El sorprendente talento oculto de Bradley Cooper, fuera de Hollywood

Bradley Cooper viene cerrando un 2023 de excelencia con su nuevo filme Maestro, un drama biográfico que protagoniza pero también dirige, el cual se estrenó hace apenas unos días por estas tierras. Pero no sólo en lo interpretativo está yéndole excelente, ya que ahora parece haberse abocado a un nuevo negocio donde deslumbró a todos con su talento oculto: preparar sándwiches.

Desde hace ya varios años que Bradley Cooper es uno de los actores más destacados de Hollywood. Se pueden mencionar muchos de los éxitos que protagonizó a lo largo de su carrera, aunque por estas horas viene de ser noticia por una situación alejada de la meca del cine.

El actor 48 años acaparó la atención de todos los neoyorquinos luego de que el pasado miércoles fuera visto atendiendo un food truck especializado en la elaboración de cheesesteak. Una habilidad que muy pocos conocían.

Este negocio de comida rodante se trata de una copropiedad que tiene con su socio comercial Danny DiGiampietro, quien ya tiene experiencia en el rubro como dueño de Angelo’s Pizzeria, ubicado al sur de Filadelfia, en Pensilvania. La marca lleva por nombre Danny & Coop’s Cheesesteaks.

El nuevo emprendimiento del intérprete, que particularmente en 2015 protagonizó el fime Una buena receta, resultó todo un éxito. Rápidamente recibió el apoyo de la comunidad y los transeúntes de New York, aunque su negocio no se privó de recibir la visita también de otras estrellas.

Entre las compras más destacadas que recibió Bradley Cooper en su nuevo negocio estuvieron las de su ex pareja y madre de su hija, Irina Shayk y la de su actual interés amoroso, Gigi Hadid. A él se lo pudo ver feliz y sonriente en todo momento.

Bradley Cooper, su socio y el equipo se prepararon desde primera hora junto a su food truck y se ubicaron sorbe la West Third Street, casi esquina con la sexta avenida del Greenwich Village en Nueva York, para poder vender los clásicos sándwiches cheesesteak característicos de Pensilvania.

Cada uno de estos sándwiches tenía un costo de 10 dólares, aunque las ganancias no fueron hacia el actor y sus socios, sino que se trató de una colecta para una fundación sin fines de lucro dedicada a la alimentación de los locales más necesitados.