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¿Cómo es que llegamos hasta acá? La crisis económica y el vacío de poder

El columnista de domingo de Entremedios, Damián Fernández Pedemonte, desde la Universidad Austral se enfoca sobre este temade actualidad en nuestro país.

Damián Fernández Pedemonte
Damián Fernández Pedemonte domingo, 30 de abril de 2023 · 07:03 hs
¿Cómo es que llegamos hasta acá? La crisis económica y el vacío de poder
Como llegamos a una situación económica caótica. Foto: Foto: mdzol-archivo

¿A dónde? A una situación económica caótica en un contexto en que el Presidente terminó de resignar un poder político que nunca tuvo en abundancia, faltando ocho meses para terminar su mandato. Se trata de un proceso de pérdida de confianza y de
credibilidad de todos los actores políticos relevantes concomitante con una imagen negativo muy alta en la opinión pública (68, 7 % según el informe de abril de Zuban- Córdoba). Distinto sería el caso de tener que enfrentar un supuesto complot de los operadores económicos, como el que denunció en su discurso del martes, con algún resultado positivo y acompañado de apoyo popular.

Escribo en mi último libro: Grieta entre el relato y la conversación. Comunicación política argentina, del 2001 a la pandemia: “El político debe medir continuamente si el reconocimiento de que dispone le alcanza para realizar un acto de habla del tipo de ordenar, prometer, amenazar, exigir, etcétera. Las esperadas condiciones de recepción forman parte de las condiciones de producción del discurso. Como sostiene François Bourricaud en la comunicación política, para que una anticipación sea eficaz, hace falta que en un determinado momento haya una cantidad suficiente de gente que haga las mismas anticipaciones. La confianza es una apuesta bien fundada en las posibilidades de realización de un estado anticipado y la comunicación es la principal herramienta para construir o destruir esa confianza”. Aplica a la inflación y a la estampida del dólar.

Presidente Alberto Fernández.
Foto: mdzol-archivo

Cristina Kirchner mostró el jueves en su discurso que tiene una idea sobre las causas de la crisis económica del país, lleno de correlaciones falaces alta entre el acuerdo con FMI y la inflación, baja entre déficit fiscal y la inflación (¡correlación no es casualidad!). Alberto Fernández, en cambio, nunca fue asertivo sobre el rumbo económico pretendido por su gobierno. El Presidente empezó a dilapidar su credibilidad ya en el primer año de la pandemia, cuando debía construir su discurso de poder. Como expliqué en su momento en esta columna, pasó de encarar la comunicación como propia de una situación de crisis, a una modulación fuertemente polémica, inoportuna para un momento en el que había que asegurar la cooperación de los principales actores sociales. Efectivamente, al principio apeló a la unidad y al modelo de la comunicación de riesgo.

La estrategia sanitaria de cuarentenas se mantuvo, pero el modelo de comunicación, en cambio, fue deslizándose de uno conflictivo. Al final de 2020, contestando las críticas de los medios y de la oposición a la extensión de la cuarentena y en 2021, al sumarse el escándalo del vacunatorio VIP y la discusión con el Gobierno de la Ciudad de Buenos por el retorno a las aulas, el discurso pasó a ser claramente electoralista. En la medida en que la grieta se infiltró en el discurso oficial sobre el Covid, el presidente perdió legitimidad en un issue en el que conservaba reputación.

Se sucedieron luego una serie de declaraciones públicas desafortunadas, que pusieron en su contra cada vez a nuevas capas de la opinión pública, y generaron la impresión de continua improvisación comunicacional a la vez de poca docilidad para asesorarse sobre los posibles efectos de sus palabras. Las palabras del Presidente se caracterizaron habitualmente por “echar leña al fuego” en medio del incendio.

Más adelante se suscitó el escándalo por la publicación de las fotos de la fiesta de cumpleaños de la primera dama. La difusión a través de los medios y de las redes sociales de pruebas incontrovertibles de una transgresión legal y moral, agravada por el hecho de que el episodio fue contemporáneo con un momento en que el Presidente estaba haciendo valer todo su poder de control social para prohibir las reuniones sociales y la detonación, por eso, de la indignación en buena parte de la población, es propia del escándalo mediático. En la gestión de la crisis subsiguiente el Presidente incurrió repetidamente en lo que John Thompson llama transgresiones de segundo orden. Son aquellas que se cometen cuando se quiere tapar o corregir la falta original. En el proceso de controversia con los medios se incurre en la mentira, el ocultamiento de pruebas, el ataque al que denuncia. En un brevísimo lapso de tiempo Fernández negó la existencia de la fiesta, inculpó a su mujer, se enojó con los medios. Ya había padecido la crisis del vacunatorio VIP, en la que obró más diligentemente.

Vicepresidente Cristina Kirchner
Foto: mdzol-archivo

El hito más destacable de esta serie fue la derrota en las Paso. “La derrota electoral en elecciones legislativas sin precedentes” del peronismo, como la describió en su carta Cristina Kirchner, provocó reacciones comunicacionales destempladas en el oficialismo,
y selló la ruptura de las voluntades en la coalición, sólo reparada superficialmente a propósito del atentado contra la Vicepresidenta y su condena en la causa Vialidad. Lo que sigue está aún fresco: Massa como elegido para hacer llegar al gobierno a puerto,
los acuerdos con el FMI como divisoria de aguas entre el kirchnerismo y el gobierno, tal como acaba de destacar Cristina Kirchner en su última “clase magistral”.

Es verdad que a Alberto le tocó gobernar con la pandemia, la guerra entre Rusia y Ucrania, la sequía. A eso hay que sumarle la falta de plan y gran cantidad de errores no forzados. No son problemas de comunicación. Pero sin comunicación estratégica no hay chances de alinear las expectativas, lo que hubiera sido indispensable para no llegar a donde llegamos.

* Damián Fernández Pedemonte (Director de la Escuela de Posgrados en Comunicación de la Universidad Austral).

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