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Día del Vino Argentino: un festejo en un año entre luces y sombras

Como cada 24 de noviembre, el país celebra a la Bebida Nacional en un festejo inédito en el mundo. Lo bueno y lo malo de 2025 desafiante para la industria.

Cada 24 de noviembre se celebra el Día del Vino Argentino Bebida Nacional. 

Cada 24 de noviembre se celebra el Día del Vino Argentino Bebida Nacional. 

Este 24 de noviembre, como ya sucede desde 2010, se celebra en el país el Día del Vino Argentino Bebida Nacional. Se trata de una fecha que desde sus inicios busca resaltar el valor cultural que tienen el vino y la vitivinicultura, su arraigo con la tierra y su rol constitutivo en la identidad de los argentinos. Pero este año, el festejo se desarrolla entre luces y sombras, con un 2025 que ha dejado hasta el momento tantas buenas como malas noticias para la industria.

Si nos centramos en lo que ha pasado solo en los últimos meses, que bien puede trasladarse lo sucedido en los últimos años, el vino argentino acumula tantas alegrías como tristezas. Si miramos el vaso medio lleno, podemos quedarnos con la postal que dejan los reconocimientos internacionales que dan cuenta del prestigio que ha ganado el país en las últimas décadas, con bodegas entre las mejores del mundo y vinos con puntajes de élite para la crítica internacional.

Pero, si miramos el vaso medio vacío, la foto es mucho menos glamorosa y genera otras sensaciones: una industria en crisis que tiene empresas en una delicada situación financiera, productores que se ven obligados a abandonar la actividad por la baja rentabilidad, caída en las exportaciones y un consumo interno en picada.

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El vino argentino celebra el 24 de noviembre su día.

El vino argentino celebra el 24 de noviembre su día.

Las luces de la vitivinicultura

El Día del Vino Argentino Bebida Nacional es una buena oportunidad para hacer un repaso de los logros que han acumulado las bodegas durante este 2025. Si nos quedamos con lo más reciente, encontramos siete que quedaron posicionadas entre las 50 mejores del mundo en los World’s Best Vineyards 2025.

Pero este no es el único listado que ha puesto su vista en Argentina y la ha posicionado como lo mejor en la vitivinicultura mundial, entre los más prestigiosos y respetados podemos mencionar otro como el de Forbes, que eligió a 17 establecimientos de Mendoza, Salta y Río Negro entre las 50 más destacadas.

Y también distinciones individuales que elevan la propuesta argentina, como la de Doña Paula, que fue elegida como la mejor en la categoría Prácticas Sustentables en los Best Of Wine Tourism 2025, celebrados en Burdeos, Francia, hace solo dos semanas. La firma lujanina recibió el Oro Internacional por parte de Great Wine Capitals.

En materia de vinos, la cosecha de galardones también ha sido abundante. Este año dos vinos alcanzaron los tan buscados 100 puntos Parker. Matthew Luczy, crítico de vinos para Sudamérica del reconocido medio especializado Robert Parker Wine Advocate, le dio puntaje perfecto a Zuccardi Piedra Infinita Gravascal 2021 y El Enemigo As Bravas Malbec 2018.

En los Decanter World Wine Awards 2025, donde el jurado cata a ciegas más de 17 mil etiquetas provenientes de todo el mundo, el Rutini Single Vineyard Malbec Gualtallary 2021, de Rutini Wines, fue galardonado con el “Best in Show”, un premio reservado solo para el 1% de todos los vinos participantes y también ganadores de medalla de Oro y de Platino.

Y, por supuesto, este 2025 el mejor Malbec del mundo fue argentino. De acuerdo al International Wine Challenge (IWC) este año el Phebus Gran Reserva Malbec, de bodega Fabre Montmanyou, se quedó con el trofeo al más destacados de los vinos de esta cepa y además obtuvo medalla de oro y 96 puntos de calificación de un jurado de 250 expertos internacionales.

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Al centro, Phebus Gran Reserva Malbec, de bodega Fabre Montmanyou, elegido como el mejor Malbec del mundo.

Al centro, Phebus Gran Reserva Malbec, de bodega Fabre Montmanyou, elegido como el mejor Malbec del mundo.

Las sombras del 2025 para el vino

Así como los reconocimientos dejan más de un motivo para brindar, la otra cara de la moneda invita a replantearse algunos abordajes en la industria. Con un 2025 que se ha presentado desafiante para la economía argentina en general, algunas empresas de la vitivinicultura han tenido serias dificultades.

El caso más representativo, aunque no el único, es el de Bodega Norton, que a la difícil coyuntura general le sumó desmanejos intrínsecos que los llevaron a finales de octubre a pedir el concurso preventivo de acreedores por una deuda que supera los 64 mil millones de pesos, donde los mayores perjudicados son una larga lista de proveedores locales claves en la cadena de valor de la vitivinicultura.

En los números, el 2025 se pinta de rojo. De acuerdo a las más recientes del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), en el mes de octubre la comercialización de vinos en el mercado externo dejó una caída de 9,6% en la comparación interanual, lo que llevó al acumulado de los diez primeros meses del 2025 a un negativo de 6,5% respecto al mismo periodo del año anterior.

En tanto, en el mercado interno, el crecimiento del 4,4% interanual que marcó el mes de septiembre no fue suficiente para revertir la baja de 2,5% que acumulan los despachos en Argentina en los primeros nueve meses del año, respecto a 2024. El dato positivo pasa por el crecimiento del consumo per cápita en el país, que en este periodo ha crecido un 32,2% en comparación con el año anterior.

Sin embargo, ese último dato no es suficiente para remontar una estadística que viene en franco descenso desde hace dos décadas. Con mínimos altibajos en el medio, Argentina pasó de 29,2 litros per cápita anuales en 2005 a 16,3 litros consumidos en promedio por los argentinos en 2024.

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El consumo de vino en Argentina viene en descenso desde hace décadas.

El consumo de vino en Argentina viene en descenso desde hace décadas.

A eso se le suma la pérdida de superficie cultivada en todo el país. Solo en 2024 se perdieron 988 viñedos y un total de 4.901 hectáreas. Y si la comparación la llevamos a los últimos diez años, desde 2015 al año pasado se perdieron 3.010 viñedos y un total de 24.762 hectáreas.

Mendoza ha sido la provincia que mayor cantidad de hectáreas perdió en este tiempo y, aunque una región como el Valle de Uco tuvo un crecimiento, el Este mendocino, que concentra el mayor volumen de producción de todo el país, fue el que más perdió en este periodo con casi 10.000 hectáreas de viñedos erradicadas de San Martín, Santa Rosa, Rivadavia, Junín y La Paz.

Esto va de la mano de la pérdida de rentabilidad del sector, donde los productores primarios son los más perjudicados y aseguran estar atravesando “la peor crisis en décadas” que ha dejado más de 100.000 puestos de trabajo en la cuerda floja.

En el medio queda la discusión que se desató por la desregulación de la actividad, donde la eliminación de 973 normativas que aplica el INV centró la polémica entre la dicotomía de la desburocratización y la pérdida de trazabilidad en el vino argentino

Aunque el panorama parezca totalmente desalentador, no es más que un repaso que invita a reflexionar sobre la realidad de la vitivinicultura para poder seguir encontrando motivos para brindar por el Vino Argentino y que no deje de ser la Bebida Nacional y un emblema de la pujanza y la identidad de todo un país.