Derechos vulnerados

La postal que evidencia el recrudecimiento de la pobreza en Mendoza

Desde comedores comunitarios aseguran que es cada vez mayor la cantidad de personas que se acercan a pedir comida, entre las cuales la gran mayoría son niños y niñas. Frente a la actual crisis, su capacidad de respuesta decrece. Se necesitan alimentos no perecederos, calzado y ropa. Cómo ayudar.

Zulema Usach
Zulema Usach lunes, 10 de octubre de 2022 · 09:05 hs
La postal que evidencia el recrudecimiento de la pobreza en Mendoza

Se trata de derechos humanos fundamentales, contemplados en leyes nacionales y convenciones internacionales. Sin embargo, en un país que no logra estabilizarse para que las familias mejoren su calidad de vida, miles de niños y niñas siguen viendo su salud y sus potencialidades afectadas como consecuencia del hambre que ocasiona la pobreza extrema. Justamente, desde los comedores y merenderos que desde años trabajan en los barrios más necesitados con el fin de aportar con un plato de comida o una mediatarde a las personas que no tienen otra opción más que recurrir a la ayuda externa para paliar la urgencia, aseguran que en los últimos meses, la situación ha llegado a límites extremos.

Coinciden los referentes barriales que el hambre -que ya se venía evidenciando desde principios de 2022- ya se ha vuelto crónico entre las personas que se acercan con un taper a pedir una porción de guiso, alguna fruta o simplemente, una taza de té. La leche ya quedó atrás y la posibilidad de entregarles alimentos de manera más seguida y abundante se les ha vuelto un objetivo casi imposible de alcanzar.

Niños pequeños, mamás embarazadas con uno o varios hijos, adultos mayores que viven al extremo de la indigencia, personas con discapacidad, llegan a la puerta de los comedores barriales a pedir lo que sea. Son cada vez más, en tanto que las posibilidades de las personas que realizan estas obra de manera desinteresada, se presentan de manera creciente. No llegan a comprar alimentos no perecederos, huevos, frutas o verduras como en otras épocas no muy lejanas. Tampoco reciben ayuda y las donaciones brillan por su ausencia. La postal más dura, advierten, es "ver que los niños y niñas vienen por sí solos a pedir; llegan con sus zapatillas y ropa toda rota. Muchos tienen ojeras por la mala alimentación y cuentan que no han comido nada en todo el día".

En el comedor de El Borbollón los pedidos de ayuda son cada vez más\Foto: Gentileza

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) anunció que la pobreza llegó al 36,5% de la población argentina en el primer semestre de 2022. En datos concretos, esto significa que 17,3 millones de personas en la país es pobre. En tanto que el nivel de indigencia fue del 8,8% en el mismo período. En tanto que para Mendoza en particular, los datos arrojaron que 38,6% de los mendocinos que habitan en el Gran Mendoza es pobre y 4,6% es indigente.

Hambre que recrudece por fuera de los datos

En la voz de quienes trabajan a diario desde la solidaridad, el panorama es más complejo y de hecho, más actualizado. El comedor llamado "Yo sí te creo", fundado por Paola González para colaborar con las familias más necesitadas del barrio San Martín y aledaños, hasta hace poco abría sus puertas al menos dos veces a la semana y recibía a casi 200 niños y niñas. Hoy, con mucha suerte, esa posibilidad se da para las personas que llegan con hambre a solicitar una ración de comida, tan solo una vez al mes. Cuenta Paola que inclusive, las necesidades en la población más vulnerable se han incrementado. Y para ofrecer una respuesta a la urgencia, decidió convocar a una colecta solidaria.

El objetivo es recaudar alimentos no perecederos, ropa, pañales y calzados para todas las edades, pero principalmente para los niños y niñas. Las frutas y las verduras de estación, con las que Paola prepara ollas de comida para distribuir, al igual que los huevos, también serán muy bien recibidos. "Con lo caro que está todo es imposible poder costear los ingredientes que se necesitan para preparar una comida para más de 40 familias", explica la mujer. Asegura que a su puerta llegan a diario niños pequeños a pedir al menos un vaso de leche.

"Llegan con ojeras, tienen muchísimo hambre y se nota que muchas veces no comen en casi todo el día", recalca Paola.

Su inquietud más grande también tiene que ver con las carencias que los pequeños muestran a la hora de acceder a la educación. Cuenta, por ejemplo, que muchos niños y niñas de esa barriada tienen altos niveles de deserción a causa de las carencias extremas a las que están expuestos. Al hambre, se les suma que no tienen útiles escolares ni zapatillas o una mochila para poder asistir a la escuela.

Los derechos básicos de la infancia entonces, van perdiendo por kilómetros a lo establecido, por ejemplo en la Ley Nacional de Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (N°26.061), norma que establece las pautas generales que priorizan su bien superior desde la plena garantía que debe otorgar el Estado y las familias. El acceso a una adecuada alimentación que colabore a mantener una adecuada calidad de vida, la posibilidad de contar con condiciones de vivienda dignas  o de ir a la escuela, son solo una parte de los derechos fundamentales que hoy, en Mendoza, no están garantizados por igual para la infancia en Mendoza.

Pobreza creciente en los hechos

La Sede Mendoza del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA – UCA) también brindó un nuevo informe (cuyo datos llegan hasta 2021) a principios del mes pasado, en el que se detallan variables específicas, como por ejemplo, el déficit en el acceso a la educación y  la salud en los hogares del Gran Mendoza. Se desprende de este trabajo, por ejemplo, que 43% de los hogares de los departamentos que concentran la mayor parte de la población de la provincia presenta un nivel socioeconómico muy bajo. Al mismo tiempo, en el 33,4% de esos hogares hay niños, en tanto que en el total de la población, la infancia representa al 36,25%. Otro dato que relevó el observatorio de la UCA es que un 39,5% de las familias es trabajadora pobre.

El festejo en el comedor de Las Heras para el Día del Niño evidenció las profundas necesidades de la población.

Las carencias vuelven a tomar forma humana. Esta vez, es Juan Villegas, el fundador del comedor Niños de Dios, ubicado en El Algarrobal (Las Heras), quien describe las situaciones cotidianas que allí se viven. Asegura el hombre que el corazón se le desvanece a ver que ya no puede dar respuesta la demanda de alimento por parte de las familias, que es cada vez mayor. "Las necesidades crecen semana a semana y cada vez llega más gente a pedir algo de comida o ropa. Hay niños pequeños que inclusive viene solos a buscar al menos una taza de té. Hay algunos que incluso nos vienen a decir que no han comido nada en todo el día. Y nosotros lo notamos en sus caras", dice Juan al borde del llanto.

En su caso, la labor solidaria busca dar respuesta a la emergencia alimentaria de 180 familias y al menos 330 niños y niñas que llegan desde los barrios Victoria, las Viñas y Centorbi, entre otros. "Hay familias enteras que llegan a pedir a cualquier hora de la noche porque en el día no alcanzaron a recaudar lo necesario para poder comer", comparte el hombre, que también ha decidido hacer público el pedido para llamar a la población de Mendoza a la solidaridad. Asegura Juan que los chicos llegan con la ropa rota y con mucho hambre. Y agrega que cuando les han preguntado, por ejemplo, qué cosas anhelan, la respuesta ha sido "y...que en nuestra casa nunca falte el plato de comida". 

Para quienes deseen colaborar con esos llamados a la solidaridad, deben comunicarse a los siguientes números: 

  • Paola González, Merendero "Yo sí te creo": 2616714277.
  • Juan Villegas, Merendero "Niños de Dios": 2615966938.
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