Un triángulo amoroso desató una masacre en la frontera brasileña
Durante los últimos días se vio un aumento de la violencia en la frontera entre Brasil y Paraguay. Investigadores creen que detrás de la furia hay una historia de amor.
La violencia extrema que se vivió durante los últimos días en la frontera entre Brasil y Paraguay podría tener como trasfondo una historia de amor. Investigadores intentan dilucidar si un triángulo amoroso desató una andanada de muertes que ocurrieron durante el fin de semana pasado.
Las investigaciones comenzaron luego de que Osmar Vicente "Bebeto" Álvarez Grande, de 32 años, fuera acribillado el sábado junto a tres mujeres. La violencia del crimen hizo sospechar de una venganza narco, pero ahora los investigadores apuntan a Faustino Román Aguayo Cabañas, un traficante que mantiene una relación con una joven 22 años menor que él.
Faustino, de 44 años, se encuentra en una celda VIP del penal paraguayo Pedro Juan Caballero. Allí lo encontraron después de los crímenes, acompañado de su novia, Mirna Keldryn Romero Lesme, de 22 años.
Mirna sería el motivo detrás del cruento ataque, ya que, según averiguaron los sabuesos, también salió con Osmar Vicente. El ataque al paraguayo fue sólo uno de una seguidilla de balaceras que llegaron a la friolera de 8 muertes desde el viernes pasado.
Cabañas está detenido por traficar al menos tres toneladas de drogas durante el 2019. Ahora es considerado autor intelectual de la masacre. La sospecha es que el objetivo principal era Bebeto, quien recibió 31 disparos fuera de una discoteca. En un primer momento se sospechó de una deuda, aunque la hipótesis cambió cuando encontraron a Mirna en la celda de Cabañas.
El crimen no deja dudas de que se trató de una ejecución. Bebeto se encontraba con una supuesta novia y dos amigos de la joven, de 19 y 21 años. La camioneta blanca en la que se encontraban recibió más de 100 disparos de diferentes armas. La violencia en el departamento de Amambay está "fuera de control", según el gobernador del estado de frontera Ronald Acevedo, padre de una de las víctimas de la balacera.