Tras 30 años parado, el iceberg más grande del mundo empezó a moverse: hacia dónde se dirige
Este bloque de hielo surgió como consecuencia de una extensa fractura en la Barrera de Hielo Filchner en el año 1986.
Luego de estar más de 30 años encallado en el fondo del océano, el iceberg más grande del mundo vuele a ponerse en movimiento. Conocido como A23a, este bloque de hielo posee 4.000 metros cuadrados.
Este colosal iceberg se separó de la Costa Atlántica en 1986 y se asentó en el mar Weddell. Durante varios años se encontró allí, pero la semana pasada, expertos comenzaron a ver que el mismo comenzó a moverse a la deriva de manera rápida y que ahora se encuentra a punto de traspasar las aguas antártidas.
El A23a surgió como consecuencia de una extensa fractura en la Barrera de Hielo Filchner en el año 1986. En aquel momento, la superficie de esta barrera albergaba una base de investigación científica soviética que posteriormente fue desmantelada
Para explicar por qué, después de más de tres décadas inmóvil, el iceberg ahora se está moviendo nuevamente, el experto Andrew Fleming de la British Antarctic Survey consultó con algunos colegas para determinar si podría haber ocurrido algún cambio en la temperatura del agua que lo hubiera desencadenado. Sin embargo, el consenso fue que su movimiento simplemente había llegado en el momento adecuado.
"Estaba encallado desde 1986, pero con el tiempo iba a perder tamaño de manera suficiente como para perder agarre y empezar a moverse. Detectamos el primer movimiento en 2020", explicó.
En los últimos meses, los vientos y corrientes impulsaron a este glaciar que ahora están atravesando la punta norte de la Península Antártica. Como la mayoría de icebergs del sector de Weddll, el A23a será casi con toda seguridad expulsado a la Corriente Antártica Circumpolar, que lo arrojará hacia el Atlántico Sur en un camino que se ha convertido en una especie de "callejón del iceberg".
El recorrido de este coloso de hielo será seguido por expertos, ya que puede encallar en las Islas Georgias del Sur, lo que causaría problemas para la fauna marina que habita en las islas.
En 2020, otro iceberg gigante, el A68, generó temores de que chocaría con Georgia del Sur, aplastando la vida marina en el fondo del mar y cortando el acceso a los alimentos. Esta catástrofe se evitó finalmente cuando el iceberg se rompió en trozos más pequeños, un posible final también para la A23a.