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El escándalo de las fotos de Olivos: los tres momentos clave explicado por expertos

Las imágenes de la fiesta de cumpleaños de Fabiola Yañez generaron una crisis política aguda. Los tres momentos clave de ese proceso, en la voz de expertos.

Damián Fernández Pedemonte
Damián Fernández Pedemonte sábado, 21 de agosto de 2021 · 08:19 hs
El escándalo de las fotos de Olivos: los tres momentos clave explicado por expertos

Por Damián Fernández Pedemonte

Al mismo tiempo que escalaba la exposición, la controversia y la indignación por la publicación de las fotos de la fiesta de cumpleaños de la primera dama en la quinta de Olivos, algunos colegas de la Escuela de Posgrados en Comunicación de la Universidad Austral han ido comentando aspectos de la noticia desde su perspectiva académica. Estos aportes son relevantes porque se trata de la lectura de esta coyuntura conmocionante desde la teoría y el conocimiento experto sobre crisis y escándalos públicos. Recojo tres afirmaciones de tres de estos expertos ordenadas cronológicamente en virtud de si se refieren al inicio, la propagación o el intento de control del escándalo.

Fabiola Yañez es parte de una crisis sin igual en el Gobierno. 

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En primer lugar, ¿es la difusión de la foto (y posteriormente del video) un escándalo? Para responder a esa pregunta, Luciano Elizalde, en un artículo de prensa, comienza por recordarnos qué debe entenderse por escándalo: “Un escándalo es una acción que viola o desconoce un valor básico, fundamental o esencial, en cierta sociedad, en determinado momento y lugar. No es algo abstracto. Y por eso no deberíamos subestimar la importancia que tienen los escándalos en las sociedades humanas. Cumplen la función de ser diques de contención para las acciones que no queremos que sucedan. Si partimos de esta definición, entonces, la fotografía de la fiesta de cumpleaños de Fabiola Yáñez es escandalosa, ofensiva, para mucha gente. Para la sociedad argentina en su conjunto, la pandemia ha sido una crisis profunda, con más de cien mil muertes. Y se ve en la fotografía al principal responsable de la gestión de la solución, en el medio de la restricción de la cuarentena, no respetando ni cumpliendo con las principales reglas que su propio gobierno sancionó”.

Uno de los teóricos más citados en la materia, John Thompson, compara los escándalos circunscriptos a los escándalos mediáticos por su alcance, sus pruebas y sus efectos, entre otros factores. Así la difusión a través de los medios y de las redes sociales de pruebas incontrovertibles -como son las fotos y videos- de una transgresión legal y moral, agravada por el hecho de que el episodio es contemporáneo con un momento en que el Presidente estaba haciendo valer todo su poder de control social para prohibir las reuniones sociales y la detonación, por eso, de la indignación en buena parte de la población, es propio del escándalo mediático. Tres condimentos conectados entre sí potencian más aún la capacidad devastadora de este escándalo: el contexto de crisis emocional de la pandemia, la conversación exaltada y fuera de control de las redes sociales y el contexto electoral. Cada uno de estos elementos retroalimenta un ambiente sensibilizado, de confrontación política y viralización de dichos y hechos que se querría ocultar.

Propagación

En una clase reciente, Juan Pablo Cannata tomó el ejemplo de la fiesta de Olivos para repasar el análisis de René Girard sobre los escándalos. Según el teórico francés los escándalos suceden en contextos sociales de gran inestabilidad, cuando una conducta de transgresión a los valores compartidos ocasiona que se seleccione y luego se concentre la energía negativa de la sociedad sobre el acusado. El fenómeno así descripto es lo que Girard llama crisis mimética: la sociedad descomprime su propia crisis generalizada (“todos contra todos”) mediante un chivo expiatorio (“todos contra uno”). Desde el punto de vista del acusado, en este caso el Presidente Alberto Fernández, se trata de un escándalo porque afecta su posición, no al punto de poder caer -algo que, sin embargo, él mismo temerariamente tematizó: “No me van a hacer caer por el error que cometí”, dijo-, pero sí de hacerle perder votos en las próximas elecciones y de seguir desgastando su deteriorada autoridad. Aunque la indignación se propaga y se mete dentro de su propio espacio político, según Cannata, no estamos aún en un escenario de todos contra uno.

Alberto se alteró ante el hecho.

En cuanto a la gestión de la crisis, el Presidente incurrió repetidamente en lo que Thompson llama transgresiones de segundo orden. Son aquellas que se cometen cuando se quiere tapar o corregir la falta original. En el proceso de controversia con los medios se incurre en la mentira, el ocultamiento de pruebas, el ataque al que denuncia. En un brevísimo lapso de tiempo Fernández negó la existencia de la fiesta, inculpó a su mujer, se enojó con los medios. También reconoció haber cometido un error, sin alcanzar a ritualizar una disculpa (rito que exige que sea reconocida y aceptada por el agraviado), por eso el encuadre “error” que repitieron al unísono y literalmente los funcionarios de Gobierno y candidatos albertistas, muestran algunos sondeos de opinión que no fue satisfactorio para el público.

Intento de control

Lo más sorprendente de la respuesta, sin embargo, vino después, con la publicación en medios oficialistas del video de la fiesta. Podría tratarse de una estrategia de inoculación política. Mario Riorda redactó un hilo en Twitter sobre este asunto: “La inoculación política es un acto comunicativo que motiva al votante a consolidar sus actitudes y, con ello, hacerlo menos susceptible a posteriores intentos de persuasión. ¿Cómo funciona? Se le da argumentos en contra de un posible ataque antes de que el ataque se haya dado”. De ser así, podría responder la difusión del video a esta estrategia. Parece que no: “Queda absolutamente claro que la inoculación debe ser una acción previa y de antelación, sin lo cual perdería toda su eficacia. Si no es previa, su efecto es cercano a cero. Si es posterior, se asemeja a un pedido de disculpas”.

Más parece un intento desesperado de acelerar el climax del escándalo antes de las PASO, para darle tiempo al rápido proceso de olvido del electorado.

Tres opiniones de tres expertos divulgadas desde tres medios muestran como desde la academia se puede ayudar a comprender situaciones complejas mientras están sucediendo si se cuenta con las claves de lectura que aporta la reflexión.

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