El reciclaje de plásticos contamina más
A pesar de ser una estrategia pensada para evitar la contaminación por acumulación de residuos, el reciclaje de plásticos podría ser ineficaz y dañino.
Durante décadas, el reciclaje de plásticos se presentó como una solución clave para combatir la acumulación de residuos. Desde los años 70, la presión por reducir la cantidad de desechos plásticos impulsó esta práctica, promovida especialmente por la industria petroquímica. Sin embargo, lo que se nos vendió como sostenible resultó ser una trampa: no sólo ineficaz, sino dañina.
Desde el inicio, las petroquímicas, responsables de la producción masiva de plástico sabían que el reciclaje no iba a funcionar a gran escala. Esta estrategia fue diseñada para aplacar las preocupaciones ambientales sin comprometer realmente la producción. En lugar de atacar el problema desde su raíz, se ofreció una solución superficial, dejando la impresión de que el reciclaje era la respuesta definitiva. Pero la realidad es que las tasas de reciclaje son bajas: solo el 9% del plástico se recicla a nivel mundial. En Estados Unidos, ese porcentaje se reduce, rondando el 6%. Este fracaso no es una sorpresa para las grandes corporaciones, que siempre lo supieron.
El proceso de reciclaje genera nuevos problemas. Las plantas de reciclaje, que deberían estar reduciendo los desechos, liberan microplásticos al ambiente. Estos fragmentos diminutos se encuentran en el aire, el agua y el suelo, con efectos dañinos tanto para la salud humana como para los ecosistemas. Un estudio reciente reveló que estas plantas podrían ser una de las principales fuentes de contaminación por microplásticos en el mundo. A pesar de la gravedad del hallazgo, la respuesta ha sido débil. Aunque el estudio recibió algo de cobertura mediática, sus resultados no se tradujeron en políticas públicas ni en una mayor atención global.
Lejos de ser una solución, el reciclaje agrava la crisis ambiental. Las plantas de reciclaje contribuyen a una contaminación de la que aún no entendemos plenamente el alcance. Si no actuamos pronto, aceleramos una crisis de contaminación mucho más compleja de revertir que la simple acumulación de desechos plásticos.
Y este no es un caso aislado. En muchos esfuerzos por abordar las crisis ambientales, se tomaron decisiones apresuradas que causan más daño que bien. La deforestación impulsada por la demanda de biocombustibles es un buen ejemplo: lo que parecía una solución ecológica resultó en la destrucción de enormes áreas forestales, liberando más dióxido de carbono del que se pretendía evitar.
El reciclaje de plásticos es un espejismo, una solución falsa que, en lugar de mitigar la crisis ambiental, la profundiza. Es urgente cambiar de perspectiva. La sociedad y los gobiernos deben dejar de ver el reciclaje como la única solución viable y pensar en formas más efectivas de reducir la producción de plásticos y gestionar los residuos. Solo entonces evitaremos que las soluciones sean, una vez más, peores que los problemas que intentan resolver.
Las cosas como son.
*Mookie Tenembaum aborda temas internacionales como este todas las semanas junto a Horacio Cabak en su podcast El Observador Internacional, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.