En 11 meses, Chile ya exportó US$32.000 millones del mismo producto que producirá PSJ en Uspallata
Chile suma exportaciones por más de US$95.000 millones hasta noviembre. Del total, la mayoría es minería y gran parte es por concentrado de cobre.
Mendoza da un paso decisivo para sumar un motor económico a su desarrollo con la aprobación de PSJ. Justo en el mismo momento, Chile confirma la importancia de la minería en su matriz productiva y exportadora, demostrando que la diversificación y la coexistencia de sectores generan récords globales.
La diversificación del país vecino demuestra que el modelo funciona: a noviembre, las exportaciones totales escalaron a US$95.719 millones, un alza de 6.8% frente a 2024, encaminándose a un 2025 histórico. Las exportaciones no mineras, que ascienden a US$39.301 millones, también muestran un crecimiento de 2.1%, reflejando la solidez de una matriz productiva que aprovecha cada sector, buscando potenciarlos.
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La Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales (Subrei) destacó en su último informe que el comercio exterior completa quince meses consecutivos de expansión, consolidando su rol como motor central de la economía chilena.
El motor minero y la estrategia de mercado
La minería se mantiene como la base de las exportaciones chilenas. El sector logró retornos por US$56.418 millones a noviembre de 2025, un alza de 10.5% respecto a igual periodo del año pasado, marcando un récord propio en ventas al exterior.
El dinamismo exhibido por los embarques mineros reside en los concentrados de cobre (mismo producto que exportará PSJ). Estos anotan operaciones por US$32.558 millones, cifra que refleja un aumento de 18.4%. El crecimiento del sector exportador chileno encuentra un punto clave en el destino de los envíos: las exportaciones con destino a Asia, principal mercado, anotan un aumento de 11.2%, con China a la cabeza creciendo 10.6%.
Vinos y cerezas prosperan con el cobre
Chile potencia sus complejos exportadores, con una clara convivencia entre todos los sectores. Frente a Mendoza, en el corazón de la producción de cerezas, la Región de O'Higgins, donde se encuentran cuatro de los cinco grandes exportadores del país, convive con El Teniente, la mina subterránea más grande del mundo.
Esta coexistencia establece un potencial de retorno de US$3.700 millones solo en la temporada pasada de cerezas, una cifra que demuestra la escala de este éxito productivo en la misma zona minera de excelencia.
Las cerezas frescas iniciaron recién una nueva temporada y lo hicieron con embarques por US$300 millones solo en noviembre de 2025, prácticamente triplicando los envíos de igual mes de 2024. Chile se transformó en el tercer productor mundial de cerezas en menos de 20 años.
En el sector vitivinícola, la evidencia internacional corona la compatibilidad. En la misma región, Viña VIK se coronó como la número uno del mundo en el ranking "The World's 50 Best Vineyards 2025". A su vez, Viña Santa Rita obtuvo el número uno global en el listado "The World's 50 Best Wineries 2025" de la revista Forbes.
Las exportaciones de vinos embotellados sumaron US$1.205 millones. El descenso de 3.3% frente a los once primeros meses de 2024 se compensa en gran parte por las alzas en los blends de vinos blancos, Sauvignon blanc, vinos rosados, Pinot Blanc, Chardonnay y espumosos.
La diversificación integral como base
El modelo chileno se apoya en otras industrias fuertes que coexisten. El sector forestal y maderas, por ejemplo, suma US$5.864 millones con un aumento de 1.1%, mientras los envíos de salmón y trucha alcanzan US$5.729 millones. Incluso las exportaciones de servicios escalan a US$1.733 millones, un alza de 31.7%, mostrando una economía que no le cierra la puerta a ninguna actividad posible de desarrollar.
El éxito de la agroindustria, la minería del cobre y la vitivinicultura de clase mundial demuestra que el modelo económico más fuerte es aquel que fomenta la coexistencia. Chile ofrece a Mendoza una hoja de ruta clara para una matriz productiva diversificada y globalmente competitiva. A pesar de que la minería representa más de la mitad de las exportaciones chilenas, las ventas al exterior no mineras no dejan de ser un pilar fundamental para la economía, sumando US$39.301 millones a noviembre de 2025.
Este equilibrio demuestra cómo la minería, como motor histórico, ha impulsado el desarrollo de otras industrias. Este fenómeno lo hemos destacado en informes anteriores, al observar grupos económicos chilenos que atraviesan casi todo el arco exportador, invirtiendo en minería y bodegas de clase mundial simultáneamente, e incluso expandiendo esos negocios diversificados hacia Mendoza, un hecho que subraya la complementariedad y el éxito del modelo de coexistencia productiva que se consolida en el vecino país.

