elecciones
Ya está el ring; falta identificar a los titanes
La tarea que hay que hacer por Mendoza es titánica. No le servirá a nadie destruir la escalera con la que se intenta salir del pozo. Y tampoco es suficiente que haya una escalera si nadie la puede subir. Hay un ring y una pelea. Faltan los titanes capaces de dar lo mejor de sus equipos. O seguir con la fantochada de aquellos "Titanes en ring", que entretenían pero que era todo mentira.
Sacar a Mendoza de la chatura en la que se ido estancando en las últimas década es una tarea de titanes. Lo más probable es que no resulten útiles -para ese fin- amontonamientos entre aquellos que coadyuvaron a que la que alguna vez fue soñada como "la California argentina" esté en las condiciones en que está.
Aquí hay que dividir los análisis, habida cuenta de que una valoración debe otorgarse al diagnóstico real y otra, a las opiniones o jugarretas sectoriales en torno a la situación provincial.
El exageradamente celebrado hecho de que haya elecciones cada dos años, como si eso solo garantizara el ejercicio democrático, está ayudando bastante a cavarnos el pozo en el que estamos y poco a la actitud resiliente de una dirigencia multisectorial que en muchos casos hasta parece sentirse cómoda en donde está, sacando su cuota de oxígeno suficiente para respirar ahora, aun cuando sabe que está consumiendo el que les podría garantizar vida o muerte a sus hijos y nietos.
Hay un ring en la pelea política y económica en el que no se identifica claramente, todavía, a los titates, mientras piñas van y piñas vienen. No sirve una discusión de "mentiritas" como aquellos shows montados para la TV. Es imprescindible una confrontación de propuestas.
El electoralismo permanente lo impide, pero tampoco se permite reformular una Constitución en varios puntos anacrónica, a estas alturas con más trabas que legados, que le sigue dando satisfacciones a un grupo conformado por los mismos de siempre y en ocasiones, a oportunistas envidiosos de aquellos suertudos de la historia que, lejos de cambiar la política, le suman su propia mugre.
Un diagnóstico que logró unir a sectores diversos de la producción como son la UIM, la FEM y el CEM, con empresarios de diversa trayectoria, potencia, éxito, suerte, con pasados, presente y futuros variados, dio cuenta de cuestiones que no están siendo discutidas, por ejemplo:
- Entre 2004 y 2016 el Producto Bruto Geográfico de Mendoza disminuyó su participación considerablemente en el Producto Bruto Interno de Argentina, cayendo desde un 3,9% a un 2,8%.
- Esto tuvo su correlato en el PBI por habitante de Mendoza. En el año 2004 el PBI por habitante local representaba el 93% del PBI por habitante de Argentina, valor que cayó hasta el 66% en el año 2016, una representación considerablemente menor.
- Como resultado de las limitaciones productivas locales, la capacidad de generación de empleos formales del sector privado de Mendoza experimento´ una marcada desaceleracio´n. El ritmo de creación de empleos privados formales paso´ de un 8% anual en 2003-2007 a sólo un 2% en 2008- 2013, incluso por debajo del promedio nacional.
La voracidad de una política plagada de lobistas y cazadores de oportunidades nos ofrece el riesgo de que esta campaña electoral en ciernes se vuelva un show de marketing, de lo que "en francés" llamaríamos "tocadas de culo mutuas" para arrancarle al otro la impaciencia.
El panorama es que el oficialismo ha tenido un logro estabilizador de las finanzas provinciales a un costo alto, pero plausible, con una nueva dinámica del Estado que sin embargo está lejos de resultar la mejor y puntos sobre algunas íes que no lo tenían, como por ejemplo la única gran apuesta que se hizo en Educación y que fue el Ítem Aula, pudiendo haber aprovechado el empuje inicial para más, sin dejarlo para después y superando el clásico conformismo, una condición más "menduca" que mendocina.
Bolsones de oposición, en tanto, lejos de plantear su vara más alta con definiciones a fondo, busca bajar la que ya estaba subida. Se unieron, por ejemplo, para defenestrar justo la decisión que había logrado que los maestros estén más tiempo frente a los alumnos, pero sin proponer un método alternativo. Si lo hicieran, empezarían a ser titanes en potencia, porque es evidente que gobernar es bastante más difícil que dar un discurso de campaña y basta para confirmarlo que nos remitamos a los hechos de la historia reciente de Mendoza: una cosa es decir y criticar; otra bastante diferente es ver con qué equipos se cuenta para que las ilusiones sembradas en la pelea electoral broten, florezcan y podamos ver sus frutos.
Las campañas electorales son presentadas, siempre, como la base para discutir "la Mendoza que viene", pero siempre terminamos empantanados en la que tenemos, es decir, en el pasado y el presente. No sucede.
Salvo, que haya una nueva capacidad de visión estratégica en la dirigencia y desprejuicio a la hora de buscar salidas: ¿hay que avanzar con todo lo que potencialmente pueda ayudar a resurgir o no, solo elegir justo lo que está al fácil alcance de la mano? Y eso se logra con equipos sólidos, de gente capaz, que no necesariamente joven ni necesariamente vieja, ni necesariamente amiga entre sí ni con afinidades en el fútbol, para el vino o en cuanto a la historia política. Equipos, codo a codo, de eso se trata.
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