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Chile muestra su poder con US$100.000 millones en minería, pero Argentina supera la inversión en un ítem

Mientras Chile prioriza la continuidad operacional, Argentina se posiciona como el destino para la puesta en marcha de yacimientos que inician desde cero.

Escondida, la mina de cobre con mayor producción en el mundo.

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BHP

Chile proyecta una cartera de inversión minera de $104.549 millones de dólares para la década 2025–2034, la cifra más alta registrada en los últimos 11 años. Este monto supera por primera vez la barrera de los $100.000 millones.

El total representa un aumento del 25,7% ($21.369 millones) respecto al catastro anterior. Sin embargo, el análisis de la cartera elaborado por Cochilco revela una clara tendencia: la mayor parte de este capital masivo no se destina al inicio de proyectos nuevos (greenfield), sino a sostener y expandir las operaciones mineras ya existentes (brownfield).

Brownfield vs. greenfield

La cartera de inversión minera total de Chile se compone de manera mayoritaria por proyectos brownfield, que buscan la reposición, continuidad y ampliación de capacidad, representando el 81% del total.

Los proyectos completamente nuevos (greenfield) constituyen solo el 19% de la inversión total. En el sector del cobre, que concentra el 89,8% de la inversión total, la distribución del capital acentúa esta tendencia. Los proyectos brownfield de cobre suman $82.806 millones de dólares ($48.393 millones para reposición y $34.413 millones para expansión).

La inversión en reposición está destinada a mantener la capacidad productiva de una operación existente, prolongando su vida útil, mientras que la de expansión busca aumentar la capacidad operacional para elevar la producción o reducir costos. En contraste, los proyectos greenfield alcanzan solo $11.049 millones de dólares y corresponden a iniciativas que se inician desde un nuevo yacimiento, requiriendo infraestructura y emplazamiento nuevos.

El Contraste con Argentina

Si bien los $104.549 millones proyectados por Chile son un récord histórico, la división de la inversión ofrece un punto de comparación clave con Argentina. Mientras Chile se enfoca en la continuidad, la proyección de inversión minera en Argentina para la próxima década se basa en la puesta en marcha de proyectos completamente nuevos, los cuales podrían superar los $30.000 millones de dólares.

El capital greenfield es el dinero destinado a iniciar la explotación de yacimientos inéditos, con el potencial de realizar el aporte más significativo a la producción global a largo plazo. En el arco de los proyectos nuevos, Argentina podría captar más inversión que Chile en el período mencionado, superando los $11.049 millones proyectados por Chile en el segmento de cobre greenfield para la próxima década.

Prioridad a activos consolidados

La prioridad de la industria minera chilena es sostener la producción y maximizar el valor de activos consolidados, prolongando la vida útil de los yacimientos e incrementando su capacidad operativa. Los proyectos brownfield son liderados típicamente por las grandes empresas mineras. Si bien estos proyectos no siempre reducen los costos operativos o el CAPEX, sí consiguen disminuir los riesgos regulatorios, financieros y sociales, y acortan los plazos para generar nueva producción en un entorno global incierto.

Los proyectos greenfield, en contraste, son desarrollos que inician desde cero en un nuevo yacimiento. Tienden a estar impulsados por compañías de menor tamaño, fondos de inversión o vehículos de desarrollo que buscan viabilizar su avance en etapas tempranas. Los grandes proyectos greenfield son impulsados por consorcios, fondos de inversión y alianzas especializadas para asumir el riesgo técnico y regulatorio.

La inversión en proyectos de cobre alcanza su nivel más alto desde el período 2016–2025. En paralelo, la inversión estimada en proyectos de Litio para 2025 llega a $4.700 millones, más del doble de lo considerado hace cuatro años, consolidando este mineral como un componente estable y estratégico en el portafolio.

Por regiones, Antofagasta lidera ampliamente la inversión con $40.209 millones, impulsada por proyectos de expansión y continuidad operacional. Le sigue Atacama, con $10.305 millones en inversiones asociadas al cobre, además de aproximadamente $4.700 millones en proyectos vinculados a minerales estratégicos como el litio, junto con nuevas iniciativas en hierro y oro.