En pleno conflicto con los gobernadores, el Gobierno enfría un posible reencuentro en La Rural
Un grupo de gobernadores se reúne en La Rural, pero el Gobierno todavía no definió si envía a su emisario en un contexto de enfrentamiento con las provincias.

El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, decide si participa o no de una reunión de gobernadores en La Rural en un contexto de tensión con las provincias. Osvaldo Jaldo y Rogelio Frigerio, entre los confirmados.
Prensa Ministerio del InteriorEl Gobierno de Javier Milei atraviesa uno de sus episodios de mayor tensión con las provincias desde que llegó a la Presidencia. Sin embargo, en Casa Rosada no parece haber un clima de urgencia e incluso dudan sobre la posibilidad de concretar un encuentro con un grupo de gobernadores programado para este jueves en La Rural.
Cumbre de gobernadores en La Rural
El cónclave podría suceder a partir de una invitación de la Sociedad Rural Argentina a los representantes de las 23 provincias y la Ciudad de Buenos Aires a participar de un cocktail desde las 19 en el histórico predio del barrio porteño de Palermo.
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Al momento de cerrar esta nota, habían confirmado su participación en el cocktail tres mandatarios del PJ y otros tres de lo que una vez fue Juntos por el Cambio. Se trata de Osvaldo Jaldo (Tucumán); Raúl Jalil (Catamarca); Sergio Ziliotto (La Pampa); Rogelio Frigerio (Entre Ríos); Ignacio Torres (Chubut) y Marcelo Orrego (San Juan). Otros continúan en duda, mientras que figuras como el santafesino Maximiliano Pullaro o el mendocino Alfredo Cornejo adelantaron que no asistirán por priorizar su agenda local.
También fue incluido en la lista el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que ya confirmó que irá esa misma mañana a La Rural para encabezar el corte de cinta pero todavía evalúa si asistir o no al convite. "Depende de su agenda y va a decidir en función de lo que considere institucionalmente", aseguran en los cuarteles de Francos ubicados en las oficinas del Ministerio del Interio de Balcarce 50, donde le restan relevancia a su participación.
Dudas y escepticismo
El argumento que esbozan cerca del funcionario es que se trata de una reunión convocada por La Rural que nada tiene que ver con el reciente encontronazo entre el Poder central y las provincias por los recursos coparticipables. En ese sentido, también aclaran que si bien "han habido conversaciones" aún no hay fecha prevista para una nueva reunión con los gobernadores.
En ese marco, pese a las afirmaciones oficiales, se especulaba que el evento podía ser una posibilidad de tender puentes con los gobernadores y poner paños fríos en un momento donde La Libertad Avanza necesita su apoyo más que nunca.
Esa posibilidad fue rápidamente descartada cerca de algunos de los caudillos, que se burlaban con sorna de las lecturas conciliadoras que surgían alrededor del evento convocado por el titular de la Sociedad Rural.
"Lo único que falta es que digan que (Nicolás) Pino es el Samoré de la política argentina porque armó una reunión privada", ironizaron en diálogo con MDZ, y sentenciaron: "Quieren vender un acercamiento con gobernadores aliados. Si quieren negociar, que convoquen formalmente".
El Gobierno, sin prisa
Hasta el momento, varias de las provincias consultadas por este medio aseguraron que no estaban recibiendo llamados de la Casa Rosada y la postura común era esperar el movimiento del Ejecutivo. En Balcarce 50 no acusan apuro: el Congreso entró en receso invernal hasta agosto y todavía no empezaron a correr los diez días hábiles de los que dispone el presidente para vetar los proyectos de la oposición que aprobó el Senado.
Fuentes oficiales confirmaron a MDZ que el libertario aguardará hasta el último minuto para bloquear los proyectos, en un intento de comprar todo el tiempo posible para que sus operadores tejan la estrategia en el Congreso que le permita a La Libertad Avanza sostener la voluntad presidencial.
En el oficialismo saben que las matemáticas están complicadas y que la oposición se prepara para una arremetida que también incluirá un intento de aprobar los proyectos para aumentar el presupuesto de las universidades, declarar la emergencia pediátrica, derribar el veto a los fondos especiales para Bahía Blanca, y los proyectos de los gobernadores para garantizar los fondos de los ATN y del Impuesto a los Combustibles para las provincias.
Sin embargo, en los pasillos de Balcarce se muestran optimistas y sostienen que la última votación del Senado, donde la oposición logró imponerse con dos tercios en varias de las definiciones, no refleja lo que pasará con los vetos del presidente en Diputados.
La estrategia oficialista y el rol de los gobernadores
Los cálculos que hacen en el Gobierno recuerdan que el aumento a las jubilaciones fue aprobado con 142 votos a favor, mientras que más de un tercio de la cámara votó en contra, no fue o se abstuvo. Si se repite el escenario, el oficialismo solo necesitará 72 bancas en contra para impedir que la oposición reúna los dos tercios necesarios para derribar el veto. "El número les juega en contra a ellos", desafiaron.
Sin embargo, su éxito depende en gran medida del juego de las provincias. "Los gobernadores saben que tienen una responsabilidad institucional. No vemos que hagan retaliaciones solo por capricho", aseguró un funcionario a este medio, descartando una escalada en caso de que las negociaciones no prosperen, y agregó: "Si permiten un aumento de 2 puntos del PBI tienen que explicar de donde sacar la plata".
Esa lectura puede ser aplicable al movimiento de los diez gobernadores que integraban Juntos por el Cambio, que el jueves pasado habían comunicado su decisión de no confrontar con el Gobierno respecto a las jubilaciones y la emergencia en discapacidad, pero sí defender los proyectos propios para garantizar su aumento de fondos.
"Varios gobernadores demostraron en el Senado que no estaban de acuerdo con meterle un bombazo fiscal al gobierno, y que sí estaban bancando el proyecto de ellos", explicaron cerca de un mandatario cambiemita. Sin embargo, la paciencia tiene un límite y el Gobierno corre el riesgo de tirar demasiado de la cuerda y perder el respaldo que le permite no perder completamente el control sobre el Congreso.