9 y 14 años, despertó indignación nacional

Y los femicidios, claro. El observatorio Ahora que sí nos ven indica que, durante 2020, en Argentina se produjo uno cada 29 horas. Las mendocinas no estuvieron libres de esa violencia. Ni las nenas, ni las jóvenes, ni las mayores. Dora Hidalgo, por ejemplo, tenía 67 años y su cadáver fue hallado en partes dentro de un pozo de más de 100 metros en un predio de Coquimbito. Como sociedad, todavía falta mucho en ese sentido.

Se va el 2020 en la tierra del sol, del buen vino y de unos cuantos crímenes. El balance, con todo, no tiene por qué ser tan sombrío. Por cada uno de los casos mencionados en esta nota hubo al menos un coprovinciano que intentó reparar el daño o colaborar con la justicia. Parafraseando a Borges, tal vez podría decirse que "esas pocas personas, que se ignoran, están salvando al mundo".

 

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