Postales mendocinas

Zulema Olivares: días y noches de la mujer más hermosa del mundo

Con la sensibilidad a flor de piel, la memoria en carne viva y los años cayendo como piedras sobre el jardín, ella rema los días creyendo que la vida es un suceso hermoso, aunque a diario le muestre lo contrario. Cada año, cumple un sueño: ¿la ayudás y ella, a cambio, va y te limpia tu casa?

Ulises Naranjo
Ulises Naranjo lunes, 29 de agosto de 2022 · 06:55 hs
Zulema Olivares: días y noches de la mujer más hermosa del mundo
Zulema, una mujer ejemplar. Foto: Ulises Naranjo

La belleza halla, de pronto, su máxima expresión: es una mañana de invierno, con un sol de oro y Zulema Olivares está haciendo pan en el patio de su hogar en el barrio La Favorita, al oeste del oeste hostil. La mujer más hermosa del mundo tiene las manos con harina y calcula qué parte de la producción donará a dos de los comedores de la zona. No hay timbre: hay que golpear las manos y juntar paciencia ante su renguera, porque hace unos meses se quebró un pie en la vereda de su casa.

Nos ha citado, como todos los años desde hace 10, para organizar un festejo del Día de la Niñez, para los guachines de la barriada, quienes, al igual que los chocos, se cuentan de a muchos cientos. La fiesta será el domingo 4 de setiembre, con las calles cortadas, la música alegre bien fuerte, los adolescentes disfrazados de payasos menesterosos, el ballet de jubilados que bailan cuecas, los teatreros populares y sus dobles sentidos, los sorteos a viva voz, en fin, todo lo necesario.

Zulema es la mujer más hermosa porque no aprendió nunca a pensar en sí misma o, lo que es lo mismo, porque, para ella, la familia tiene el tamaño de un barrio. Y quiere pedirte a vos, si alterar tu zona de confort, que dones juguetes para esos niños y esas niñas, leche y cacao, cositas dulces, lentejas para un guiso para los adultos, panchitos sumisos para las niñas y los niños.

“A la gente que done, le prometo que yo voy con mis hijas y le limpiamos la casa, los baños, todo…”, dice, con las manos envueltas en un repasador. 

Zulema ha sido toda su vida trabajadora de casas particulares. Cuando empezó, hace décadas, le decían “sirvienta”, “criada”, “muchacha”, “empleada doméstica”. Parece que cargara con dos vidas sobre sus hombros, pero apenas pasa los 50 y ya le está costando bastante asear las casas, si son muy grandes. Vamos a contar su historia.

Empecemos así: ya de niña, Zulema Olivares descifró su íntimo acuerdo de supervivencia con la pobreza estructural: el hallazgo de minúsculas formas de sustento y la herramienta del canje de algo tirado a la basura por una verdura en una finca y la venta de esa verdura para lograr un billete y ese billete para comprar harina y esa harina para lograr carbohidratos para usar al día siguiente.

Imaginen a Zulema, una nena de10 que, sacrificios mediante, canjeó una bici usada para que todo se volviera un poco más sencillo a la hora de ir hasta la vera del río San Juan, en su Chimbas natal. En ese hídrico lugar, que la estupidez humana convirtió en basural, ella recogía lo que otros desechaban: hierros, vidrios, alambre, cables, cartones, que eran juntados por la niña y vendidos a chacharitas. Con las monedas, pedaleaba hasta las fincas vecinas para comprar verduras que eran más baratas si ella misma las sacaba con sus manitas de la tierra y, después, las lavaba y se iba a los barrios a venderlas. 

Con los billetes ganados, compraba harina y hacía tortitas que vendía en su escuela y ayudaba a su mamá que, por supuesto, era “sirvienta” y a su papá, que, por supuesto, era albañil: “Nunca me dio vergüenza ir con las tortitas y venderlas en la escuela”, dice y ríe, avergonzada.

Zulema heredó los oficios paternos y, además de limpiarte la casa a vos durante décadas, se animó a construir la casa, ese nido más fuerte y sólido que el que lograron sus padres. Ellos, allá en San Juan, consiguieron una casa del IPV que no pudieron pagar y debieron malvenderla y buscar nuevos horizontes: se vinieron a Mendoza, a vivir al barrio La Gloria, de Godoy Cruz.

“Yo nunca tuve Día del Niño y, por eso, nunca quise que mis hijos y los niños del barrio no lo tuvieran. En La Gloria conocí al Raúl, es albañil y estamos juntos desde muy jovencitos. A los 16 tuve el primero de mis siete hijos y nunca dejamos de organizar fiestas infantiles con lo que poco que tenemos: al principio, con los aguinaldos, nos íbamos a San Juan en tren con bolsas con juguetes. Por eso, ponga en la nota que nos ayuden para festejar el domingo, este año también, porque las cosas siempre están difíciles acá”, ruega Zulema

Raúl fundó un club de fútbol para los niños del barrio. Se llama Club de Actividades Infantiles y han ganado decenas de trofeos, pero más que nada, hay ganado la paz de saber que ya han pasado por allí cientos y cientos de niñas y niños que aprendieron a trabajar en equipo. Anhelan algún día tener una cancha propia, veremos si se da. 

Así han ido tejiendo sus días. Las hijas y los hijos, rápidamente también, han ido teniendo hijos y buscando sus maneras de supervivir. ¿Qué falta en el barrio, Zulema?, oirá decir y su respuesta será inequívoca: lo que falta es trabajo.

La fiesta por el Día de la Niñez que organiza esta familia y muchas otras de La Favorita, nunca ha dejado de hacerse, pese a las crisis de ocasión. Este año también la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza y el diario MDZ  y aquellos lectores solidarios, seguirán ayudándola. Por eso, si quieren ser parte, pues bien, donen juguetes nuevos o usados en buen estado, leche, cacao, cosas dulces. Y si tienen ropa usada, también porque la pondrán sobre una mesa y la repartirán entre los vecinos. Sean parte.

Hay cinco puntos de recepción de donaciones en Ciudad:

Gimnasio Municipal Número 1: Sobremonte 402, Quinta Sección

Gimnasio Municipal Número 2: Alpatacal 3150, Sexta Sección

Gimnasio Municipal Número 3: Ayacucho 349, Cuarta Sección

Concejo Deliberante de la Ciudad de Mendoza: 9 de Julio 500

Diario Mdz On Line: Arístides Villanueva 444.

No hay mucho más que decir por hoy, salvo que sus tortitas son exquisitas, como ella, Zulema, la mujer más hermosa del mundo, hecha de pan y de tortita, de bicicleta, de familia numerosa, de manos partidas y hierro del ocho y de asunción del distinto como propio. 

Ulises Naranjo (textos, fotos y video). 

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