A un año de la muerte de Jorge Lanata, Gabriel Levinas recordó a su amigo: "Él todavía pensaba que podía seguir adelante"
El periodista y amigo de Jorge Lanata, Gabriel Levinas, habló en MDZ sobre los últimos días del queridísimo conductor, el impacto de su ausencia en los medios y un gran gesto que tuvo con él.
Entre tantas cosas, Gabriel Levinas fue uno de los columnistas de "Lanata Sin Filtro".
MDZ | Santiago AulicinoEste 30 de diciembre se cumple el primer año de la muerte de Jorge Lanata, uno de los periodistas más influyente de la Argentina, que estuvo atrás de las denuncias más impactantes de las últimas décadas. En este marco, su amigo Gabriel Levinas pasó por MDZ no solo para recordarlo, sino también para reflexionar sobre lo que significó su figura en nuestro país.
La entrevista completa a Gabriel Levinas
- Se cumple un año de la muerte de Jorge Lanata. ¿Cómo es tu vida sin él?
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- La verdad es que yo pensé que me iba a morir antes. Es más, jugábamos con él a qué iba a decir él cuando yo muera. Fue al revés. Pero también es cierto que él estaba hecho pelota y que, de algún modo, ya habíamos dado por supuesto que él zafaba siempre, cosa que había hecho durante años. Técnicamente, no podía estar vivo: tenía insuficiencia cardíaca, respiratoria, renal... y seguía fumando como un caballo, comía, todo eso.
Quince, veinte días antes de que murió, yo tuve una conversación con él de una hora y media donde estaba absolutamente lúcido. Más allá de las discusiones entre las mujeres y qué sé yo, estaba lúcido. Lo conozco antes que ellas.
Es más, yo había hablado con un neurólogo unos días antes, hablaban de daño cerebral, y entonces me dijo: "Mirá, vos probá esto, esto y esto. Si funciona bien, no tiene daño cerebral". Lo que pasa es que, al estar tanto tiempo internado y tener tanta medicación y demás, obviamente va a perder cierta noción de las cosas. Pero el daño cerebral necesita una serie de condiciones que no salía en la resonancia, y tampoco en esto que yo hablé con él; hablé de cualquier cosa y todo recordaba, todo sabía.
- De hecho pasaste la última Navidad también con él, ¿no?
- Sí, esto de la Navidad ya era más que nada acompañarlo porque ya no estaba ya muy ido.
- ¿Ese día le habías leído?
- No, ese día le hablé algunas cosas, le leí alguna cosa. Pero, básicamente, cuando estaba con él, aparte de hablar, le mostraba cuadros justamente como parte de las pruebas (cognitivas) también, y al mismo tiempo, porque le divertía. Le mostraba cuadros y él reconocía a los autores.
- Y también, en el último año, había cambiado mucho como persona. Por lo menos, en el aire se notaba que tal vez reflexionaba más de la vida...
- Por empezar, no respiraba bien. Hubo momentos en que, por ahí, parecía que se dormía. Pero en los últimos años ya había empezado a tener una cosa más reflexiva. Pero yo creo que él todavía pensaba que podía seguir adelante.
"Pensé que me iba a morir antes"
El impacto de las investigaciones de Jorge Lanata
- Bueno, y ahora que transcurrió este año, pasaron muchas cosas: por ejemplo, Cristina Kirchner, que terminó presa en su casa...
- Él sabía que iba a terminar presa.
- Pero lamentablemente no llegó a verlo. O ahora con el escándalo sobre el Chiqui Tapia, que en redes están volviendo a mostrar las cosas que él había destapado...
- Pero es que hace tiempo con Jorge veníamos, casi te diría que con un cierto pesimismo, viendo en la realidad, en las redes sociales, en la política, en los personajes que teníamos que bancar, que serían personajes que 25, 30 años atrás serían imposibles que lleguen a ser cadetes de un ministro, y de repente son presidentes.
Estaba todo muy muy deteriorado. Era visiblemente insólito, sobre todo para quien conocía la gente de poder, o conoció a los presidentes y demás. Escuchabas una discusión entre Agustín Tosco y José Rucci de política sindical hace 50 años atrás, y al lado de esto y son Shakespeare esos tipos; y no eran los más dotados, eran tipos vivos, inteligentes, pero tipos que venían de abajo y demás. Pero tenían conversaciones reales donde se discutía ideologías, se discutía posiciones políticas, posiciones sociales... Y todo eso se fue perdiendo.
Vos fijate que yo publiqué en la red una frase de Umberto Eco, que decía que que en la red hay legiones de idiotas que hablan del mismo modo que habla un premio Nobel de Literatura. Está diciendo que en las redes hay legiones de idiotas. No está diciendo que son todos idiotas. Tampoco está diciendo que no tienen que hablar los idiotas. Simple y llanamente, es una descripción real de que hay un montón de idiotas en las redes, odiadores y toda clase de tarados.
Si yo te cuento a vos las cosas que salieron a decirme, inclusive varios de los de Milei, los ideólogos de Milei, (dieron) mi interpretación totalmente capciosa de lo que dije yo, y ni siquiera lo dije eso yo, estaba diciendo: "Esto lo dice el señor Umberto Eco", que para a ponerte a discutir de Umberto Eco, tenés que tener alguna clase de preparación mínima. ¿Mirá si Umberto Eco va a ser tan tarado de decir que la gente no tiene derecho a decir lo que se le canta? Un tipo que peleó por la democracia en Italia y en el mundo, toda su vida.
Pero de ahí la incapacidad de comprender un texto o el fanatismo que te hace agarrar cuatro o cinco palabras de un texto y darlas vuelta y ponerlo de otro modo para que ese tipo a quien vos querés destruir diga algo que no dijo, pero vos querés que lo diga para poder destruirlo. Y eso pasa en las redes todo el tiempo. Todo el tiempo ves gente o que malinterpreta porque son realmente idiotas o no tienen comprensión de texto, o malinterpretan porque adrede intentan que vos digas algo que no dijiste.
Y resulta ser que son las redes, de alguna manera, las que llevaron a Milei a al poder. Digo "de alguna manera" porque no fueron también los medios de comunicación. Son bastante responsables de eso. Si vos pensás, cuando empezó en "Intratables" yo estaba ahí y él era un tipo que gritaba, se ponía efusivo, y eso en realidad no sirve para nada. Pero en la televisión, un tipo que grita, que pelea y qué se yo, da rating. Entonces empieza a mover la aguja, y la aguja que se mueve en el canal América, se mueve en los demás canales. Entonces ven que ese tipo mide y empiezan a llamarlo de todos lados. Lo llamabas y subía un punto de rating, dos puntos, en una televisión bastante muerta.
Ahí empezamos a generar una cosa que, para mí, es un gólem, que es una de las cosas que hablábamos con Jorge. Un gólem es un personaje creado por un rabino que terminó tomando vida propia y que después no lo podía parar.
- Bueno, sí, también de Jorge se tergiversaron muchas cosas en redes. De hecho tuvo un problema con Milei, que había hecho como una demanda.
- Ahí tenés un tipo que se dice libertario y hace demandas judiciales a un periodista. Es una contradicción. En el fondo, cuando lo escuchas a Milei y ves las cosas que hace, él no tiene ideología definida. La única cosa que tiene es anticomunista, sobre todo con un enemigo que ya no existe. El comunismo desapareció prácticamente.
- Y ahora con el tema del escándalo, por ejemplo, en la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis), que hay toda una trama de corrupción que es bastante grande, yo pensaba: no está Periodismo Para Todos para estar atrás de semejante investigación.
No solamente no está, sino que hay un periodismo... porque él se enoja de los periodistas, pero él ensobra mucho más que nadie. Entonces hay un montón de periodistas que son afines a él, que no hablan mucho del tema, hay mucha gente tratando de tirar la pelota afuera, aunque no cabe ninguna duda, porque el origen de todo esto tiene que ver con Karina Milei y Lule Menem. No el origen de la corrupción en Andis, sino la magnitud de la corrupción adentro de Andis. Es decir, lo que cambió es el orden de magnitud. Diego Spagnuolo representaba la vieja forma de robar un poquito, y cuando lo ponen a Garbellini, alguien que reportaba a Karina Milei, empieza a crecer y ahí aparecen indicios de esto que a mí me toca hacerle llegar a la gente de Gobierno. Y ahí recién sacan a Spagnuolo y confirman a Barberini, porque, en realidad, como había menos cajas en el Estado, porque no había obra pública y demás, quedaban algunas cosas como estas, que eran las únicas cajas que podían necesitar ellos para poder financiar la campaña política.
Lo que vos preguntás sobre Jorge: él hubiese tenido una actitud completamente distinta, la que tuvo siempre.
"El estilo periodístico de Jorge Lanata era único"
- ¿Pero no sentías que hay un estilo periodístico que él marcó y que se está perdiendo?
- Creo que el estilo periodístico de Jorge era único. Creo que Jorge habilitó a un montón de gente, hizo conocida y apoyó un montón de gente que hoy son periodistas recontra conocidos. Pero Jorge tenía algo extra que les daba a ellos además del poder de hacer lo que querían. Jorge debe haber sido, en los últimos años, uno de los tipos más poderosos del país. No poderoso por plata pero poderoso (en el sentido de que) Cristina iba contra Jorge. No era fácil. Tenerlo a Jorge atrás, daba un respaldo para tu propia investigación, que te abría camino porque si vos vas a un lugar decías: "Vengo de parte de Jorge Lanata", era un abrepuertas, y eso no está. Y la verdad es que Jorge, junto con tres o cuatro más en la historia argentina, debe ser uno de los periodistas más influyentes y más innovadores que tuvo la Argentina.
Jorge Lanata y el arte
- Volviendo a algo más personal, que ya lo has mencionado, pero me gustaría profundizar: ustedes compartían el mundo del arte. ¿Cómo es que Jorge llegó a a eso?
- Yo viví vinculado al arte toda mi vida. De hecho yo estudié Bellas Artes, y después tuve una galería de arte, fui pintor, participé en premios. Después cuando pasó el tiempo, en la galería de arte era demasiado vanguardista para la época y era difícil. Gastaba más plata de la que podía hacer. Decidí hacer "El Porteño", que era una revista donde después se incluyera Lanata, y después él se la queda y el staff terminó siendo Página/12.
Entonces, hasta ese momento él no tenía nada que ver con el arte, sino años después, ya casi te diría los últimos 15 años, empieza a vincularse al arte. Y lo hace aparte, de una manera, digamos, anárquica, en el sentido de que no tenía un conocimiento previo. Empieza a comprar, comprar algunas cosas solo, que no eran muy buenas. No voy a dar nombres para no lastimar a nadie.
El cuadro puesto en la pared para un tipo de de inteligencia y ojo, empieza a ser su trabajo. Al rato que lo tenés ahí, lo querés sacar y ponés uno que te gusta más, y el gusto se va sofisticando. Y eso es lo que pasó. De alguna manera Jorge fue sofisticando el gusto. Por supuesto, yo lo ayudé en algunas cosas, pero eso es realmente el mérito de Jorge, que me consultaba alguna cosa, pero hizo muchas cosas sin consultar- algunas buenas, otras malas-, pero aprendió e hizo una muy buena colección.
- ¿Qué estilos le gustaba más?
- Era bastante ecléctico. No tenía una, pero tenía una preferencia por lo abstracto y lo geométrico.
Jorge Lanata, el amigo
- Por último, ¿cómo definirías a Jorge como amigo?
Un gran tipo. Un muy buen amigo de sus amigos. Un tipo que, si eras amigo de él, te cuidaba. Él te bancaba.
Me acuerdo que tuve un quilombo horrible con la familia Ferrari, donde una deuda aceptada y consultada previamente con Ferrari- él ya estaba medio "forfai"- la familia le hace firmar una cosa penal, que era una forma de los abogados de apretarte para cobrar una deuda. Pero resulta ser que los abogados consiguen que vaya a la Justicia legítima, que me odiaban a mí y lo odiaban a Jorge, y lo usaron para joderlo a él. "El productor de Lanata robó unos cuadros". Entonces, cuando se empieza a armar el despelote, yo lo voy a ver a Jorge y le digo: "Mirá, esto va a terminar mal, porque tanto la Cámara como los jueces son Justicia legítima, y van a iban a llevar adelante esto, que es absurdo porque estaban las pruebas de que no era una causa penal desde el inicio, que era la declaración jurada que se me autorizaba a mí a vender esas obras en París. En todo caso, yo tengo una deuda, pero la estafa es haber vendido algo que que yo no había derecho vender, haberme apropiado de algo que no me correspondía. Pero ninguna de esas cosas pasaba.
La cuestión es que yo le dije a Jorge en aquel momento- y Jorge tampoco entendía muy bien qué es lo que pasaba-, que que yo iba a terminar preso o algo parecido, que correspondía que yo me corra el programa para protegerlo a él. Y me pregunta él, así tal cual: "¿Vos violaste a una pendeja?". Digo: "No". "Entonces te quedás". Y me bancó.

