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Cambios, espera y reprogramación: el viaje con JetSmart que se volvió una pesadilla

Una pareja cuenta a MDZ Ciudadano su periplo de Mendoza a Salta con JetSmart: cambio de horarios sin aviso, horas de encierro, cancelación a último momento.

Unas vacaciones que no se disfrutaron del todo por problemas de una aerolínea.

Unas vacaciones que no se disfrutaron del todo por problemas de una aerolínea.

Juan Mateo Aberastain Zubimendi / MDZ.

MDZ Ciudadano da a conocer el caso de Sandra. Una mujer que junto con su pareja tenía como destino viajar a Salta con JetSmart para disfrutar de sus vacaciones. Sin embargo, las mismas no comenzaron de la mejor manera y diferentes problemas de la aerolínea, casi arruinan un merecido descanso.

El plan era simple y estaba cerrado desde mayo: unos días en Salta, del 2 al 5 de septiembre, con las vacaciones ya pedidas en el trabajo. El primer golpe llegó antes de partir: el regreso que figuraba a las 19:01 apareció de repente a las 8 de la mañana.

"Nadie explicó por qué. Ese movimiento me recortó tiempo en destino y me encendió la primera alarma. Más allá de perder unas horas de mi estancia en Salta vamos igual, no queda otra", comenzó relatando Sandra a MDZ Ciudadano.

Embarque, silencio y la espera que desgasta en un vuelo de JetSmart

El 2 de septiembre, a las 15:28, en el aeropuerto de Mendoza, subieron al avión con la idea de despegar en minutos. Pasó una hora adentro, con la promesa de un arreglo técnico “en breve”. Sandra agregó: "Finalmente, nos ordenaron descender. Nos llevaron a una sala y nos comunicaron que no podíamos salir porque el preembarque estaba hecho. 'Quédense cerca, ya sale', repetían. El tiempo se estiró. Nadie dio detalles. El cansancio empezó a pesar y la falta de información también".

personas que perdieron el vuelo jetsmart
La sala en donde esperaron todas las personas que fueron bajadas del avión de JetSmart

La sala en donde esperaron todas las personas que fueron bajadas del avión de JetSmart

"A las 19:30 apareció una nueva instrucción, que teníamos que bajar a otra sala para recibir algo de comer. En la fila, los teléfonos nos vibraron en cadena. La notificación fue la misma para todos: vuelo cancelado y reprogramaciones para el día siguiente. Todo cambió en un segundo. Había gente que necesitaba llegar para trabajar, otros por compromisos familiares, y una mamá embarazada, con hijos, que venía desde San Rafael, que no tenía respuesta, se descompuso, la verdad que un caos total", dijo la pasajera a MDZ.

Algunos corrieron a preguntar por micros. Un señor pagó un pasaje en Aerolíneas carísimo para salir a las 5 de la mañana. El aeropuerto se llenó de urgencias personales. Nadie discutía ya el desperfecto; lo que faltaba era un plan claro y una voz que se hiciera cargo, relató Sandra a MDZ Ciudadano.

Reprogramar con costo: un día menos y plata perdida

Para rescatar algo del viaje, aceptaron una alternativa: el 3 de septiembre, a las 9, volar a Buenos Aires y recién a las 19 seguir camino a Salta. Un día entero perdido. En el medio quedó una excursión ya paga. “Te llamamos para devolverte el dinero, nos dijeron", contó Sandra a MDZ Ciudadano. Hasta hoy, nada. La aerolínea cubrió una noche de hotel. Agradecido, sí, pero insuficiente. El descanso que se buscaba se transformó en logística forzada: reacomodar horarios, avisar al alojamiento, cancelar reservas, respirar hondo. La pregunta repetida, sin respuesta, fue siempre la misma: “¿Quién responde por todo esto?”.

El recorrido sumó otra piedra en Aeroparque. Con todo listo para encarar la nueva ruta, en mostrador dijeron que uno de los bolsos “excedía” medidas. En Mendoza nadie lo había marcado. Lo cobraron ahí mismo. "El malestar se nos mezcló con una frase que nos cayó muy mal:

'los de Mendoza hacen todo mal'. Más que una aclaración, sonó a pase de factura interno", dijo Sandra con frustración. Para el pasajero, fue otro recordatorio de que las reglas podían cambiar depende de quién atienda. Y cuando las reglas cambian sobre la marcha, el costo lo paga siempre el mismo.

Ante la impotencia de no ser escuchada y no encontrar respuestas, Sandra se hizo escuchar tuQuejaSuma para que le ayudaran a encontrar una solución a su problema. Más allá del dinero perdido en la excursión que no fue, el tiempo que perdió de sus vacaciones tanto en el inicio como en el final de las mismas.

Lo que queda cuando la atención llega por WhatsApp

Las comunicaciones formales llegaron por mensajes automáticos: impersonales, cortos, a destiempo. No hubo una cara, un nombre propio, alguien que dijera “me ocupo”. La cronología del caso deja un patrón difícil de ignorar: cambios sin explicación, avisos a último momento, silencio en momentos clave, reprogramas con tramos encadenados y una atención que no acompaña la urgencia del viajero.

Podes leer el caso de Sandra en tuQuejaSuma o bien publicar tu propio reclamo hacia esta u otra empresa de forma gratuita en esa plataforma.

En números, el saldo duele: un día menos de vacaciones, una excursión perdida, gastos imprevistos y la sensación de que la pelota siempre pica del lado del cliente. Volar implica aceptar imponderables, claro. Los aviones se rompen y la seguridad es lo primero. Pero hay un punto en el que la falta de información y los criterios dispares rompen la experiencia. Lo inolvidable del viaje ya no es el paisaje de Salta, sino la maratón de mostradores, filas y chats que dejó atrás.

Y queda algo más, menos medible pero igual de cierto: el cansancio emocional. La vacación que se soñó como refugio terminó en una carrera de obstáculos. La pareja volvió con la convicción de que un procedimiento sincero y una comunicación clara habrían cambiado la historia. Tal vez no el desperfecto, pero sí el modo en que se transita. A veces, lo que se pide no es un milagro, sino un gesto: explicar a tiempo, ofrecer opciones reales, evitar que la persona sienta que está sola frente a un sistema. Porque un buen viaje no empieza en la pista. Empieza cuando alguien, del otro lado del mostrador, entiende que lo que se pone en juego no es solo un ticket, sino días de vida que no vuelven.

Si tienes un reclamo o una mala experiencia como consumidor, comunicalo a [email protected], con una breve explicación del hecho ocurrido y un teléfono o correo electrónico para que luego podamos contactarte.