El cambio de hábito de consumo que muestra el derrumbe de la clase media
Las señales del empeoramiento de la situación de la clase media se multiplican. La tendencia que se profundiza entre las ventas de motos y de autos es un ejemplo de ese fenómeno.
El 2024 comenzó con un dato que confirma un importante cambio de hábito de consumo de los argentinos en materia de movilidad: las ventas de motos siguen superando a las de autos.
Según informó la división motovehículos de la asociación que agrupa a las concesionarias (ACARA), durante febrero se patentaron 30.697 unidades, mientras que el mercado de autos fue de sólo 24.811 0km.
En el acumulado de los dos primeros meses, los vehículos de dos ruedas acumulan 64.113 operaciones, contra las 58.729 de los de cuatro ruedas. Esto se produce en un contexto de achicamiento de las ventas de los dos mercados. Durante el 2023, los patentamientos de autos fueron de 449.438 vehículos y quedaron por debajo del segmento de las motos que llegaron a 470.691 unidades por tercer año consecutivo.
En 2021 ya se había visto el primer indicio: las ventas de motos habían superado a las de autos, por primera vez en la Argentina, con 393.000 vehículos de dos ruedas y 382.000 de cuatro. Este simple hecho es un reflejo de un problema económico profundo.
Es cierto que se puede explicar por otros motivos. Por ejemplo, la búsqueda de medios de transporte menos contaminantes o que permitan desplazarse más rápido en el tránsito urbano. Esto es algo que está sucediendo en otros países.
En una sociedad desarrollada y con las necesidades básicas satisfechas esa podría ser una interpretación lógica, pero en un país que vive en una crisis social permanente, los motivos son otros.
Que las ventas de motos sean iguales o superiores a las de autos es una característica de naciones con mayores niveles de pobreza, donde una pequeña parte de la sociedad, con alto poder adquisitivo, accede a la compra de vehículos, mientras que la gran mayoría de los habitantes se vuelcan a los biciclos. Eso sucede cuando se reduce la clase media, un fenómeno que se profundiza en la Argentina en los últimos años y que en los últimos meses se agravó.
En la Argentina, los autos son cada vez menos accesibles en relación a los ingresos de las personas. Los aumentos de precios se dispararon desde la devaluación y la cantidad de salarios que se necesitan para comprar un auto son cada vez más.
El perfil del mercado argentino de los últimos años tiende a concentrarse en autos de mayor gama, en detrimento de los 0km más económicos, y motos de bajo precio. Según informa la cámara de fabricantes de motos (CAFAM), los modelos más vendidos son los de baja cilindrada. Las de 110cc representan la mitad de las operaciones.
La falta de financiación, salvo por los sistemas de planes de ahorro, es uno de los limitantes del consumo de los sectores más bajos porque se requiere contar con efectivo para hacer una compra. La historia muestra que en países que salen del estancamiento e ingresan en un período de crecimiento, sus habitantes dejan las motos y apuntan a autos chicos, como señal de progreso. En esos casos, la clase media es la que se fortalece.
En la Argentina, en los últimos años, por distintos motivos, la oferta de vehículos de ese segmento ha desaparecido. Ford KA, Nissan March, Renault Kwid, Volkswagen Gol, Chevrolet Corsa son algunos ejemplos. La oferta de autos se concentra en modelos medianos o de alta gama.
No sólo es una cuestión del elevado precio de compra de un auto. El otro factor que desalienta el consumo son los costos de mantenimiento. Seguro, patente, impuestos, service, combustible, convierte a los modelos más accesibles en bienes de lujo.
Como atenuante de la baja perfomance del mercado automotor, hay que mencionar que la demanda está insatisfecha por el desabastecimiento de vehículos por las trabas a las importaciones que se aplicaron durante el Gobierno anterior y todavía no logró recuperarse.
Esto afecta a los dos segmentos. Seguramente se venderían más autos si hubiera más disponibilidad de importados, pero lo mismo sucedería con las motos. Las que se consideran “nacionales” son, en la mayoría de los casos, unidades que se ensamblan en el país con piezas importadas. Si hubiera más disponibilidad de kits importados para armar motos, también se venderían más.
Esto explica que la proporción del mercado entre autos y motos no está determinada por las trabas a la importación sino a lo difícil que es para quienes cobran en pesos llegar a comprar autos que se venden al valor del dólar.

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