Las increíbles cábalas de Penélope Cruz a la hora de viajar en avión
La exitosa actriz se animó a revelar algunas manías extrañas y sorprendió con su mecanismo antes de subirse a un aeroplano.
En el espectro de las cábalas no abundan los sustentos científicos, todo lo contrario. Esas maniobras que se ejecutan como protección o en búsqueda de completar con éxito una acción. En el mundo artístico pululan por doquier, sobre todo en el ámbito del teatro, donde los actores acuden a diversos modismos para asegurarse que la función se desarrolle con solvencia.
Claro que cada uno tiene sus manías, lejos de diseminar el origen solo se atina a respetarlas. Penélope Cruz también cae en esos comportamientos, al punto que se ha animado a revelar que en otras etapas de su vida navegaba por una enorme cantidad de supersticiones.
La actriz se encuentra en pleno auge y gira de promoción de la nueva película de Pedro Almodóvar, Madres paralelas, que protagoniza y que le generó el reencuentro con el director para trabajar juntos por séptima ocasión.
En ese raid de difusión del film, Cruz y Almodóvar se sentaron a charlar con el enorme Dani Rovira, en un living de un hotel de Madrid. En esa conversación, el comediante trajo a colación el tópico de las supersticiones, esas creencias mágicas que no se argumentan en hechos empíricos.
Así, Penélope sorprendió al revelar: "Yo era más supersticiosa antes. Me he quitado muchas manías que tenía, muchas supersticiones absurdas. Me quitaban mucha energía". Por su parte, Pedro aseguró: “No soy supersticioso, creo que te debilita”.
Con su amabilidad característica y ese tono tan cercano, Cruz se inmiscuyó en otras cábalas, unas conductas peculiares que realiza sobre todo a la hora de abordar un vuelo. Algo llamativo para una celebridad de su calibre, que viaja en avión con una altísima frecuencia al año.
Entonces, la española reveló un trastorno peculiar: “Mis cosas raras con los aviones, yo, cuando entro, salgo y vuelvo a entrar”. Una confesión extraordinaria, que genera una imagen fantástica de Penélope dando vueltas antes de subirse en un aeroplano. ¿Quién lo hubiese imaginado?
Para agregarle un toque más impresionante a todo esto, Almodovar aportó una lectura interesante de lo que contó Cruz: "Eso son más bien neurosis, todo lo relacionado con médicos, aviones...". Lo cierto es que la bella Penélope también padece de algunas triquiñuelas de la mente, como cualquier mortal.