Dólar en llamas

Desdoblamiento, la utopía que puso en alerta al Palacio de Hacienda

La noticia circuló con fuerza este lunes en los círculos económicos y financieros y es una de las causas de la disparada de 12 pesos en la cotización del dólar blue. Escenario incierto a la espera de definiciones, aunque desde el Ministerio de Economía niegan cambios en el régimen cambiario.

Carlos Burgueño
Carlos Burgueño martes, 21 de marzo de 2023 · 15:07 hs
Desdoblamiento, la utopía que puso en alerta al Palacio de Hacienda
La demanda de dólares en el mercado informal no se detiene y mete presión sobre las cotizaciones de los dólares financieros y la brecha cambiaria. Foto: Pexels

Un esquema de desdoblamiento cambiario solo funcionaría con un nivel de reservas líquidas superior a los U$S 10.000 millones, cuando hoy rondan los U$S 5.000 millones. Debería ser aplicado a un tipo de cambio superior para la banda productiva y del comercio exterior, similar porcentualmente a los planes dólar Soja I y IIlo que llevaría el valor a un nivel cercano a los 250 pesos.

Técnicamente, podría pensarse un esquema de este tipo con una evolución inflacionaria inferior al 50% y en baja, ya que para ser exitoso necesariamente requeriría una estabilidad cambiaria de al menos un semestre, algo que en el panorama actual de alza de precios cerca del 100% resulta inaplicable.

Tener dos dólares oficiales obligaría, además, para ser eficaz el levantamiento de todos los cepos actuales, para que el esquema sea confiable. Para que tenga éxito, debería ser, además, un programa cambiario de inicio de gestión de un Gobierno, y no de cierre.

Un eventual desdoblamiento cambiario necesitaría dela venia del Fondo Monetario Internacional.

Y, finalmente (y quizá lo más importante) tendría que ser negociado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), algo que podría llevar meses; lo que se contrapone con el anteúltimo punto. 

Ninguno de estos capítulos es compartido por el equipo económico de Sergio Massa, con lo que una alternativa de desdoblamiento cambiario es absolutamente descartada por el Palacio de Hacienda. Es, además, algo que la mayoría de los integrantes del gabinete del ministro lo rechazan como alternativa posible; no solo ahora, sino en los tiempos en que trabajaban de economistas profesionales. Más bien son amigos de liberaciones cambiarias, algo que políticamente es imposible para esta gestión de Alberto Fernández. 

Globo de ensayo

Quedará para la investigación y la crónica sobre la historia de la gestión del actual gobierno de donde salió la versión. Lo cierto es que difícilmente sea el Palacio de Hacienda la fuente. Y mucho menos aplicarla.

Sin embargo, la versión tiene un antecedente en julio 2022, cuando en momentos de fuerte zozobra durante la corta gestión de Silvina Batakis al frente de Economía, se analizó seriamente la alternativa, descartándola pero no por considerarla una locura, sino como una alternativa factible en algún futuro posible. 

La ex ministra de Economía, Silvina Batakis, junto al embajador argentino en Estados Unidos, Jorge Argüello.

¿Qué implicaría un desdoblamiento cambiario? Simplemente, la vigencia de un dólar comercial, donde intercambien divisas los importadores (quizá no todos) y exportadores (en su totalidad) a precios relativamente menores a los del resto de los mercados. Y administrado de manera conjunta por dos autoridades: el Ministerio de Economía y el Banco Central de manera directa, clara e intensa, y con mirada claramente fiscalizadora para saber quiénes son los autorizados a acceder a divisas subsidiadas (al menos ante la visión del resto de las cotizaciones).

Quiénes podrán acceder

Esto sería, casi exclusivamente, importadores de materiales, bienes de capital, insumos y producto finales destinados a la producción; combustibles y energía; proveedores de obra pública y sectores vinculados con la seguridad, salud e infraestructura básica.

Por el otro, también deberían liquidar sus divisas los exportadores de todo tipo, color y pelaje. Incluyendo, obviamente, los sojeros, quienes tendrán prohibido pensar en el otro mercado, donde el precio de las divisas sería inevitable y sensiblemente mayor, y, obviamente, ganarían más dinero. 

En la otra banda cambiaria del desdoblamiento, operaría el resto del mercado con un valor determinado en líneas generales por la oferta y la demanda. Pero con altas posibilidades de manejarlo oficialmente (con lo que se pueda) con algún sistema de flotación cambiaria.

A este sector podrían ir libremente a comprar divisas, los operadores privados que tengan pesos en blanco y que deseen hacerse de dólares. Esto, además de empresas importadoras o cualquier compañía privada (pequeña, mediana o grande), que necesite disponer de divisas para el desarrollo de su actividad.

También bancos, compañías de seguro y fondos de inversión, que para sus ahorristas y clientes analicen alguna parte de sus carteras en dólares, en porcentajes y niveles que podrían ser regulados por las autoridades competentes. Finalmente, también podrían acceder a este mercado, organismos y dependencias públicas como la Anses, PAMI o similares.

Como toda medida importante, debería aplicarse por ley; con lo que tendría que ser un proyecto a pasar por el Congreso Nacional. Y como implica compromisos y normas de ejecución en los mercados de cotización diaria, entre su llegada al Legislativo y su puesta en marcha, seguramente sería imposible la operatoria financiera y cambiaria en las jornadas de debate y aprobación. O rechazo.

Como esto último es imposible de pensar sin consecuencias directas y graves en los mercados, debería recurrirse a lo que habitualmente se define como "feriado cambiario", el que no podría extenderse más allá de dos o tres jornadas.

En definitiva, un esquema de desdoblamiento cambiario solo podría aplicarse por ley, con un acuerdo político entre el oficialismo y la oposición y en menos de una semana. Y tampoco garantizaría estabilidades cambiarias, sin la demostración de poder político y como plataforma para otras medidas más trascendentes. Todo esto, por ahora, una utopía.

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