Hace 30 años una red de trata secuestró a su hija, la encontró muerta un año después y sigue pidiendo justicia
Margarita Meira lucha contra la trata desde hace 30 años, cuando secuestraron y mataron a su hija Susi. Creó entonces una ONG que rescata niñas, niños, adolescentes y mujeres secuestradas en prostíbulos, a lo largo del país. El mayor obstáculo es "el Estado, cómplice y proxeneta", dice Margarita.
“El trabajo es a pulmón, sin ayuda del Estado”. Esto cuenta Margarita Meira, fundadora de la ONG Madres Víctimas de Trata, que nuclea justamente a madres que buscan a sus hijas desaparecidas, una ONG que lucha contra la Trata. Margarita tiene un comedor en el barrio porteño de Constitución desde hace 30 años, que recibe también a gente de la zona, pero se sostiene principalmente por las víctimas de trata que rescata en todo el país. Puesto que la gran mayoría de las víctimas de la trata de personas para el comercio sexual son niñas y mujeres, es parte de la problemática de género.
La lucha de Margarita comenzó cuando, en enero de 1991, su hija Graciela Susana Betker, Susi (como ella la llama), fue secuestrada por Luis Rafael Olivera, su novio de 42 años, cuando ella tenía apenas 17. Este hombre, con “un antecedente de 70 cm de alto” según Margarita, estaba en el ámbito de las drogas y sedujo a Susi hasta lograr secuestrarla con una red de trata. La adolescente estaba embarazada de dos meses cuando apareció muerta, el 23 de marzo de 1992.
“La ministra de Género no nos recibió todavía, desde hace dos años. El secretario de Derechos Humanos no nos recibe. ¿A dónde tenemos que ir? Hace 5 meses le entregamos un petitorio al presidente y aún no nos contestó. Queremos que respeten la Ley de trata. Los prostíbulos están prohibidos y tenés miles de papelitos”, dice Margarita indignada, haciendo referencia a los papeles que publicitan la prostitución, a lo largo y a lo ancho de la Ciudad de Buenos Aires. Nadie recibe a las Madres Víctimas de Trata porque “el Estado es cómplice”, porque hay una gran cantidad de funcionarios asociados a este horroroso crimen, porque muchos famosos involucrados que tienen contactos en las altas esferas de poder.
Así lo declara Margarita, quien agrega: “Los diputados votaron una ley a favor de los proxenetas: que a partir de los 18 años podés estar en un prostíbulo. En 2015 logramos que el delito de trata sea de lesa humanidad, ya que hay chicas que los reconocen, pero ya pasó el tiempo. En 2018 lo cajonearon los diputados. A ellos no les conviene”.
Madres Víctimas de Trata ha rescatado chicas desde los 9 años, violadas como mínimo 30 veces por día y psicológicamente graves.
En 2018, Margarita fue reconocida en Italia (y nunca en Argentina) con el Premio Internacional La Donna dell'Anno (Mujer del Año), por su lucha contra la trata de personas; que no solo implica mujeres secuestradas para la explotación sexual, sino también niñas, niños y adolescentes víctimas de pedofilia. Cuando regresó de Italia, un sicario en moto intentó tirotear su comedor de Constitución, pero se le trabó el arma. “Me tirotearon la casa dos veces. Me colgaron un cartel: ‘Cerrado por duelo’. Pusimos cámaras, subieron y me las cortaron. Vivimos mal, pero al Estado no le importa”, reconoce Margarita.
Madres Víctimas de Trata ha rescatado chicas desde los 9 años, violadas como mínimo 30 veces por día y psicológicamente graves. “El Estado no te da nada. Ciudad no tiene presupuesto para Trata. Nación tiene uno, pero no nos da. Hay un acuerdo que dice que el Estado tiene que administrar los bienes secuestrados a los proxenetas para las víctimas. Hace 7 u 8 años que no pasa. Yo rescato una piba con lo puesto, no hay ropa, no hay psicólogo, no hay lugar digno”, dice esta mujer aguerrida, que recorre el país rescatando chicas secuestradas.
“Tres pibas que yo rescaté fueron entregadas nuevamente a prostíbulos por la Oficina de Rescate y Acompañamiento. Nuevamente rescaté a dos de ellas, falta una. Les hacen firmar que no estuvo secuestrada, que estuvo con el novio, y la mandan de vuelta. Zaira Gatti, de Rescate y Acompañamiento, dijo que la chica estuvo con el novio. La entregaron al prostíbulo, en realidad un departamento donde supuestamente vivían. La chica se escapó corriendo en ropa interior”. Este es el drama que cuenta Margarita, quien agrega que, en muchos casos, las víctimas no se animan a denunciar porque saben que hay una gran complicidad.
La Justicia cajonea la mayoría de los casos, es lenta y pide pruebas a las víctimas que no están en condiciones de declarar en el momento, por lo cual archivan las causas, tal como dice Margarita. De los pocos casos que han salido adelante, “hay unos pocos que están presos en Moreno, en Mar del Plata, en Chubut. El capo máximo está en México, Raúl Martins, ex jefe de la SIDE. Yo le pedí ayuda a él cuando mi hija estaba desaparecida. Me dijo que la estaba buscando y, en realidad, estaba en uno de sus prostíbulos. El Estado es cómplice, es proxeneta; todos los gobiernos. En 30 años pasé por varios, son todos iguales”.
La esperanza de Margarita, además de poder rescatar a todas las mujeres, niñas, niños y adolescentes secuestrados, es la juventud. Actualmente, Madres Víctimas de Trata da charlas en universidades, colegios secundarios y espacios de jóvenes, a quienes les dan consejos y les cuentan qué pasa con las chicas en los prostíbulos. Algunos lugares se desmantelan, pero otros vuelven a funcionar. “Shampoo cerró, Cocodrilo sigue abierto. Donde estuvo mi hija sigue abierto. La ley dice que debe ser vendido para indemnizar a las pibas, pero el Estado pone centros culturales”, dice Margarita, y sentencia: “También es una lucha que el Estado respete la ley. Somos pocos. Necesitamos prensa, fuerza, mucha gente. Son desaparecidas en democracia y el Estado es responsable”. En este tiempo en que tanto hablamos de violencia de género, es hora de que como sociedad hablemos de la trata, este delito que representa la mayor violencia de género e infantil.
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