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Bentogate: un fiscal con chaleco antibalas y un acusado que sale por TV

Son las dos caras de un caso que sacude a la Argentina. Uno está encargado de investigar si existe una mafia que cobra coimas en la Justicia Federal. El otro está acusado de ser el líder de esa presunta banda. Cómo se vive la investigación a uno y otro lado de la causa. Imágenes exclusivas.

Jorge Caloiro y Facundo García domingo, 15 de agosto de 2021 · 07:00 hs
Bentogate: un fiscal con chaleco antibalas y un acusado que sale por TV
El fiscal Dante Vega ingresando a Tribunales. A un costado, uno de los custodios de las fuerzas especiales de la Policía de Mendoza Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

Las imágenes echan luz sobre lo diferente que es estar de un lado u otro en la causa de las coimas en la Justicia Federal de Mendoza. El caso, que ya tiene a una veintena de imputados, varios arrepentidos y por lo menos dos muertes dudosas, llegó a los medios de todo el país y subió al máximo la tensión política ante la inminencia de las elecciones

Dante Vega (56) es el fiscal a cargo de investigar si existe una mafia que cobra en dólares a cambio de beneficiar a delincuentes ¿Su principal acusado? Walter Bento (58), probablemente el juez más poderoso de la provincia. Ahí están: uno frente al otro; como si formaran dos signos opuestos del I-Ching. Habitan mundos laterales que conectan con un eje. Y ese eje es un expediente que divide aguas en Tribunales.

Su situación no podría ser más distinta. Vega fue amenazado de muerte por Jaime Alba, un abogado a quien el fiscal sindica como parte de la asociación ilícita cuyo líder sería Bento.  "Lo voy a mandar a saetear. Compré un fusil, setenta lucas, un 308. Compré para que lo maten al culiado (...) No, no, no, ese culiado no sabe donde se ha metido”, se le escucha decir a Alba en la grabación que le tomó un tercero. En consecuencia, el principal investigador en la causa de las coimas llega cada día a su trabajo con chaleco antibalas y custodia de las fuerzas especiales de la Policía de Mendoza, como se ve en este video:

Vidas paralelas

Dos signos opuestos, pues. Vega y Bento tienen carreras que se extienden como dos largas líneas que en ocasiones se entrecruzan. Y cuando se tocan, salen chispas.

El primero cuenta en su historial con el rol que cumplió como principal acusador en más de diez causas por delitos de lesa humanidad. Acusó a cuatro magistrados federales que terminaron con perpetua por su colaboración con la dictadura militar: Otilio Romano, Guillermo Petra Recabarren, Rolando Carrizo y Luis Miret. No es, como se falsea desde algunos sectores, un magistrado macrista. 

El juez Bento, por su parte, llegó a la provincia en 2005 y -en un derrotero no exento de escándalos- es hoy la voz mandante cada vez que hay comicios en la provincia. Ha contribuido a enviar a la cárcel a decenas de imputados por delitos como contrabando, narcotráfico y trata de personas. Pero los rumores sobre negociaciones raras en su entorno no son nuevas ni surgieron ayer.

En 2005, ambos rindieron para cubrir el mismo puesto, pero el presidente Kirchner optó por Bento

Los dos se conocen desde hace tiempo. En 2005 hubo concurso para cubrir la titularidad del Juzgado Federal 1, que estaba vacante. Se postularon justamente Bento y Vega: el entonces presidente Néstor Kirchner optó por Bento siguiendo intrincados motivos de estrategia política. Pero hacia 2012, Vega fue nombrado Fiscal General. Ahora están otra vez frente a frente. Dos hombres, dos mundos laterales que colisionan.

Sin novedad en el frente

A diferencia de Vega, Bento -al menos en apariencia- continúa con su vida normal tras las acusaciones. Sigue yendo a trabajar a su despacho de siempre y sólo se ha tomado licencia de forma excepcional; por ejemplo, cuando le allanaron la casa en busca de evidencias. Por lo demás, en jornadas recientes se expidió sobre asuntos clave para la política local, como las listas colectoras que defiende el Frente de Todos o la candidatura "testimonial" del gobernador radical Rodolfo Suarez.

Bento va y viene por Tribunales y hasta atiende brevemente a la prensa. Y todo mientras se acumulan las fojas de la instrucción donde se lo acusa de haber montado una estructura ilegal para cobrar en dólares y lavar dinero. El Consejo de la Magistratura, que es el organismo que podría decidir su suspensión hasta que se aclaren los tantos, avanza a paso de tortuga renga.

Bento hablando con la prensa hace pocos días.
El juez sigue yendo a su despacho como siempre y no piensa tomarse licencia.

Quienes siguen el caso con atención se preguntan si será sangre fría o confianza en sí mismo. La cuestión es que el imputado no se despeina. A tal punto, que cuando Vega mandó a allanar una caja de seguridad que Bento tiene en un banco, se encontró con un mensaje manuscrito destinado al juez que entiende en la causa, Eduardo Puigdéngolas. Aquí, la foto de la "cartita":

El mensaje para el juez encontrado dentro de una caja de seguridad de Bento: "Puigdéngolas: leé por favor"

Cuando tuvo que declarar, Bento se presentó con su look atildado: azul Francia en composé con el tapabocas. Fueron 30 horas de indagatoria. Pero aún en la mitad de esas largas exposiciones, él salió a tomarse un café, impasible, como se verifica en esta secuencia que lo muestra al lado de Gustavo Gazali, el abogado que lo defiende junto a Mariano Cúneo Libarona.

Vega, por su parte, sigue con la pesquisa que amenaza con salpicar a figuras de distinto signo político. Su investigación incluye el análisis de los bienes de Bento, sus viajes al exterior y la revisión de algunos fallos que le resultan sospechosos. Ya encontró algunas puntas fuertes. Dos abogados -Martín Ríos y Matías Aramayo- dicen haber operado para conseguir las coimas que habrían ido a parar al bolsillo del juez. (Hace diez días, un colaborador de ambos apareció en el baño del buffet donde trabajan: estaba muerto -asfixia- y con una bolsa de nylon atada con cinta scotch en la cabeza).

Y es imposible no notar el contraste: Vega llega a su oficina custodiado, envuelto en el chaleco. La mirada del efectivo que lo acompaña transmite una actitud alerta, atenta a cualquier posible ataque.

Vega llegando a su oficina.

El lector curioso puede ahondar en los retratos tratando de detectar el gesto, el mínimo mohín que revele los procesos que se desarrollan en las profundidades de estos dos antagonistas. El resto es tarea de la Justicia.

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  • Fotos: Alfredo Ponce - Video y redes: Delfina Suárez
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