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Fuerza Patria viene ganando la Provincia, pero se empeña en expulsar y quemar otro cajón de Herminio

Axel Kicillof cerró en Tigre con Sergio Massa y Malena Galmarini, alejando más aún la distancia que tiene con un posible futuro aliado como Julio Zamora, el intendente. Javier Milei, sabedor de que está en desventaja en la Provincia, le pidió siete veces a sus votantes que vayan a votar para que se termine el kirchnerismo.

Axel Kicillof y Sergio Massa se mostraron unidos en un acto en Tigre de Fuerza Patria.

Axel Kicillof y Sergio Massa se mostraron unidos en un acto en Tigre de Fuerza Patria.

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El conurbano de la Provincia de Buenos Aires se transformó, nuevamente, la madre de todas las batallas. El presidente Javier Milei lo siente como nunca. Sabe que un resultado adverso en el territorio bonaerense puede transformar en un calvario el camino hacia la elección nacional de octubre.

Extrañamente, Axel Kicillof, quien tendría que cuidar las amistades para el futuro, eligió Tigre, que conduce el intendente Julio Zamora, que hasta ayer nomás formaba parte del oficialismo bonaerense que él conduce, para marcarle la cancha y levantarle la mano a Malena Galmarini, la rival directa del jefe comunal y esposa de Sergio Massa, a quien le agradeció especialmente el apoyo que le viene dando. “Gracias por trabajar permanentemente por la unidad”, le reconoció el gobernador.

Massa siempre trabajó para que no hubiera una ruptura entre el gobernador y Máximo Kirchner, pero en la mayor parte del trayecto último estuvo más cerca de Kirchner, el archirrival del jefe provincial. Pero para Kicillof, quizás sabiendo lo que sigue después de septiembre, le servirá más tener de su lado a los legisladores que seguirán dependiendo del Frente Renovador, aunque esa alianza nunca se sabe cuánto durará.

Julio Zamora, tras la visita de Sergio Massa y Axel Kicillof

Sabiendo que ya lo “echaron” sin decirlo, el intendente de Tigre se fotografió, horas después de que Kicillof y Massa estuvieran por su localidad, con Juan Schiaretti, antiguo aliado massista, y con Florencio Randazzo, un furibundo crítico del ex ministro de Economía de Alberto Fernández. Todo está roto en esas relaciones.

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Schiaretti, Zamora y Randazzo cerraron su campaña en Tigre.

Schiaretti, Zamora y Randazzo cerraron su campaña en Tigre.

Zamora armó un esquema territorial que quedó a mitad de camino, ya que no pudo contener a todo el antikirchnerismo que en principio estaba con él, como Joaquín De la Torre o Fernando Gray, entre otros. Igualmente, su presencia molesta tanto a peronistas como libertarios.

"El cajón de Herminio"

Frente Patria estuvo a punto de tener su nuevo cajón de Herminio Iglesias en Moreno, cuando la gente se movilizó para insultar a los que iban al acto de Javier Milei y, si podían, también lanzarse sobre los libertarios que se acercaron hasta Villa Ángela. Hábil, Milei concitó los focos de la cadena nacional virtual de los medios para reclamarle a los desencantados independientes para que vayan a votar porque, si no el kirchnerismo, a través del “stalinista” de Axel Kicillof, iba a seguir empobreciendo la Provincia.

El gobernador y los intendentes, en este caso Mariel Fernández, como sucedió la semana pasada en Lomas de Zamora con Federico Otermín, no ayudan a dar un cambio de cara para lo que para el imaginario colectivo significa la patota peronista. Fernández le pidió a sus vecinos que no se acerquen pero, extrañamente, por primera vez, no le hicieron caso. La gente se movilizó igual. El peronismo no asume no tener la suma del poder púbico y atenta contra su propia posibilidad de victoria.

Porque el presidente le pidió varias veces a sus votantes que vaya a votar. Y lo hizo con diferentes frases explosivas, propias de las que se utilizan en las redes para tratar de levantar una elección que, a todas luces, viene con un nivel de rechazo hacia la política mileísta.

Porque los efectos de las grabaciones y las altísimas sospechas de corrupción habrían pasado por abajo del radar si no hubiera sucumbido el tema económico. El Gran Buenos Aires está padeciendo el parate productivo, con comercios cuyas ventas bajaron abruptamente y las empresas están impedidas de seguir financiándose.

Milei volvió a pedirle a sus fieles, y a quienes lo empezaron a abandonar, que si no van a votar, seguramente ganará el peronismo. Y el acto no es una provocación, como lo dice a coro, el gobierno provincial. Es un acto político, estúpido. Como la economía, esa que el presidente debía resolver. Los dos frentes están atravesados por fortísimas internas, con problemas para mantener a su propio público y con sus mensajes antagónicos que solo piden anularse unos a otros.