Crisis

Por la inflación, se desvanecen las estrategias para que la plata rinda

Desde los comercios, supermercados e hipermercados, aseguran que la clientela no tiene dinero para poder comprar mucho de una sola vez y acopiar mercadería como en otras épocas de crisis. Sostienen que la escasez de segundas marcas en productos básicos no tiene que ver con la guerra.

Zulema Usach
Zulema Usach martes, 22 de marzo de 2022 · 12:00 hs
Por la inflación, se desvanecen las estrategias para que la plata rinda
Las harinas más económicas son las que faltan. Lo mismo ocurre con el aceite y otros productos alimenticios básicos. Foto: Maximiliano Ríos/MDZ

La actual crisis económica argentina, marcada por un proceso inflacionario que parece acelerarse sin reparos, no solo sigue afectando la calidad alimentaria de la población, sino que impide apelar a estrategias para poder “estirar” los sueldos lo que más se pueda. Las compras a granel, el acopio de mercadería y las escapadas a la feria o los grandes hipermercados para lograr hacer compras comunitarias de mercadería, con gastos compartidos, han quedado fuera de las posibilidades de las familias de ingresos económicos medios. En tanto que entre las más pobres e indigentes, paliar el hambre es el gran desafío diario.

El límite para llevar artículos de marcas más económicas (incluidas en la canasta de precios cuidados implementada por el Gobierno nacional) se suma a los obstáculos para poder echar mano a recursos aplicados en épocas críticas como la actual. Hacer el pan en casa, por ejemplo, suele ser otro recurso válido para las familias numerosas, en el marco del incremento del precio del kilo de pan, que hoy supera los $220.

En las góndolas de los súper y hipermercados, los carteles son la prueba de la imposibilidad de llevar más de dos paquetes de harina tres ceros por cliente. "Quería llevar más kilos para poder hacer todo el pan de la semana de una sola vez. Pero voy a tener que volver mañana; espero que pueda encontrar", decía con preocupación Eugenia R. (48), que es mamá de tres adolescentes y dos niños en edad escolar.

En los supermercados se anuncia el límite de compra por cliente

En el mismo supermercado de Godoy Cruz, personal del área de cajas describía la situación: “La gente en realidad no tiene plata para llevar mucha mercadería. Muchos dicen que si pudieran, llevarían muchos paquetes para guardar harina, aceite, arroz y fideos en las alacenas. Pero lo que nosotros vemos todos los días es que cada vez se está comprando menos. A veces ves a la misma persona que viene todos los días al súper porque la mayoría está viviendo al día", aseguró un empleado que prefirió resguardar su nombre.

El hipermercado Oscar David, donde las familias suelen comprar al por mayor, la búsqueda de precios más económicos es evidente, al punto que allí también ha sido necesario limitar la compra de la marca de harina más económica. Aseguran sus dueños que en realidad aún no hay escasez de este producto, ya que los artículos del resto de las marcas no escasean. “Debemos limitar la compra porque si todos llevan lo mismo ahí es cuando se agota el stock. En el caso de la canasta de productos de precios cuidados propuesta por el Gobierno no tienen una compra ilimitada. Por otro lado, el resto de las marcas no están bajando sus precios, por lo que es muy difícil promover la venta de las otras marcas y poder equiparar”, explicó Rubén David, gerente de la empresa.

David detalló que en el caso de las harinas, desde las empresas fabricantes se está recibiendo la misma cantidad que el año pasado. Una posible salida a la situación, aclaró, es por ejemplo, que las marcas más económicas produzcan desde sus fábricas más cantidad de productos para poder abastecer a toda la población. La crisis, aclaró el empresario se traduce en una postal frecuente y dolorosa: “estamos viendo cómo la gente lleva arroz, fideos y nada más. Es una situación terrible”, advirtió.

Acopio de mercadería, solo para quienes que pueden

En los almacenes de barrio, el panorama se torna desalentador: desde hace muchos años, sus dueños no se habían encontrado con incrementos de precios tan desmesurados. De hecho, desde el sector aseguraron que si bien en noviembre y diciembre del año pasado la inflación había trepado del 3 al 5%, enero llegó con la mala noticia de dos dígitos.

 “Empezamos el año con aumentos del 15% y por eso trasladamos nuestra preocupación al Gobierno. Hoy un cliente va a un comercio y con mil pesos no alcanza a comprar ni cinco productos básicos”, aseguró Fernando Savore, presidente de la Asociación de Almaceneros y mostró su preocupación frente a la inflación registrada en febrero en relación a los productos alimenticios básicos, que fue del 7,5%.

“Esta situación no nos toma por sorpresa pero sí con mucha preocupación, porque además esto impacta en las ventas de manera contundente”, explicó Savore y detalló que el abastecimiento depende de los volúmenes producidos por las empresas fabricantes. Sin embargo, dijo, es “el Gobierno en definitiva, el que va a tener que sentarse y debatir con los grandes monopolios, que son los que en realidad tienen el poder”.

Frente al impacto que genera en los bolsillos esta crisis, Savore reconoció que en realidad casi nadie tiene la posibilidad de acopiar mercadería, como la harina o el aceite, para reservarla en su hogar como medida para paliar la inflación. “La realidad es que la gente no tiene plata. El que lo puede hacer, no está mal, pero muchas familias ni siquiera están pudiendo comprar lo básico. Menos van a poder pensar en aplicar estrategias de ahorro”, alertó.

“La culpa no es de la guerra”

La problemática se evidencia en los supermercados del interior del país. Detallan que por ejemplo el caso del aceite es más notorio que se limite para la venta a un máximo de dos o tres botellas por cliente. “Esto es porque en realidad la entrega por parte de los proveedores en algunos casos está cuotificada”, explicaron y aclararon que en realidad el tope a los precios establecido por el Gobierno Nacional, en realidad distorsiona el mercado.

Si la harina y el aceite de segundas marcas están limitados para la venta, aseguraron, en realidad no tiene que ver aún con la guerra Rusia-Ucrania. “Esa situación todavía no ha impactado en nuestro mercado. La realidad es que la gente no tiene capacidad de compra”, alertaron y aclararon que en las góndolas no hay faltante de mercadería, sino que hay un límite para la compra de las segundas marcas.

 

 

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