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Hace 35 años lucha contra la trata y la explotación sexual y por eso vive amenazado de muerte

Un referente de la lucha en favor de los derechos humanos es cómo califican a José Luis Azcona, un religioso comprometido desde 1985 contra la trata de personas y la explotación sexual de niños, niñas y mujeres. Ha recibido por eso un premio Brunet, pero también está amenazado de muerte desde 2007.

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MDZ Sociedad lunes, 27 de diciembre de 2021 · 20:49 hs

José Luis Azcona, un religioso de la Orden de los Agustinos Recoletos, fundó varias entidades para la promoción de la mujer. Este español fue obispo de Marajó (Brasil) durante 29 años, hasta 2016, y se comprometió con la lucha contra la trata y explotación sexual de niños, niñas y mujeres. Entre los casos más terribles de los que tuvo conocimiento en aquella zona brasilera fue el de un delegado de la Policía que mantuvo públicamente relaciones sexuales con una niña de 14 años encima de una mesa de billar en una fiesta nudista. La Justicia, como en muchos otros lugares del mundo (incluido nuestro país) no hizo nada, probablemente por complicidad o involucramiento.

Desde 1985 hasta la actualidad, José Luis Azcona trabaja en Brasil, donde se ha convertido en un referente de la lucha en favor de los derechos humanos, sobre todo en una región que cuenta con los índices de desarrollo humano más bajos de todo el país. La incasable lucha de Azcona contra la explotación sexual y la trata de mujeres le ha valido un Premio Internacional Jaime Brunet a la Promoción de los Derechos Humanos 2021, concedido por la Universidad Pública de Navarra. Según las palabras del premiado, “la trata de personas está estrechamente relacionada con otras tres actividades ilícitas: tráfico de armas, tráfico de drogas y explotación sexual de menores”.

El religioso José Luis es un referente de la lucha en favor de los derechos humanos

Marajó, un archipiélago de 3 mil islas en la desembocadura del Amazonas que cuenta con un 40% de población pobre, es terreno fértil para todo tipo de abusos. Al respecto, Azcona explica que hay grandes organizaciones internacionales que llevan a mujeres a la Guayana Francesa, territorio francés de ultramar que sirve de puente para toda Europa, o también a Surinam. “Este tráfico sería imposible sin la colaboración de las autoridades”, afirma el religioso. Años atrás ha sabido de rutas de tráfico de órganos y de gestación subrogada, que no sabe si continúan porque es un negocio en continuo cambio, según cuenta.

En otras zonas, la explotación más frecuente es por parte de particulares. El español explica, además, que “existen subastas públicas de vírgenes, pasando por el ofrecimiento sistemático de la propia hija a los tripulantes de las balsas de carga en los grandes ríos de la región a cambio de gasolina, de carne o de tres reales. Hay adolescentes que dejan la escuela para prostituirse”, mientras que a otras, la invitación les llega precisamente ahí, por parte de “chicas mayores que facilitan los encuentros”, a veces con el consentimiento del profesor. La pobreza, la falta de oportunidades y un ambiente social de indiferencia y naturalización de estos hechos son algunas de las causas más significativas de este fenómeno. Como es común en la mayoría de estos casos, existe el “miedo a denunciar, sobre todo cuando los explotadores son políticos, autoridades o personas con dinero”.

El tráfico de personas sería imposible sin la colaboración de las autoridades, según Azcona

Por su parte, José Luis lleva años alzando la voz. Uno de sus mayores logros fue inspirar la creación de una Comisión Parlamentaria de Investigación sobre la explotación sexual de niñas y niños en el estado de Pará, en 2009. Se presentaron, entonces, 25 mil denuncias, lo cual indica que los casos reales podrían ser cuatro veces mayores. La magnitud del fenómeno obligó a prolongar la comisión durante 2010. “El cadáver que estaba escondido en el armario cayó al suelo y las instituciones tomaron medidas”, expresa el sacerdote, quien agrega que “la población comenzó a concienciarse”. Se promulgó entonces una ley que castigaba con entre 16 y 30 años de prisión el delito de explotación sexual de menores, lo cual fue una de las mayores consecuencias de esta iniciativa.

Hoy en día este español está retirado, pero sigue trabajando a través del Instituto de Derechos Humanos Dom José Luis Azcona y desde la Comunidad Ágape de la Cruz, que rehabilita a niñas y niños víctimas de abusos sexuales. Los 36 mil euros del Premio Brunet les permitirán continuar con la acogida a 36 de ellos, "algunos bebés". 

Las consecuencias del trabajo de este religioso español no han sido todas positivas, ya que desde 2007 está amenazado de muerte. A raíz de esto, José Luis reconoce que ha llegado a calcular cómo podría llegar hasta él un posible asesino y ha pensado cómo lo haría mientras está en su casa o en el campo, al subirse al coche o a una lancha. A pesar de esto, ha renunciado a tener escoltas para no ponerlos en peligro, y porque otras 200 amenazadas como él no tienen protección. Piensa en la muerte con serenidad, e incluso con alegría, por “la posibilidad de morir por el Evangelio”.

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