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Lula lo hará de nuevo: quién es el ortodoxo que manejaría la economía

El candidato vencedor en la primera vuelta, habría confirmado en las últimas horas que Geraldo Alckmin sería quien diseñe y maneje, a grandes trazos, su política económica. Es un conservador y ortodoxo, alejado de la visión financiera y fiscal que defiende gran parte del oficialismo en Argentina.

Carlos Burgueño
Carlos Burgueño miércoles, 5 de octubre de 2022 · 16:03 hs
Lula lo hará de nuevo: quién es el ortodoxo que manejaría la economía
Foto: Télam

La información que llega a Buenos Aires, vía encriptada desde fuentes diplomáticas (y fundamentalmente privadas), confirman un dato que en el momento de confirmarse será importante para la relación política, comercial y financiera entre Argentina y Brasil.

De vencer en la segunda vuelta electoral Luiz Inacio Lula da Silva, algo que en la Casa Rosada y sus sucursales se descarta, su hombre fuerte en materia económica será Geraldo Alckmin; con todo lo que esto significa. Su candidato a vicepresidente será el hombre sobre cuyos hombros recaerá la elaboración de un plan económico, de manejar las relaciones comerciales dentro y fuera del Mercosur y la estrategia financiera y monetaria local y fronteras afuera.  En síntesis, la totalidad de los temas económicos.

En consecuencia, si vence Lula, para el actual gobierno de Alberto Fernández y para quien lo suceda el próximo año, toda la relación comercial y financiera entre Argentina y Brasil deberá ser tratada con Alckmin y la gente que convoque. Y no tanto con Lula.

Progresismo y neoliberalismo

¿Qué implica esta situación, especialmente para el gobierno argentino en general y el kirchnerismo en particular? Que deberán ponerse de acuerdo con un "neoliberal", según la consigna bolivariana que gran parte del oficialismo adoptó en su momento como una máxima para cualquiera que crea en las consignas de mercado y las reglas que éste impone, aun reconociendo algún tipo de rol más alto o bajo en intensidad por parte del Estado.

Si vence Lula, para el actual gobierno de Alberto Fernández y para quien lo suceda el próximo año, toda la relación comercial y financiera entre Argentina y Brasil deberá ser tratada con Alckmin y la gente que convoque. Y no tanto con Lula.

La información que llega desde Brasil, indica que en las próximas horas, y sabiendo el tipo de electorado que se disputa con Jair Bolsonaro; Lula acelerará el giro ortodoxo en su discurso en términos económicos, dándole el control de la posición macro de la campaña a Alckmin.

Fuego amigo

La información sobre el paso clave de Lula surgió luego de los contactos iniciales que tras la primera vuelta del domingo 2 de octubre protagonizó gente cercana del candidato opositor con empresarios y representantes del mercado de capitales brasileño. Además de asegurar del encumbramiento de Alckmin, se habló del llamado de Lula a los creadores del Plan Real, Edimar Bacha, Henrique Meirelles y Percio Arida, toda gente de confianza de Fernando Henrique Cardoso.

Incluso fuentes locales hablan de una frase del lulismo que menciona la necesidad de "evitar un giro a la izquierda que termine como la tragedia argentina". Duro mensaje. Pero por ahora privado. Lo cierto es que coincide bastante con lo que piensa Alckmin.

Lo que parece dejar en claro Lula es que no habrá ninguna persona vinculada al Partido de los Trabajadores en la conducción de la política económica, tarea que quedará en manos de antiguos adversarios. Y que ideas como la renta básica, los impuestos a las grandes ganancias y el avance sobre la propiedad privada, todas ideas impulsadas por el ala más de izquierda del Partido de los Trabajadores, serán dejadas de lado.

Perfil profesional

¿Quién es en definitiva Alckmin? Médico de profesión, comenzó su carrera política en Pindamonhangaba, municipio del estado de Sao Pablo, donde comenzó su carrera política y se convirtió, con 25 años, en el alcalde más joven de esa ciudad.

En 1988 participó en la creación del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y en 2001 fue electo gobernador del estado de Sao Paulo donde permaneció hasta 2006. Ese año se presentó a elecciones presidenciales, perdiendo en primera vuelta con Lula da Silva con el 41% de los votos. Apoyó luego con su partido la presidencia de Michel Temer y se convirtió en esos años en el referente nacional más importante de las políticas ortodoxas y conservadoras.

Desde esa posición ganó fama como el principal opositor de ese espacio frente a la presidencia de Jair Bolsonaro, cuestionando de manera directa los aspectos institucionales y legales de la gestión del actual jefe de Estado; posición que lo acercó políticamente a Lula, quién luego lo nombró como su candidato a vicepresidente para la actual aventura electoral.

El gran cambio de las últimas horas, es que además de esta posición; se convirtió en el referente económico de Lula, y la persona en la que el posible próximo presidente brasileño entregó la gestión de los grandes trazos de la futura política económica, financiera y monetaria. El problema en Buenos Aires es que, al menos para el oficialismo, es todo lo contrario a la esperanza blanca de tener en Lula un referente del retorno de las ideas bolivarianas. Más bien, todo lo contrario.

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