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Todo tambalea, todo, menos el amor de Zulema Olivares

La modesta trabajadora de hogares Zulema Olivares cada año festeja el Día del Niño en el oeste de la ciudad. Su historia de vida es conmovedora. ¿La ayudamos?

Zulema Olivares quiere festejar el Día del Niño en La Favorita y nos pide ayuda. Foto Ulises Naranjo

Zulema Olivares quiere festejar el Día del Niño en La Favorita y nos pide ayuda. Foto Ulises Naranjo

Ulises Naranjo

Hace doce años, vimos un video que nos conmovió hasta las necesarias lágrimas: una humilde trabajadora doméstica pedía donaciones para festejar el Día del Niño para los pequeños de su barrio La Favorita. A cambio, ofrecía ir a cada hogar a limpiar la casa de los donantes. Ella es Zulema Olivares y contaremos su historia de vida.

Conocerla y trabar amorosa relación fue un solo gesto con Zulema. A ella, no se la aprende a querer; a ella, se la quiere sin más, porque su vida y la de su familia son un ejemplo de esos que tanto nos faltan, de esos que no vemos, porque la idea del éxito que prospera es la del afán individual, la de la prosperidad económica, eso de salvarse solo, como si acaso fuera posible salvarse solo.

Esta vez, la fiesta será el domingo que viene: el 7 de setiembre, a partir de las 10, cuando se corte la calle Aliar, de la barriada Cipolletti, de la Favorita, y, sea como sea, contra todo abatimiento, se festeje con lo que haya a mano. Aunque las donaciones y los apoyos vengan flacos este año, igual se soltará la correa de la alegría y el tiempo compartido entre vecinos. ¿Le damos una mano?

Zulema Olivares Zulema Olivares, en su barrio, con su gente. Foto: Ulises Naranjo
Zulema Olivares en su barrio, festejando el Día del Niño con su gente. Foto: Ulises Naranjo

Zulema Olivares en su barrio, festejando el Día del Niño con su gente. Foto: Ulises Naranjo

Zulema Olivares y su épica

Es evidente que los tiempos cambian y también el hecho de que la celebración corre riesgo vital. Desde hace doce años, ayudamos a Zulema a festejar a las niñas y los niños de su barrio. Siempre, a veces más, a veces menos, hubo un escenario en el que se han lucido los talentos locales y un equipo de sonido del que salieron cumbias como si fueran perros al llegar a la plaza. Y hubo chocolate caliente y cositas dulces y panchos y jugos y hasta gaseosas. Y hubo un para de enormes ollas con tremendo guiso de lentejas para los mayores y sorteos y se repartieron cientos de regalos, desde media mañana, hasta el anochecer.

Durante todo el día, los niños han jugado como jugarán el domingo que viene: poniendo sus cuerpos y su imaginación en compromiso, sin celulares en las manos: enredados en el metegol, en la mancha, en el derribo de bolos, en la escondida o haciendo o evitando goles. A veces, hasta inflables hubo y payasos y ballets y cantantes y bicicletas como premio. Hablemos de Zulema Olivares.

Contra todo desaliento, el ejemplo de Zulema Olivares

Zulema Olivares nació en San Juan y, ya a los diez, siendo una niña en su Chimbas natal, iba hasta el basural del borde del río San Juan y recogía lo que podía para vender a una chacarita: vidrio, cables, hierros, alambre y cartones. Con los primeros ahorros, se compró una bicicleta usada y, con los segundos ahorros, iba pedaleando hasta una feria y compraba verduras, que luego vendía en las barriadas sanjuaninas, para ayudar a su familia.

Esa fue su niñez, sin Día del Niño. Ya jovencita, con su novio y ahora esposo Raúl, se vinieron a vivir a Mendoza y trabajaron, ella en hogares y él de albañil. Entre muchos hijos y nietos que llegaron, nació la idea del festejo.

- Como nunca tuve Día del Niño, me propuse festejarlo para los niños del barrio. Hace poco, en una de las fiestas, vinieron dos chicos. Hacía mucho, mucho frío y tenían los dedos afuera de la zapatilla. Les di las zapatillas de mis nietos y mis nietos les regalaron sus juguetitos. A mí me da vergüenza salir en notas y en fotos, pero vale la pena.

Ahora sabe que, más que nunca, el festejo corre peligro, pero también que harán lo que se pueda con las donaciones que lleguen. Por cierto, quienes quieran colaborar, pueden hacerlo llevando juguetes nuevos y usados en buen estado al domicilio del diario, en Rodríguez 1260, entre Avellaneda y Agustín Álvarez, en la Quinta Sección de la Ciudad de Mendoza. O bien llamar al 2616273100 para coordinar un encuentro.

Una multitud disfrutó de la fiesta en La Favorita. Foto: Zulema Olivares.
La fiesta popular en La Favorita, el barrio que espera tener oro Día del Niño. Foto: Archivo Mdz

La fiesta popular en La Favorita, el barrio que espera tener oro Día del Niño. Foto: Archivo Mdz

Una fiesta al borde del abismo

El festejo ya no será lo que era, pero será. Saben en La Favorita que el mundo es un sitio cruel. Ya lo venía siendo desde hace siglos, pero ha perdido la vergüenza: la crueldad ahora se pinta en banderines que se agitan y son filmados y publicados en las redes.

Las audiencias, en tanto, son cada vez más indolentes: antes se tomaban en trabajo de llenar el Coliseo o prestar sus campiñas para las batallas, ahora, las personas ven pasar el carnaval de aberraciones sentados en sus sillones, con cervezas y pizzas en las manos.

A pesar de la indolencia, quieren festejar y nos piden ayuda. ¿Les damos una mano a Zulema Olivares y a los suyos?

Ulises Naranjo.