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Milei, una mochila de plomo en la campaña y un interrogante sobre el futuro del dólar: qué pasará después de las elecciones

Javier Milei se empecina en no bajar a José Luis Espert de la lista bonaerense. Otra batalla en Washington: cómo será el dólar después del 26-O

La defensa de José Luis Espert se mostró llena de contradicciones.

La defensa de José Luis Espert se mostró llena de contradicciones.

Noticias Argentinas (NA)

Javier Milei tomó su decisión: a pesar de lo que su partido, sus aliados y buena parte de la opinión pública le venían pidiendo, continuará la campaña electoral manteniendo a José Luis Espert como primer candidato a diputado en el distrito donde se está jugando, quizás, el futuro de la gobernabilidad en los dos años que le quedan de mandato.

La decisión del presidente se tomó en la residencia de Olivos, después de haber recibido inclusive la renuncia de Espert a su candidatura y tras haber tenido una reunión con Mauricio Macri en la que el expresidente claramente le marcó los puntos que en la política libertaria estaban funcionando francamente mal. Uno de esos puntos era precisamente la forma en que Milei había tratado a sus potenciales aliados hasta llegar al estallido opositor que se ve cada semana en el Congreso, pero tambien se habló allí del futuro de la campaña con las denuncias contra José Luis Espert de por medio, lo que hoy ya es un lastre para la imagen presidencial. Como sea, fue Milei quien eligió este camino, como tambien fue él quien definió la línea económico financiera que sigue el gobierno.

Que esta decisión, la de mantener a Espert en el primer lugar de la lista de diputados de la provincia de Buenos Aires, sea definitiva o no, sólo lo dirán los hechos que se van a acelerar en las próximas horas y días. La vorágine de las denuncias, los inentendibles silencios de Espert y la posibilidad que sigan apareciendo pruebas de su relación con el supuesto narco acusado y con detención domiciliaria en una estacia de Viedma, transforman la campaña en un escenario tan impredecible como peligroso. Imposible, además, que no siga afectando la economía.

Espert volvió a reconocer que cobró los $200,000 que generaron el origen de este escándalo y que además realizó unos 35 vuelos en aviones de Fred Machado. No es un buen comienzo para esta etapa final de la campaña electoral; por el contrario el kirchnerismo consolida una herramienta de campaña letal, como es la posibilidad de tener a José Luis Espert día a día en la mira de los ataques en cada uno de los actos de campaña.

Dicho esto, conviene avanzar en lo que realmente puede interesar a los argentinos, y es que le va a suceder este país a partir de las elecciones del 26 de octubre: ¿Qué va a cambiar? ¿Qué es lo que en realidad está en juego en materia económica más allá de los desaguisados políticos? ¿El recambio de gabinete que viene en diciembre a quiénes alcanza? Esta todo por responder y bien se sabe que la incertidumbre sale cara en materia de mercados.

Si el Gobierno tiene conflictos políticos, es porque antes tuvo al menos incertidumbre y miedos en el terreno económico.

Qué pasará con el dólar después de las elecciones

¿Por qué el mercado se mantiene errático y confundido en medio de virtuales montañas rusas día a día en materia de bonos, acciones, y mucho más el dólar? La respuesta es más que simple: reina la incertidumbre en varios aspectos, uno de ellos claramente es cómo será el mundo del dólar a partir del lunes 27 de octubre.

Si leemos entre líneas, las declaraciones de Scott Bessent o de Kristalina Georgieva sobre la asistencia- increíble en cuanto a su volumen y velocidad que los Estados Unidos se comprometieron a brindarle a Argentina-, queda claro que la lista de requerimientos a cumplir en materia política y económica es un poco más extensa que lo que se está revelando oficialmente.

Y no se habla aquí de los delirios que el progresismo retrógrado ventila sobre bases militares de EE.UU, en territorio argentino, cesión de glaciares o intercambio de tierras raras. Lo que Washington y el FMI hoy le piden al país en primer lugar es quizás lo mismo que le piden muchos ciudadanos argentinos al gobierno de MIlei: que garantice gobernabilidad y que no regale dólares baratos desde el Tesoro o el BCRA como consecuencia de la incertidumbre económica.

En primer lugar está claro que ni los Estados Unidos ni el FMI, como lo han dicho siempre, van a estar dispuestos a financiar la venta de dólares baratos ante la demanda que diariamente sufre el Banco Central en Argentina. Todo lo contrario: en Washington se redobla la presión para que Argentina recomponga reservas, que es lo que no ha hecho. Esto significa claramente que Luis Caputo tendrá que asumir, con todo el costo y el riesgo que esto significa, un cambio en el sistema de bandas y una salida a la flotación Real, a partir del 27 de octubre.

Nunca hubo un mensaje mas claro con relación a este tema que cuando se escuchó al propio Scott Bessent, aclarar ante la cadena CNBC que no existiría un aporte de fondos líquidos hacia la Argentina, sino una garantía para reforzar la capacidad de pago de vencimientos de deuda del país que, en el mejor de casos, sería bueno que no se utilizara.

Ese fue un mensaje claro ante la presión que sufre Donald Trump no sólo el sector agropecuario, sino también del mercado y de los propios ahorristas estadounidenses que se niegan bajo cualquier circunstancia a apoyar a un gobierno que “regala” dólares baratos para cubrir situaciones de alta incertidumbre. Así se ven los problemas argentinos desde el exterior.

No fue una casualidad, entonces, que Bessent hiciera esas declaraciones a CNBC News, la cadena que tiene instalada una pantalla directa adentro del recinto de operaciones del NYSE. Es decir, que el mensaje fue emitido directamente al centro del mercado mundial.

La realidad es que la incertidumbre política, y el daño que producen acusaciones como las que ahora caen sobre José Luis Espert, (operadas por los sectores mas duros del kirchnerismo, pero sobre hechos reales) vino precedida de al menos cuatro meses de dudas crecientes en el manejo de la economía. La versión que inicialmente había corrido en los mercados sobre diferencias de criterio entre Javier Milei y su ministro de Economía a la hora de definir, por ejemplo, la polémica salida de las LEFI, terminó siendo una historia confirmada incluso dentro del núcleo más cerrado de la casa rosada.

Esto es sólo un ejemplo de las dudas que circulan en torno al dólar y a la capacidad de pago que tendrá la Argentina, el año que viene para asumir vencimientos que en total llegan a casi US$ 9000 millones solo para el pago de vencimiento de bonos. Además, se suma el temor ante un panorama de paralización que muestra la economía real, situación que salvo algunas excepciones, tampoco ha cambiado. De nuevo, la caída de la actividad fue reconocida hasta por el propio Milei.

Así, el Gobierno se ha quedado con el control de la inflación casi como única bandera de éxito de los últimos dos años, porque la ineficiencia política y las dudas en el manejo más fino de la Economía ganaron en la agenda de campaña. Más cuando los ruidos por el freno al ritmo que llevaban las reformas en el 2024 ya es cuestión de debate inclusive dentro del propio gobierno.

Javier Milei hoy tiene dos frentes abiertos: en el local, una campaña para una elección en la que aún puede mostrar números generales que dan a La Libertad Avanza por encima del resto, pero que tiene en la provincia de Buenos Aires una incógnita aterradora para los números presidenciales.

Al mismo tiempo se le sumó la Economía con urgencias que obligaron, inclusive, a apurar un viaje de todo el equipo económico a Washington donde Luis Caputo está en este momento negociando la letra fina de una asistencia que sea un poco más efectiva que las promesas que se escucharon hasta ahora y una cumbre en el Salón Oval de la Casa Blanca que ya fue confirmada por el amigo Donald Trump, quien, increíblemente, ha sido el motor de este salvataje que beneficia el Gobierno en su momento en su momento más duro.

Más no se le puede pedir a EE.UU, que por otro lado tiene prioridades mas importantes en el mundo a pesar de la importancia que le da ahora a la Argentina como aliado confiable en una zona complicada como es América Latina. Ahora es momento que la política local haga lo suyo.

El Tesoro de Estados Unidos no girará fondos en efectivo a la Argentina, sino que constituirá una formidable garantía que evitará el temor a un default y el FMI supervisará ese proceso. En política, curiosamente sucede algo parecido: Mauricio Macri volvió al dialogo íntimo con los Milei (presidente y su hermana) de la mano de Guillermo Francos, pero no jugará la suerte de ese nuevo acuerdo hasta despues de octubre. Cambio de gabinete y un giro en la forma de controlar la Cámara de Diputados serán esenciales para que esa nueva alianza de gobierno comience a funcionar.

Mientras tanto, las fichas debe moverlas el gobierno. La crisis apareció demasiado cerca de las elecciones y no hay magia que cambie eso por ahora.