Con un Obelisco desbordado, la fiesta se mudó al conurbano

Los festejos abundaron por todo el país y, para no ser menos, el conurbano vuelve a regalar postales para la historia. Desde La Matanza a San Isidro y Quilmes, las escenas no hicieron más que alegrar a los argentinos.

En Ramos Mejía, Buenos Aires, recrearon a Emiliano "El Dibu" Martínez y el arco, una imagen que quedará para la historia. Esto porque Argentina venció por penales a Francia, con un desempeño épico de Martínez, que además desempeñó 120 minutos de excelencia para hacerse con la Copa.

Los festejos atravesaron el conurbano y llegaron a Quilmes. Allí, la gente se congregó para celebrar el campeonato mundial de fútbol y festejó cantando sin cesar.

Los festejos no paran, las celebraciones surcan el mundo. ¿Por qué? Porque Argentina es campeón del mundo de fútbol. Lo inimaginable hace cuatros años, se hizo real de la mano de un plantel ejemplar.

Al extremo norte del conurbano bonaerense, celebran los hinchas de Tigre. Banderas azules y rojas flamean como las celestes y blancas. Argentina es campeón mundial y en ningún lado dejan de celebrar. Los vecinos se abrazan y celebran el título tan ansiado, que corona por tercera vez a la Selección argentina.

El fernet fluye como un río, las cervezas acompañan, los brindis decoran la escena más esperada. Un país celebra, una nación entera se abraza y festeja algo único entre tantos penares. Argentina, finalmente, es campeón del mundo.