La regla de los 30 días: una técnica para ahorrar en menos tiempo

En medio de una pandemia y una cuarentena que duró meses, muchas personas vieron la oportunidad de ahorrar ya que no tuvieron gastos en transporte público, viajes o salidas. Para optimizarlo, o quienes no saben cómo lograrlo, es posible utilizar la regla de los 30 días.

Esto está dirigido a personas que tienen poca capacidad de ahorro, compran compulsivamente y no saben cómo frenarlo. Además, las compras que hacen son innecesarias y solo satisfacen el momento, por lo que se llaman "gastos hormiga".

Ahorro en 30 días: una regla para probar empezando hoy mismo

Esta regla es para que las personas que gastan dinero puedan convertir el ahorro en un hábito. Lo ideal es comenzar de a poco y diferenciar los consumos necesarios e innecesarios para educarse.

La principal diferencia tiene que estar en qué cosas son urgentes y cuáles pueden esperar. Por ejemplo, comprar comida, medicamentos o productos de limpieza son cosas cotidianas necesarias, pero no lo es un pantalón nuevo o un perfume.

Otro caso son las tareas domésticas. Cuando se tiene un inconveniente con una canilla, una puerta u algo fundamental para la convivencia es un gasto necesario, a diferencia de comprar una nueva tele y objetos de decoración.

Paso a paso

Dividir una hoja (o en un excel) dos columnas: gastos necesarios y gastos innecesarios. Todos los días escribir qué se compró, cuánto se gastó y cuánto dinero se ahorro. A fin de mes sumar el total y de esta manera se podrá optimizar al mes siguiente.

Ese dinero ahorrado se debe guardar y lo aconsejable es ingresarlo a la cuenta bancaria para no tener la tentación de gastarlo en compras compulsivas. De esta manera, las finanzas personales se tienen más controladas.

Compras inteligentes

Otra manera de ahorrar no es solo gastar dinero sino saber comprar comparando precios y buscando promociones. Hay distintos tipos de consumos y todas las características son fundamentales para optimizar los gastos:

• Consumo consciente: es importante saber qué es lo que se necesita y qué productos son esenciales.
• Consumo informado: comparar la calidad con el precio. ¿Vale la pena gastar este dinero en un producto que dura poco o tiene poco contenido? En muchos casos gastar un poco más hace que el tiempo de vida del producto sea más largo, por lo que es una inversión a futuro.
• Consumo crítico: dejar de comprar cosas por moda o por publicidad. Solo se compra lo que se necesita y gusta.
• Consumo solidario: una de las mejores maneras de ahorrar es apostar a productos artesanales y caseros. Hay muchos emprendimientos que tienen productos accesibles y, aunque no sean marcas conocidas, la calidad es igual de buena.

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