Religión

San Cayetano: por qué cada 7 de agosto celebramos al santo del trabajo

Es el patrono del pan y el trabajo. Cada 7 de agosto, miles de personas se congregan para agradecer y pedirle al Santo de la Providencia. Este año será especial porque vuelve la celebración tras dos años de pandemia.

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MDZ Sociedad domingo, 7 de agosto de 2022 · 09:27 hs
San Cayetano: por qué cada 7 de agosto celebramos al santo del trabajo
Foto: Archivo

Cada 7 de agosto, la Iglesia Católica celebra a San Cayetano, conocido como el santo patrono del pan y el trabajo. Este año en particular es especial para los fieles ya que vuelven a reunirse a las afueras de las parroquias después de dos años en pandemia. Tras tanto tiempo, podrán volver a formar parte de los ritos tradicionales para pedir y agradecer. 

El santo es particularmente festejado y querido por el pueblo argentino, quien en momentos de incertidumbre y expectativa económica, pide por pan y trabajo. El mayor santuario de San Cayetano en el país se encuentra en Liniers, Buenos Aires. Recientemente, publicaron un mensaje invitando a los fieles a volver a formar parte del festejo.  "Todo el mes de agosto es día 7 y este año del reencuentro queremos celebrarlo junto a todos con inmensa alegría, vení al santuario de San Cayetano y traé a una persona que no conozca su casa de Liniers", invitan desde la institución.

Quién fue San Cayetano

Cayetano de Thiene nació en Vicenza, Italia, el 1° de octubre de 1480 en el seno de una familia adinerada. Estudió Derecho en la Universidad de Padua y se mudó a Roma, donde lo nombraron protonotario apostólico del Papa Julio II. Estando al servicio del Papa, llegó a participar del V Concilio de Letrán. Cuando el Pontífice murió en 1513, Cayetano dejó la vida cortesana y empezó a prepararse para el sacerdocio y fue ordenado al cumplir los 35 años.

Desde joven comprendió que los bienes materiales no eran importantes y que toda su vida se dedicaría a dar al prójimo. A los pocos años de ser ordenado, fundó el Oratorio de Amor Divino y la Orden de los Teatinos. De por medio, retornó a su ciudad natal y se dedicó a la fundación y dirección de hospitales para tratar enfermos incurables, en su mayoría de sífilis

Luego de ser torturado durante el saqueo de Roma, el Cayetano fue enviado a Nápoles, lugar donde se dedicó a pleno a sus tres tareas: pan, salud y trabajo. Asistió a pobres y a enfermos, y junto al Beato Juan Marinoni fundó los “Montes de Piedad”, una organización de beneficencia para auxiliar económicamente a los más pobres y combatir a los usureros de la época. Ese grupo sería lo que hoy es el Banco de Nápoles.

El Santo falleció el 7 de agosto de 1547 y se dice que cuando ya estaba muy enfermo, el médico le recomendó que ponga un colchón sobre las tablas que dormía, pero el contestó: “mi Salvador murió en la cruz; dejadme, pues, morir también sobre un madero".

Tres oraciones a San Cayetano

Oración I

¡Oh glorioso San Cayetano! Aclamado por todas las Naciones; Padre de Providencia, porque con portentosos milagros socorres a cuantos te invocan con fe en sus necesidades. Te suplico me obtengas del Señor oportuno Socorro en las angustias presentes y sea ello prueba de la bienaventuranza eterna. Amén.

Santísima Trinidad ¡Oh Divina Providencia! Concédeme tu clemencia, por tu infinita bondad, arrodillado a tus plantas, a Ti portento de toda caridad, te pido por los míos casa, vestido y sustento.

Concédenos la salud, llévanos por buen camino, que sea siempre la virtud que guie nuestro destino. Tú eres toda mi esperanza, eres el consuelo mío, en Ti creo, en Ti confío. Tu Divina Providencia se extienda a cada momento para que nunca nos falte casa, vestido, sustento y los Santos Sacramentos en el último momento.

Oración II

Glorioso San Cayetano, aclamado por todos los pueblos padre de providencia porque socorres con grandes milagros a cuantos te invocan en sus necesidades: acudo a tu altar, suplicando que presentes al Señor los deseos que confiadamente deposito en tus manos.

(Aquí se expresan las gracias que se desea obtener)

Haz que estas gracias, que ahora te pido, me ayuden a buscar siempre el Reino de Dios y su Justicia, sabiendo que Dios (que viste de hermosura las flores del campo y alimenta con largueza las aves del cielo) me dará las demás cosas por añadidura. Amén.

Oración III

¡Oh glorioso San Cayetano Padre de la Providencia!, no permitas que en mi casa me falte la subsistencia y de tu liberal mano una limosna te pido en lo temporal y humano.

¡Oh glorioso San Cayetano!, Providencia, Providencia, Providencia.

(Aquí se pide la gracia que se desea conseguir)

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Jaculatoria. Glorioso San Cayetano, interceded por nosotros ante la Divina Providencia.

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