Opinion

Mahlknecht, mi abuelo el escultor

Si alguna vez visitas un templo católico en La Argentina o un país vecino y observas con atención el altar, las imágenes y hasta los bancos porque te llamaron la atención tanto su diseño como la ejecución, y entonces preguntas quienes los hicieron, seguramente te responderán: los Hermanos Mahlknecht

Juan Mahlknecht sábado, 27 de agosto de 2022 · 18:16 hs
Mahlknecht, mi abuelo el escultor
El abuelo Augusto, su mujer y sus nietos Foto Juan Mahlknecht

Los padres de Augusto, mi abuelo, fueron Juan Bautista Mahlknecht y Luisa Senoner y de esta unión nacieron catorce hijos. Su padre tenía su propio taller de construcción de altares donde la madre era también tallista de crucifijos. Allí fue donde aprendió el oficio que perfeccionarían en la escuela de artes y oficios y desarrollaría junto a sus hermanos Leo y Vigilio con singular suceso en la Argentina.

La emigración 
Foto Juan Mahlknecht

En 1924 Leo decidió ir a la Argentina con su amigo y también habitante del valle, Leo Moroder. Vigil y Augusto, mi abuelo, imitarían la odisea en 1926 y 1929 respectivamente. Con la intención de estar solo un tiempo, se establecieron en el barrio de Chacarita, aunque volvieron una vez y de visita a su tierra natal.

En Buenos Aires, en marzo de 1937 dieron forma legal a su sociedad: “…los señores Leo, Vigil y Augusto forman una sociedad comercial de carácter colectivo con el objeto de dedicarse a la industria de artes para el culto católico. La sociedad girará bajo el rubro de Mahlknecht Hnos., teniendo la dirección y administración y uso de la firma todos los socios indistintamente para todos los actos, contratos y operaciones que se relacionen con los negocios sociales”

En su establecimiento llegaron a emplear a más de 40 artesanos entre escultores, tallistas, ebanistas, pintores, marmoleros y ornatistas y en el tallado de madera y carpintería, algunos eran originarios del Tirol del Sur.

Trabajaban como un equipo perfecto; lo confirma el siguiente párrafo tomado de un libro sobre la obra de la Catedral de La Plata: “Siempre trabajamos en equipo, distribuyendo y compartiendo la tarea. …Y aunque Augusto era quien generalmente proyectaba y ordenaba las formas, las tareas eran siempre trazadas, estudiadas y discutidas en conjunto …Los tres hermanos fuimos escultores, tallistas y pintores”.

Cada obra, por pequeña que fuere, era de creación y realización propia y única. Así lo dicen, por ejemplo, en una carta enviada al Pbro. Benjamín Fernández de la iglesia de Altos de Chipión, de Córdoba, el 19 de diciembre de 1944:

“…y lamentamos no poderle enviar catálogo por cuanto no tenemos; pues nuestra casa no posee ninguna clase de modelos determinado pues todos los trabajos se realizan a pedido expreso de nuestros clientes, basados sobre planos y proyectos originales, todos estos creación exclusiva de nuestra casa”.

Su arte llegó a todo el país. Desde Abra Pampa, provincia de Jujuy con una pila bautismal, — todavía se conserva el dibujo de la pila y una tarjeta de quien la encargó, el R.P Beck, con una nota escrita en alemán, y utilizando el alfabeto gótico-, hasta Puerto Deseado, provincia de Santa Cruz, con los altares dedicados a San José y al Sagrado Corazón para el Santuario de María Auxiliadora, de los Padres Salesianos. Y desde Paso de los Libres, provincia de Corrientes con el altar mayor y sagrario para la capilla del Hospital San José en 1945, hasta la ciudad de Mendoza, con obras para la Catedral y el Colegio María Auxiliadora. Templos de Chile, Bolivia, Paraguay y Uruguay poseen obras proyectadas y realizadas en el taller de los hermanos Mahlknecht.

Una de sus obras más destacadas en la Argentina es el proyecto y la ejecución del Coro de los Canónigos, en estilo neogótico y madera de roble de Eslavonia para la Catedral de La Plata.
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Obras relevantes en la Ciudad de Buenos Aires De estilo barroco la ejecución del altar mayor, altares laterales y púlpito de la parroquia de Nuestra Señora del Carmelo, de los Padres Carmelitas.

Iglesia "San Martin de Tours"
Foto Juan Mahlknecht

En estilo románico y utilizando como material la piedra han realizado el altar mayor, púlpito y confesionario para la parroquia San Martín de Tours, de los Padres Agustinos.

El santuario nacional de Santa Rosa de Lima, patrona de la América del Sur, de estilo bizantino, cuenta también con obras ejecutadas en mármol por los Hnos. Mahlknecht. .

Un templo significativo de Buenos Aires, erigido alrededor de 1780, en estilo colonial, es la parroquia y basílica de Nuestra Señora Del Socorro. En ella han realizado trabajos y arreglos en mármol, madera y bronce, durante cerca de diez años. Para los padres jesuitas realizaron en la Iglesia del Salvador el altar dedicado a San José y el púlpito; en la Iglesia Regina Martyrum un altar dedicado a San Ignacio de Loyola, ambos en mármol y de estilo neoclásico, y trabajos para la Capilla Doméstica en el Colegio del Salvador; y para la capilla del colegio de la Inmaculada Concepción en la provincia de Santa Fe.

Fuera de Buenos Aires

Obras destacadas como el altar mayor de la iglesia del Colegio Apostólico San Francisco Javier y parroquia de la Santísima Trinidad en Rafael Calzada, provincia de Buenos Aires.

Para la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción, San Jerónimo Norte, provincia de Santa Fe, realizaron trabajos en mármol y en madera.

Proveyeron de bancos y confesionarios a la parroquia de Stella Maris, en la Base Naval de Puerto Belgrano, principal base de la Marina de Guerra de la Argentina. Realizaron los trabajos del altar mayor, altares laterales, púlpito, confesionarios y comulgatorio para la iglesia y la capilla de la Guarnición Aérea Córdoba, la base aérea militar más importante de la Argentina.

En Tucumán, para la parroquia y santuario nacional Nuestra Señora De la Merced, el nuevo altar mayor dedicado a la Virgen de la Merced, nombrada Generala del Ejército Argentino en 1824 en agradecimiento por su protección en la batalla de Tucumán contra los españoles durante la guerra de la independencia, y dos altares laterales. Para el Santuario Nacional de Nuestra Señora de Luján proveyeron el comulgatorio del Santuario y el comulgatorio y trono del Camarín de la Virgen.

Entre la obras realizadas para otros países americanos se destacan, en Chile el imponente altar mayor realizado en mármol para el Templo Nacional de Adoración Perpetua del Santísimo, de los Padres Sacramentinos; en Paraguay el altar mayor del Templo de Nuestra Señora De la Asunción, y en Uruguay, la Custodia Monumental de Adoración Perpetua del Santísimo para el Santuario Nacional del Sagrado Corazón en el Cerrito de la Victoria.

Un hecho que dificulta hacer una reseña más completa de sus obras es que no firmaban ni identificaban sus obras, y en la mayoría de los dibujos y planos de proyectos tampoco indicaban el destino o comitente del trabajo. Tal es así que en una carta que les escribe un cura párroco, entre otras cosas, dice: “… pedíamos también se nos enviara una etiqueta de metal o plástico con el nombre de la casa, para colocar en la estatua. Nos extrañó sobremanera que una casa del prestigio de Uds. no haga constar su procedencia aunque sea en un lugar oculto de la obra”. “Suficiente con que las vea Dios”, fue la respuesta.

Tampoco le daban al aspecto comercial más importancia que la que, a juicio de ellos, tenía. Y a juicio de ellos tenía la estrictamente necesaria para mantener la marcha de la firma. Su meta era realizar el mejor trabajo posible.

Una anécdota que refleja a Augusto: siendo adolescentes, muchas veces, los hijos en las vacaciones escolares llevaban planos, presupuestos y notas a los clientes (cadetes). Una vez, a uno de los hijos le tocó llevar un mensaje al colegio Jesús María, donde lo recibió la Madre Superiora y le dijo: “- ¿hijo de Augusto?, ¡Qué persona correcta su padre!. Hace poco le hemos pedido un presupuesto por un trabajo, lo pasó y fue aprobado. A los pocos días nos llamó diciendo que se había equivocado y que el precio pasado no era el que correspondía. Lógicamente, nosotras nos asustamos y pensamos: ahora va a pedir un precio más alto. Pero no fue así. Al contrario. Nos dijo que se había equivocado y que el importe que correspondía era menor al que él había presupuestado y nosotras aprobado”.

Los tres fallecieron en Buenos Aires, luego de más de cincuenta años de fecunda labor. Leo en 1978, Augusto en 1980 y Vigil en 1988

Juan Mahlknecht

 

 

 

 

 

 

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