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El calvario de una paciente oncológica que sobrevive entre el cáncer y la desidia de OSEP

Viviana tiene cáncer y asegura que todos los meses debe luchar contra OSEP para que le entreguen su medicación.

Viviana debe pelear con OSEP todos los meses para recibir su medicación contra el cáncer. 

Viviana debe pelear con OSEP todos los meses para recibir su medicación contra el cáncer. 

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Viviana tiene 66 años y hace casi 40 años aporta en la Obra Social de Empleados Públicos de Mendoza (OSEP). En el 2018 le diagnosticaron cáncer de mamá. En aquel entonces la operaron y realizó un tratamiento hormonal, sin necesidad de quimioterapia. Sin embargo, tres años y medio después, el cáncer volvió.

Por un dolor de ciático, Viviana tuvo que hacerse una radiografía en la que apareció una mancha: el cáncer estaba en los huesos. Allí comenzó el calvario.

"Empecé el tratamiento con una pastilla y ya me costaba que OSEP me la entregara. También necesitaba una inyección y un suerito", contó Viviana a MDZ.

Con el correr del tiempo, su estado de salud fue empeorando: el gen mutó y el tratamiento que estaba haciendo dejó de funcionar, y el cáncer se expandió al hígado, los pulmones y el mediastino. Viviana tuvo que iniciar quimioterapia, que según ella misma relata, le dejó diferentes secuelas, aunque ayudó a combatir la enfermedad.

"Como todo había mejorado, y para no seguir intoxicándome con la quimio, me pasaron a un tratamiento de una pastilla que es única, ya que la hace un solo laboratorio. No hay otra alternativa a esa medicación", contó.

El medicamento que debe tomar es Piqray, unos comprimidos contra el cáncer que se utilizan para tratar a mujeres posmenopáusicas con cáncer de mama localmente avanzado o que se ha diseminado a otras partes del cuerpo.

La desesperante lucha contra OSEP

Desde que le recetaron la droga, en el mes de febrero, Viviana debe luchar todos los meses contra OSEP para que se la entreguen, a tal punto que casi debe iniciar un tratamiento de quimioterapia nuevamente por no recibir la medicación necesaria. Una medicación que de manera particular tiene un costo que asciende a los 10 millones de pesos.

"La primera me la entregaron, la segunda ya tuve que pelear. Estuve al borde de volver a la quimio porque no me la entregaban. En ese momento conseguí que me hicieran una receta y que el proveedor me la trajera. Pero fue todo un tiempo sin medicación", expresó.

Si bien el médico le recetó dos pastillas por días, tras los reiterados inconvenientes para conseguir el medicamento, ahora está tomando tan solo una, para, por lo menos, asegurarse una dosis diaria.

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Viviana realizó múltiples reclamos a OSEP.

Viviana realizó múltiples reclamos a OSEP.

Tras numerosos reclamos a OSEP y después de más de una semana sin medicación, este lunes la mujer decidió concurrir a la sede de la Obra Social de los Empleados Públicos y no moverse de allí hasta obtener una respuesta.

"Estoy todos los días peleando. Me dicen que la medicación no está. La explicación que me dieron es que hay un señor que decide a quién se le compra la medicación y a quién no porque no alcanza el dinero para cubrir la medicación, entonces la van piloteando", afirmó.

Y agregó: "Estoy destruida. Ya esto me tiene muy preocupada porque no tengo solución. Si no me la dan, yo no puedo comprar una medicación que sale 10 millones de pesos, y no tengo alternativa porque no hay otro tratamiento".

La respuesta de OSEP

Tras la consulta de MDZ a la Obra Social de los Empleados Públicos de Mendoza, aseguraron que Viviana ya tiene en su poder la receta para poder retirar el medicamento por farmacia. Receta que correspondía al mes de septiembre, pero que recién le entregaron este lunes luego de la consulta de este medio.

El caso de Viviana no es el primero ni el único, en torno a afiliados de OSEP que sufren inconvenientes y demoras para recibir su tratamiento oncológico. Recursos de amparo, reclamos por múltiples vías sin respuesta, pacientes con cáncer que se acercan a diario a la sede para encontrar respuestas, forman parte de la realidad de un grupo de mendocinos que no solo deben luchar contra un cáncer, sino contra una obra social que no responde, pero que niega inconvenientes.