Elecciones 2019

La UCR ante Macri y la fórmula FF: "Ni pelado ni con dos pelucas"

La provincia más díscola dentro de la UCR ya cerró filas dentro del frente Cambiemos. La Coalición Cívica, lo hizo a escala nacional y solo falta un paso formal del radicalismo nacional que tiene que mover su megaestructura territorial en los próximos días.

domingo, 19 de mayo de 2019 · 16:12 hs

A la sorpresa inicial del "renunciamiento histórico" de Cristina Kirchner al designar a su precandidato a presidente le siguió el alivio. Los radicales creen que lejos de quedar en la historia como una neo Evita, se autoadjudicó un rol isabeliano, aunque todo es bastante más complejo que los memes en contra que circularon por las redes. Lo realmente importante es la consecuencia electoral, la primera ficha de un efecto dominó que podría empujar a la justicia.

Lo que está sucediendo en los sótanos del peronismo es una especie de puja entre los que buscan salvar, perdonar o resignificar a los empresarios que pagaron coimas y, por lo tanto, por primera cayeron en las redes de la justicia, aquellos que las pidieron y están presos o por caer en prisión y los sindicalistas que por primera vez en la historia perdieron su poder cuasi monárquico. Esa es una especie de "PASO subterránea" que genera todo lo que vemos en la superficie.

Pero el oficialismo no goza de salud plena: en muchos casos se vuelven en contra del organismo nacional de Cambiemos sus propios anticuerpos. Este fin de semana recibieron dos vacunas contra la dispersión mientras esperan el tratamiento definitivo de la Convención Nacional de la UCR. La UCR bonaerense, siempre rebelde y posiblemente, más remisa en reconocer el avance de los tiempos, respaldó en su propia convención territorial la pertenencia a Cambiemos. Lo hizo también el partido de Lilita Carrió.

¿Qué pasará en la reunión de radicales de todo el país el 27 de mayo en Parque Norte? Este partido que es casi una confederación de radicalismos provinciales, seguirá en Cambiemos.

Nada es tan grave como se hace sentir en las discusiones electrónicas de sus referentes. Así como cuando los peronistas se gritan, "como los gatos se están reproduciendo" (tal la frase de Juan Perón reinvidicada por Antonio Cafiero), los radicales cuando se amenazan con escisiones están pidiendo que alguien les de un cargo. Y la idea es que lo tengan, parece ser, pero en tanto capitalicen su energía consiguiendo, al menos, poder local, gestión y respaldo de la sociedad.

Como bien lo ha contado MDZ, no sufren una enfermedad interna terminal, como parece.

A diferencia de otras fuerzas que se rigen por la espontaneidad de algún dirigente o por las recomendaciones que surgen del estado de ánimo de algún gurú, la UCR es una megaestructura construida por un entramado que nace en los municipios y que contiene capas geológicas de dirigentes que adhieren a uno u otra tendencia que la fuerza ha tenido a lo largo de la historia, por el centro político, por el lado socialdemócrata o desde las posiciones más cercanas a lo conservador. Pero también hay sectores que miran su propia experiencia práctica: ganan o no, gobiernan o no, tienen perspectivas de futuro o no. Y así se comportan. Por lo tanto, que la UCR tome una decisión no es como conducir un Fiat 500 von un par de personas a bordo, sino similar a las decisiones de un crucero en estado de asamblea que tiene que definir su cruzar el Atlántico o recorrer el perímetro del continente.

En definitiva, tal como se afirma desde adentro, la situación es simple dentro de su complejidad: la Convención Nacional decidirá ratificar su pertenencia a Cambiemos, intentará ampliar su base a otros sectores con dos objetivos: mantenerse en el poder (ganar) y frenar el retorno del kirchnerismo (no indultar a nadie en la PASO de coimeros y coimeados).

Para ello seguramente emitirá un documento lo suficientemente crítico para mostrarse vigoroso como partido e independiente frente a lo más amarillo del Pro, generoso hacia los expectantes sectores del peronismo no K y el progresismo huérfano, pero también con el Pro dialoguista y territorial, que existe y que quiere ser mucho más que un partido vecinal porteño.

De tal modo, le dará mandato al presidente del partido que sigue siendo Alfredo Cornejo. Y él, ahora sí, certificará sus propias credenciales, propuestas y alternativas, que los mendocinos ya conocemos. Ni tan grave ni tan fácil, Cambiemos seguirá en pie y, posiblemente,  hasta logre que Mauricio Macri y su alter ego Marcos Peña comprendan que su sola presencia en el Estado no garantiza nada, sino que hay que tener un programa exitoso y generar un horizonte de ilusiones posible de cumplir para la toda la sociedad.

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