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Alicia Rodríguez: "El cáncer de mama me enseño a celebrar la vida"

A once años de su diagnóstico de cáncer de mama, Alicia Rodríguez comparte su historia de fortaleza, fe y esperanza, e invita a no bajar los brazos.

El 19 de octubre es el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, una fecha dedicada a concienciar sobre la importancia de la detección temprana.

El 19 de octubre es el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, una fecha dedicada a concienciar sobre la importancia de la detección temprana.

Agustín Tubio/MDZ

Hace once años, Alicia Rodríguez se descubrió un bultito en una mama y decidió consultar con un médico. Ese momento marcó el inicio de un camino complejo, lleno de desafíos, tratamientos y aprendizajes que transformaron su manera de ver la vida. Hoy, ya recuperada, comparte su testimonio en el marco del Día Internacional contra el cáncer de Mama.

El cáncer de mama, el tipo de cáncer más frecuente entre las mujeres en Argentina y el mundo, tiene cada vez mayores tasas de sobrevida cuando se detecta a tiempo. Por eso, historias como la de Alicia ponen en valor la importancia del diagnóstico precoz, la prevención, la contención médica y el acompañamiento familiar durante todo el proceso.

Con una sonrisa que resume años de lucha, Alicia recuerda los momentos más difíciles, pero también los más luminosos. Habla de su fe, de su hija —el motor que la impulsó a seguir adelante— y del papel fundamental de los médicos. “Hoy celebro la vida”, repite, con la convicción de quien atravesó la adversidad y decidió convertirla en esperanza para otras mujeres.

Mirá la entrevista completa a Alicia Rodríguez sobre su vivencia con cáncer de mama

Entrevista completa Alicia Rodríguez

Hace once años Alicia Rodríguez se descubrió un bulto en su mama.

— Alicia, hace 11 años te descubriste un bultito y decidiste ir al médico a ver qué estaba pasando. ¿Cómo fue ese momento?

— Bueno, ese momento fue un poco difícil porque el proceso interno uno lo tiene que manejar. Yo tardé una semana en ir al médico desde que me lo descubrí. Por una cuestión que, si bien sabía que algo no estaba bien, necesitaba procesarlo y ver también cómo hacía para pedir el turno médico y demás. Fue todo muy rápido porque cuando decidí, me hicieron todos los estudios inmediatamente. Y ahí empezó todo el recorrido, que no fue fácil, pero tampoco fue tan difícil porque depende de cómo uno se lo tome.

Uno sabe que siempre algo vamos a tener para cargar. Hay gente que más, hay gente que menos. A mí me tocó esta batalla. La verdad que confiando en los médicos, en cada uno de los profesionales, con la contención necesaria en ese momento y la empatía de profesional-paciente. La verdad es que le agradezco todo a mis médicos y también uno siempre tiene el Ser poderoso, nuestro Dios, que no deja de estar presente en todo, junto con la Virgen.

— ¿Cómo descubriste ese bultito? ¿Estabas haciendo un autochequeo, tenías dolor?

— No, en realidad me estaba preparando para ir al trabajo. Y justo me estaba colocando el corpiño y noté el bultito. Y ahí fue cuando lo descubrí.

La importancia de la familia cuando tenés cáncer

Recibir el diagnóstico de cáncer de mama

— Cuando lo descubriste y luego tuviste el diagnóstico, ¿en qué pensaste primero: en vos, en tu familia, en tu salud?

— El diagnóstico, cuando me lo dieron, gracias a Dios, fui con mi esposo porque eso es fundamental, el acompañamiento familiar. Y lo que pensé fue en mi hija, porque cuando uno tiene hijos, siempre lucha por ellos y es el motor de nuestra vida, más allá de que todo el rededor esté bien, porque a nivel ámbito familiar siempre hay acompañamiento, hay buenas relaciones y todo, pero teniendo un hijo, uno siempre lo focaliza por ese lado.

Y la verdad que a mí se me hizo duro tener que contárselo, o sea, tener que contarle a Anto todo este proceso. Si bien ella estaba transitando justo su última etapa del primer año, estaba con los exámenes finales; esperé un par de días como para hablarlo, porque no quería que todo lo bien que había estado en el primer año interfiera en esta última etapa del año, que le vaya mal, porque su cabeza adolescente no es lo mismo que por ahí puede ser para un adulto. Entonces, esperamos un poquito y después lo hablamos. Todo enfocado siempre en ella. Y yo justo estaba con la preparación de sus 15 años, que quedaba medio año para festejárselo. Yo creo que eso también fue la fuerza que tuve como para seguir adelante con esto.

— ¿Cómo encontraste las palabras para contárselo? ¿Y cuál fue la reacción de ella?

Yo quise hacer una reunión familiar. Éramos cuatro: mi esposo, mi mamá, ella y yo. Fue un día a la salida del colegio. Yo sabía que ese día lo iba a hablar y le dije: "Mirá, Anto, tenemos que hablar de algo importante". Recuerdo ese día cómo estábamos en mi casa distribuidos y todo. Dice: "¿Qué pasa?", lo primero que dijo. Le conté lo que había pasado y lo primero que me dijo: "¿Qué te va a pasar?". Le digo: "No va a pasar absolutamente nada, está todo controlado, los médicos van a hacer su trabajo, me operan en tal fecha, así que va a estar todo más que bien".

Ella me abrazó, se puso a llorar, obviamente, y quedó todo ahí, como que ella lo tomó en ese momento como algo doloroso, que uno no sabía cómo iba a ser la reacción después, porque en el momento uno lo recibe, recibe la noticia y todo, pero el proceso interno después... Y a medida que fueron pasando los días, como ella no vio ningún cambio en mi persona, porque yo seguí la vida naturalmente. A mí me operaron justo el 22 de diciembre; ella terminaba el colegio y estaba en la colonia ayudando a los profesores. Y ella también siguió su vida normal y tal es así que el día que me operaron, le dije: "Hacé lo que vos quieras". Porque, obviamente, el acompañamiento lo iba a tener tanto de mi esposo, de mi mamá y todo. Ella prefirió ir al colegio y después, a la tarde tranquila, cuando terminaba con la colonia, ir a verme. Pero lo tomó muy bien.

— Vos siempre le transmitiste a ella como la seguridad de que ibas a salir adelante y que iba a estar todo bien.

— Exactamente. Sí, porque confiaba mucho en todo lo que tenía alrededor. Y ya te digo, la familia, los amigos, es fundamental.

— ¿Cómo tomaste el gesto de ella de cortarse el pelo cuando vos ya comenzaste con el tratamiento?

— El corte de pelo fue bastante duro porque ella había organizado todo con mi mamá. O sea, yo todavía no me había quedado pelada. Sí, ya había empezado con el tema de los cortes, porque en algún momento el pelo se iba a terminar de caer; y aparece del colegio, yo estaba justo en casa, y la veo con el pelo corto y digo: "¿Qué pasó acá?". Y me dijo: "Lo hablé con la abu porque yo quería acompañarte de alguna manera". Obviamente, fue un acompañamiento desde todo lugar, tanto lo emocional como lo físico, porque también aparecer de un pelo largo con un pelo cortito, pero quiso acompañarme de esa manera.

Cómo mantener la fortaleza durante el tratamiento contra el cáncer

Sostener la fortaleza durante el tratamiento

— ¿Y cómo creés que se sostiene la fortaleza durante el tratamiento, y la esperanza de salir adelante?

— Y se sostiene con estas cosas que dije anteriormente, con el tema de que nuestros hijos son nuestros motores, y que nunca hay que bajar los brazos porque, como siempre digo, querer es poder. Si uno quiere, puede, y tratar de, en lo posible, siempre que las cosas se agarren a tiempo y no dejarse estar. De alguna manera, mi fortaleza, como digo siempre, fue ella, siempre.

También, en parte mi mamá... A mí me costó un poco también con mi mamá, porque creo que para un padre, una madre, dar una noticia así es muy difícil. Yo, a pesar de que estaba pasando yo por la enfermedad, era quien daba siempre fuerzas para seguir adelante y esta fortaleza con la cual siempre se me vio, se me vio entera, nunca me vieron caer, daba a que bueno, que todos tenían que estar bien, nadie podía aflojar en este caso.

— ¿Y nunca pensaste en bajar los brazos?

— Nunca, jamás. Eso nunca, nunca.

El rol de los médicos para dar fortaleza

— ¿Qué rol ocuparon los médicos en este seguimiento y en darte esta fortaleza a vos de seguir?

— Primero, el perfeccionamiento de cada uno de ellos, que son médicos muy reconocidos en el hospital y con sus congresos, con su perfeccionamiento en todo. Y además, cuando uno está transitando esto, sabemos que cada paciente tiene un tratamiento único, entonces eso hace que uno se sienta también más tranquilo, porque no es como era antes, que antes la quimioterapia era generalizada, era siempre para todos lo mismo. Y acá, cada uno tiene su tratamiento. Obviamente, pasé por varios tratamientos porque hay tratamientos que no dan resultado como lo esperan, pero es prueba y error también, porque el organismo es el que responde de una manera u otra. El organismo a veces no responde de la manera que los médicos quisieran que respondiera. Entonces, hay que ir probando diferentes drogas. Pero, acá estamos, después de once años.

Seguimiento luego de tener cáncer

— ¿Hace 11 años que no te tenés que hacer ningún tratamiento o cómo es tu día a día?

— Hice varios tratamientos, hice dos tratamientos de quimio. Lo que pasa es que a mí, justo al año de haberme operado y todo, me reincidió la enfermedad en la parte externa de la mamá. Obviamente, voy al control, me atendieron antes porque le aviso al médico lo que me estaba pasando, yo tenía control un mes después y le avisé y me dijo: "No, venite", me atendieron y, obviamente, la enfermedad reincidió en la parte externa. Digo: "Empezamos de cero", porque es como empezar nuevamente todo. Me quedé tranquila porque, si bien era maligno todo, porque también, no fue nada positivo, pero con el tratamiento siempre para adelante. El tema de los médicos, les debo todo a ellos.

— ¿Y qué es en lo primero que pensás cuando recordás todo lo que viviste?

— En realidad no pienso nada más que decirle a la gente o transmitir que tienen que luchar, que tienen que seguir para adelante, no bajar los brazos, la vida continúa. Hoy el cáncer de mama es algo que se puede solucionar y la verdad que es lo que puedo decir en este momento. No se me ocurre otra cosa más que darle fuerza a quien lo necesite en este momento.

Octubre rosa: mes de concientización sobre el cáncer de mama

— Te vemos vestida de rosa... Por lo que me estuviste contando antes de la entrevista, no solo te vestís así en octubre, que es mes rosa, sino todos los días.

— Mi vida pasa por este color, lo fui incorporando de a poco y ahora mucho más. De hecho, no es solamente cómo me ven vestida, sino los accesorios que tengo en mi casa, en el trabajo, o sea, mi lugar es todo rosa.

— ¿Y qué mensaje es el que querés transmitir vistiéndote de este color?

— Es la campaña también, pero, como yo digo, no es solamente por el mes de octubre. Cada vez vemos que hay más empresas, más lugares donde todo se convierte en rosa. De hecho, la otra vez fui a Havanna exclusivamente por el tema del alfajor, porque también sacaron el envoltorio del alfajor tradicional acompañando la campaña del cáncer de mama.

Mensajes para quienes reciben el diagnóstico de cáncer de mama

— ¿Qué le dirías a una mujer que recién recibe el diagnóstico?

— Que haga todo lo que le digan los médicos, que no se guíen por comentarios de gente que por ahí es negativa, que las chicas continúen con lo que el médico les dice, no meterse en Internet, porque hay muchas cosas que por ahí no son ciertas o si son es un caso de un millón y el organismo siempre responde de una manera diferente en cada persona. Entonces, continuar con el tratamiento que el médico les indica y confiar siempre en el médico. Y si hay dudas, hablar con los médicos, tener la confianza suficiente con los profesionales como para seguir adelante en esto.

— Para ir finalizando, me gustaría que resumas tu historia en una frase. ¿Cuál sería?

— Celebrar la vida, hoy celebro la vida.