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El extraño fenómeno astronómico que se vio en tres provincias

Los habitantes de tres provincias se vieron sorprendidos por una llama que apareció en el cielo nocturno. Algunos pudieron capturar el fenómeno con sus cámaras y lo compartieron en redes sociales.
El fenómeno surcó los cielos y alarmó a muchas personas que se comunicaron con medios y observatorios
El fenómeno surcó los cielos y alarmó a muchas personas que se comunicaron con medios y observatorios

Un bólido fue visto en varias ciudades de Córdoba, Santa Fe y Santiago del Estero. El hecho ocurrió este jueves y los medios de comunicación y observatorios se hicieron eco gracias a los llamados que recibieron de personas que se sorprendieron por el extraño fenómeno. Algunos usuarios de redes sociales captaron y compartieron esa ráfaga fugaz de luz que iluminó el cielo nocturno.

"Lo vi mientras trabajaba. Fue un aerolito. Se vio muy fuerte por barrio Ameghino, Estación Flores", comentó un guardia de seguridad cordobés sobre el fenómeno que pudo verse en las localidades de Deán Funes, Quilino, Totoral, Jesús María, Colonia Caroya, el sur santiagueño y el oeste santafesino.

Otro de los que se vieron sorprendidos por el fenómeno astronómico comentó que "era una bola de fuego con una estela verdosa", según informó el diario Panorama de Santiago del Estero.

¿Qué es un bólido?

El bólido es un fenómeno común en materia astronómica que se trata de rocas y restos del sistema planetario que se fragmentan al ser atraídas por la Tierra.

En resumen, es un meteoro muy brillante que atraviesa el cielo y crea una huella luminosa. Con respecto al color verdoso de este fenómeno, los expertos indican que eso sucede porque está compuesto de magnesio. Ese elemento genera que el fenómeno tenga unos segundos en los que aumenta su intensidad y luego se apaga.

Este bólido no es lo mismo que una estrella fugaz. Las estrellas fugaces suelen ser un elemento muy pequeño que atraviesa los cielos mientras que el bólido se forma con cuerpos más grandes. Estos suelen entrar a 25 mil kilómetros por hora en la atmósfera, por lo que pueden elevar su temperatura hasta 2.500 grados. A esas temperaturas, el objeto se quema, se vuelve frágil y se fracciona antes de llegar a la superficie convirtiéndose en un destello de luz.