Pobreza que duele

"Un pan, un tecito y a la cama": la dura realidad de una mamá múltiple

La pobreza que se vive en los barrios más vulnerables es contada en primera persona por una mendocina que día a día repiensa estrategias para que nada les falte a sus hijos. En pocos días tendrá a su sexto hijo y reparte su tiempo entre el trabajo en una verdulería, la casa y los niños.

Zulema Usach
Zulema Usach miércoles, 6 de abril de 2022 · 09:00 hs
"Un pan, un tecito y a la cama": la dura realidad de una mamá múltiple
Foto que ilustra la necesidad que vive Romina, al igual que miles de mendocinos y sus familias Foto: Pixabay

En poco menos de un mes, Romina Roca (36), tendrá entre sus brazos a su sexto hijo. A pesar del cansancio y las molestias que a esta altura del embarazo siente su cuerpo, no ha faltado ni un solo día a su trabajo. Ella es quien mantiene la casa, atiende a sus hijos de 16, 14, 10, 8 y 7 años, los ayuda con las tareas y hace lo que más puede para que el pan de cada día no les falte.

Si en la verdulería donde atiende por horas a los clientes que van llegando quedan restos de frutas y verduras al final del día, entonces Romina se las ingenia para hacer comida con algo de vitaminas. “Si tengo unos fideítos o arroz, los combino con alguna verdurita. Pero si no, a veces no queda otra que comer los fideos blancos o lo que haya. Anoche no nos quedó otra que tomar un tecito con un pan, y a la cama”, dice la mujer que en los días en que funciona el comedor comunitario del barrio se acerca para lograr complementar el almuerzo o la cena para sus hijos.

Lejos de ser un caso aislado, Romina forma parte de, al menos, las 900 mil personas que en Mendoza son pobres o indigentes, de acuerdo a los últimos números sobre el tema aportados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec). El dato surge de una aproximación a la realidad, en función del total estimado de población para la provincia, en la que el 44,6% es pobre y el 7,2% es indigente. Es ella, quien se atreve a poner en palabras aquello que en los números se pierde. Es la prueba de que en los barrios más pobres, el hambre se siente. 

Romina prefiere resguardar las imágenes de sus hijos; prefiere no exponerlos y siente que en realidad su caso es uno de los tantos que pueden encontrarse en la barriada, donde las necesidades se cuentan por miles. Cuenta que hace siete años se separó del padre de sus hijos y que el bebé que espera es fruto de una nueva relación. “Vivimos con mi abuela y nos ayudamos mutuamente. Con mi pareja no convivimos; yo lo prefiero de ese modo”, explica para detallar que “el desafío desde que se levanta es lograr que a sus hijos no les falte nada”. Sin embargo, el día a día para poder garantizarles la comida, se le vuelve cada vez más complejo.

“Antes en el almacén podía encontrar harina o algunos productos más económicos, pero ahora no. Desde hace un tiempo se nota que faltan productos, al igual que el aceite. Está todo tan caro que ni siquiera la tarjeta Alimentar nos alcanza para lo básico”, dice Romina y asegura que en los comercios ya no es posible conseguir el paquete de fideos (los más económicos) por $70. “El aceite está carísimo. Aunque busque el más barato, todo está muy caro”, agrega la mujer y detalla que las ofertas en las despensas ya no existen y que en su barrio el hambre entre las familias es un punto que pesa y mucho. 

Romina espera a su sexto hijo para los próximos días

El dinero de la asignación, asegura esta mamá numerosa, por lo general es destinada a la compra de útiles, fotocopias, cuadernos y materiales que los chicos necesitan para poder ir a la escuela. “Mi hijo más grande necesita muchos materiales, él quiere ser maestro mayor de obras y yo sé que lo va a lograr”, comenta Romina convencida de que acompañar a sus hijos en sus estudios y motivarlos, es la única manera de poder construir un mejor porvenir.

Para hacer que cada ingrediente rinda al máximo en su mesa, la mujer aprovecha el tiempo que está en la casa y se dedica a amasar ella misma el pan. “También les hago sopaipillas y con algo de leche que podemos darle a los más chiquitos gracias al merendero ahí vamos logrando que coman mejor”, comenta y asegura: “con el tema del pan es un desafío de todos los días porque además ahora si vas al súper solo podés comprar de a dos harinas más baratas. Yo necesito más harina para hacer y que rinda”, cuenta la mamá numerosa. Para quienes deseen colaborar con la familia, el número de teléfono de Romina es 2612152156.

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