Primero Cristina, después el partido y luego la víctima: la estrategia del PJ para despegarse de Alberto Fernández
El discurso del peronismo olvidó a Fabiola Yañez como víctima e insiste en la victimización de Cristina Fernández de Kirchner y la protección del movimiento.
Luego de la denuncia de Fabiola Yañez contra el expresidente Alberto Fernández por violencia de género, desde distintos espacios del peronismo salió a la luz una necesidad imperiosa de limpiar la imagen del Partido Justicialista. Ya sea despegando al adlátere de Néstor Kirchner o ninguneando a la víctima, todos buscaron despegar al "movimiento" de la causa judicial y hacer oídos sordos a una, quizás, necesaria revisión que deba hacer el partido puertas adentro.
El peronismo, a lo largo de su historia, ha demostrado, por una cuestión netamente doctrinaria, una constante postura que implica defender al movimiento por sobre todo. "Primero la Patria, después el movimiento y luego los hombres", es una de las Veinte verdades peronistas, algo que quedó como un mantra de unión, aunque signifique más bien un secesionismo encubierto.
La Patria y el pueblo, según el diccionario justicialista, está lejos de parecerse a lo que realmente significan estas palabras. Para este movimiento, la Patria y el pueblo solo se ciñen a quienes responden a la doctrina, por lo que todos los que atenten contra ella están fuera de todo lo que el líder representa. Es decir, hay una Patria y un pueblo, y una masa amorfa llamada gorilismo, en la cual puede caer cualquiera que se atreva a, tan siquiera, discutir alguno de los postulados de Juan Domingo Perón.
En ese lugar, tal como si se tratara de un infierno de Dante, caen también esos que, a pesar de ser profundamente peronistas, con sus actos pongan en juego la imagen del Partido Justicialista. Así como pasó con el, a priori, ignoto diputado Juan Ameri, el expresidente Alberto Fernández parece correr una suerte similar, sin nadie del partido que lo respalde luego de las denuncias por violencia de género que realizó Fabiola Yañez, a pesar de ser el presidente del partido.
La denunciante, pese a estar vinculada, por motivos obvios, al kirchnerismo y no a la oposición, también fue puesta de la vereda de enfrente y, en lo que el justicialismo, devenido en progresista durante las últimas décadas, termina por chocar contra su propio discurso. ¿Por qué hacer esto de ir contra sí mismo? Porque simplemente el bien mayor lo debe tener el partido y no las personas, y entiéndase por "partido" a aquello que el líder quiere que sea el partido.
Cristina, la verdadera víctima de Alberto Fernández
La expresidenta, que ahora es la verdadera víctima de Alberto Fernández según todo el aparato peronista, procuró, en su último mensaje en redes sociales, ser clara al respecto: "No fue un buen presidente". En una comunicación en la que no criticó a Fabiola Yañez, sino que apuntó principalmente contra los medios de comunicación, marcó claramente que solo hubo tres malos presidentes en el siglo XXI, aquellos que no formaban parte de su partido y Alberto Fernández, transformado en enemigo a pesar de haber sido señalado por ella misma para ejercer la presidencia.
No importa si es verdad o mentira quienes fueron buenos o malos presidentes, lo importante es que el "movimiento" quede en lo más alto. Así como Edelmiro Farrell y Héctor Cámpora fueron despreciados por Juan Domingo Perón, por qué no iba a serlo Alberto Fernández por Cristina Fernández de Kirchner. Obviamente, no solo ella salió a cuidar al espacio, sino también sus prosélitos, tanto periodistas como políticos que ven ella el verdadero liderazgo del movimiento.
En este discurso del justicialismo, lo esencial es desligar la imagen del acusado del movimiento, como en otras veces la principal opción es la de eliminar la figura polémica de la memoria, con los servidores al movimiento funcionando como una suerte de policía de la memoria. En ese contexto, es claro el mensaje de Mayra Mendoza, que busca no solo desligar a la figura de Alberto Fernández del movimiento, sino tapar a Fabiola Yañez poniendo como verdadera víctima a Cristina Fernández de Kirchner: "No solamente Alberto Fernández tiene que pedir perdón por esta situación en particular, sino por haber traicionado a Cristina, que es la persona que lo eligió, pero lo eligió como un dirigente político para darle la posibilidad y el honor de gobernar la Argentina, y él resultó un irresponsable, un mediocre, un vago y un violento".
La memoria: el gran enemigo a vencer del peronismo
Alberto Fernández, antes de no ser considerado un "buen presidente" por parte de Cristina Fernández de Kirchner, fue una pieza fundamental de esta nueva era del peronismo. Era la mano derecha de Néstor Kirchner, aunque el kirchnerismo no lo quiera recordar, como también olvidan los fuertes vínculos del matrimonio Kirchner con el menemismo, o la posición de muchos peronistas durante los setenta frente a los revolucionarios de izquierda. También son olvidables para el peronismo los horrores cometidos por el Gobierno de Juan Domingo Perón con el fin de suprimir cualquier opinión disidente.
Toda esa memoria, de la cual han hablado grandes exponentes de la política argentina, fue olvidada por el peronismo y aquellos que quisieron recordarla se los tachó de "antipatria". Al mismo tiempo, recordar lo que ocurrió tras bambalinas del montaje propagandístico del primer peronismo resulta también una intención de "querer tapar todo lo que se logró", en una dialéctica maquiavélica que poco se parece a la de la democracia.