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Mendoza exportará mosquitos nucleares a Uruguay y Paraguay

Será a través de Iscamen, que utilizará la técnica del insecto estéril -ya aplicada contra la mosca de los frutos- para combatir el dengue en el norte de Argentina y países limítrofes. Del proyecto también participará la Comisión Nacional de Energía Atómica y se trabajará con la Bioplanta que el instituto sanitario posee en Santa Rosa y los laboratorios de Guaymallén. Mira el video.

miércoles, 7 de agosto de 2019 · 19:45 hs

En el mundo hay cuatro plantas de esterilización de insectos. Mendoza tiene una de ellas. Ahora, a partir de un acuerdo entre la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) e Iscamen, la provincia comenzará a exportar mosquitos irradiados con cobalto a Uruguay, Paraguay y el norte de Argentina, con el fin de erradicar enfermedades endémicas como el dengue, el zika y la fiebre chikungunya.

El motivo por el cual Mendoza será la provincia a cargo de abastecer con mosquitos esterilizados al norte argentino y sus países limítrofes -una de las zonas donde más gente muere a causa de las enfermedades transmitidas por estos insectos- radica en la experiencia que ya tiene con el tratamiento de la mosca del Mediterráneo.

Larvas en la planta de Iscamen (Captura del video)

"Iscamen posee un know how propio por desarrollar esta técnica de control", explica el presidente de la institución sanitaria, Alejandro Molero. La técnica que el funcionario menciona es la Técnica del Insecto Estéril (TIE), que utiliza irradiadores de rayos Gamma alimentados por una fuente de Cobalto-60  para modificar la genética de las especies problemáticas.

"Hay cuatro bioplantas en todo el mundo -dice Molero-. La más importante está en Guatemala y fue puesta allí estratégicamente por EEUU para evitar el ingreso de plagas a su territorio. Las otras están en Brasil y Canadá y, por último, está la nuestra".

La esterilización de insectos es una actividad que se mide con cifras millonarias y la demanda de estas herramientas biotecnológicas es tan grande que en otras oportunidades la planta de Mendoza -ubicada en Santa Rosa- tuvo que abastecer con insectos modificados a países como España y Turquía.

En cifras, el año pasado la bioplanta de Iscamen llegó a producir entre 60 y 70 millones de pupas de moscas semanales. Ahora el ente sanitario está preparado para producir de 100 a 450 millones por semana, a razón de USD 500 por cada millón de pupas.

El galpón donde se custodia el irradiador nuclear con fuente de cobalto (CAPTURA DEL VIDEO).

"Acondicionamos la bioplanta de Santa Rosa y estamos reactivando la de Kilómetro 8, en Guaymallén, y por eso ahora tenemos mayor capacidad de producción", subraya Molero. Esta mayor capacidad de "fabricación" de insectos modificados es la que permitió a Iscamen aplicar sus conocimientos de la TIE sobre el mosquito Aedes aegypti.

Custodia armada

La bioplanta de Santa Rosa donde se producen las moscas y ahora los mosquitos esterilizados posee vigilancia de corte marcial. En las puertas hay custodios con armas largas que siguen los protocolos propios de las actividades vinculadas a instituciones como el Organismo Internacional de Energía Atómica -o la propia CNEA.

Y es que para producir los ejemplares que combaten a la mosca del Mediterráneo o los mosquitos que ahora "lucharán" contra la propagación del dengue, el zika y la fiebre chikungunya se utiliza tecnología nuclear. Los insectos deben ser irradiados con cobalto para perder su capacidad de reproducción. El trabajo total para lograr un espécimen de este tipo, capaz de ser reproducido en masa, demanda dos años mínimos de investigación y una planta de 600 trabajadores entre científicos, entomólogos, ingenieros y operarios.

Los mosquitos de laboratorio mientras se alimentan con sangre vacuna (CAPTURA DEL VIDEO).

La idea de este método de control se originó en la década del 40 del Siglo XX en el Centro de Investigaciones Entomológicas del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. Su desarrollo y perfeccionamiento ha permitido que hoy se aplique como método para el control de plagas en diversos países del mundo.

Es una tecnología de control de la natalidad que aprovecha el comportamiento natural de apareo de los insectos ya que los insectos sometidos a esta técnica se vuelven sexualmente estériles. Cuando un macho estéril es liberado en una población silvestre y se aparea con una hembra silvestre fértil, los huevos que produce no son viables. La falta de descendencia produce la disminución de la población. Esta técnica del insecto estéril (TIE) es biológica por naturaleza, no genera un impacto negativo sobre la biodiversidad y no daña el medio ambiente.

A diferencia de otros métodos y agentes de control biológico, los insectos estériles liberados no se pueden establecer en el ecosistema y por lo tanto no tienen potencial para causar daños adversos sobre el ambiente. Entre otras grandes ventajas permite  reducir el uso de agroquímicos.

Mirá el video de la fábrica de insectos (aunque, advertimos, no es apto para estómagos sensibles).