Pies, besos de lengua, perros y togas: el árbol que tapa el bosque
Mientras el Congreso trata el megadecreto enviado por Javier Milei y muchos sectores temen por sus derechos, el Presidente protagoniza escenas y discusiones que rozan el ridículo.
Javier Milei cumple hoy un mes como presidente. Desde que asumió, implementó un ajuste, se enfrentó a los movimientos sociales en la calle con heridos y detenidos, lanzó un protocolo de "orden público" o "antipiquetes", tuvo su primera marcha de la CGT con anuncio de paro general, escuchó varias noches de cacerolazos en el Congreso y distintas esquinas del país, y envío a la Cámara Baja un megadecreto con 351 páginas y 664 artículos que tiene como propósito introducir profundos cambios en materia social, de seguridad, política, económica, civil, entre otras. El último punto le valió de más de una decena de amparos judiciales y cautelares sobre lo que la Justicia trabaja. Sin embargo, durante este mes, el Presidente y su séquito protagonizaron una serie de eventos bochornosos que los ubicaron en el centro de debates menos profundos que el de las modificaciones de algunas leyes.
Fue el 29 de diciembre cuando Javier Milei viajó a Mar del Plata para presenciar el show de su pareja Fátima Flórez que hace temporada en esa ciudad balnearia. Ante la mirada del público, subió al escenario y se dieron un apasionado beso que recorrió los diarios del mundo en cuestión de horas. "Una sesión de besos húmedos", fue el título elegido por el portal estadounidense TMZ. En la nota remarcaron que la pareja tuvo una "verdadera guerra de legua". Por su parte, el medio británico Daily Mail tituló sin filtro: "La lujuriosa leona de Milei: el presidente gurú de sexo tántrico de la Argentina comparte un beso muy obsceno con su novia -que deja al descubierto el trasero- frente a una audiencia abarrotada en un teatro".
Tiktok, Instagram y Twitter no quedaron afuera de este evento y el video se replicó miles y miles de veces en cada red social. Pero eso no fue todo. Y una cosa tiene que ver con la otra. Flórez, la novia del Presidente, volvió a llamar la atención el lunes de esta semana cuando lo visitó en Casa Rosada. La mujer, con vestido negro, corto y escotado y zapatos de taco alto del mismo color, subió las escalinatas de la casa de Gobierno como una vedette, saludó a algunas cámaras que la estaban grabando y se encontró, en privado, con su pareja. Luego, juntos, salieron al balcón a saludar a la poca gente que caminaba por ahí a las 17 de un lunes 7 de enero. La visita no fue aleatoria. Esa misma noche durmieron juntos y por primera vez en la Quinta de Olivos.
Hasta ese día y desde hace tres meses, Javier Milei vivía en el Hotel Libertador, que también fue su búnker de campaña. El Presidente demoró su mudanza porque la construcción de los caniles para sus cuatro perros -o hijitos de cuatro patas, como les dice- no había sido terminada por el faltante en el país de algunos materiales importados necesarios para la construcción. Esto le valió de una infinidad de críticas y cuestionamientos, por lo que él aclaró que sus perros son de raza Mastín inglés, que tienen un tamaño extraordinario, que, de hecho, uno mide dos metros en dos patas y que necesitan de una estructura muy robusta para su contención. Lo más llamativo no fue la explicación, sino el enojo del propio Milei en su cuenta de la red social X (ex Twitter) con la periodista del canal de noticias LN+, Silvia Mercado, por haber dicho al aire que los animales se habían mudado cuando, según él, todavía no lo habían hecho.
Eso no fue todo. Esa misma noche, además, Fátima Flórez subió una foto de su pie y el de Milei con el texto: "Yo calzo 38 y el amigo de los Henderson?" junto a una canción titulada "Bigfoot" ("Pie Grande", en inglés). Lo hizo para desmentir una versión originada en redes sociales que decía que el economista calza 37. Esto sucedió exactamente horas antes de que el ministro de Justicia de la Nación, Mariano Cúneo Libarona, hiciera una feroz defensa en un plenario de comisiones de la Cámara de Diputados de por qué que los jueces usen toga en los juicios por jurado es importante: por "distinción", subrayó. Para el ministro, el juez no puede verse igual que el resto de los miembros de un debate. Quizá, bajo el mismo argumento el Presidente y su novia no deberían haberse fotografiado los pies en la Quinta de Olivos para compartirlo en redes. O quizá sí.
Mientras se debate si toga sí o toga no, si caniles sí o caniles no, si mostrar pasión e intimidad en redes sí o no, mujeres, minorías, trabajadores, artistas, libreros, inquilinos, pesqueros, productores de pequeñas y medianas empresas, entre cientos de otros, tienen miedo. Los avances que propone Javier Milei en materia de libre comercio ponen en jaque a las economías regionales. La barrera levantada al acuerdo entre partes para inquilinos y propietarios desestabilizan al más débil de esa relación: el que alquila. Y las modificaciones respecto al tratamiento de las mujeres, las personas gestantes y las niñeces abren un fuerte signo de interrogación acerca de qué sucederá con los derechos conquistados como la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) N° 27.610.
Estos son sólo algunos de los derechos y sectores que se ven amenazados. También se intenta criminalizar las protestas, amedrentar a aquellos que salen a las calles a reclamar, pero reciben planes. Lo dijo la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello: "El que corta, no cobra". Además, ya se puso fin a miles de contratos en el sector público y se prometieron más, así como se advirtió que se cerrarán medios públicos y se busca avanzar en la reestructuración del Inadi, por ejemplo, o en el cierre de espacios como el Fondo Nacional de las Artes o el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), ambos con fuerte llegada federal y profundo trabajo en promoción y difusión de creaciones que, de otra manera, no tendrían visibilidad.
Esto fue el primer mes de Javier Milei en el Gobierno, quedan otros 47 que, de acuerdo al escenario actual, pueden estar signados de protestas y tensión en las calles con mayores cifras de pobreza y desempleo o el surgimiento de concesiones impensadas para el discurso de alguien que llegó al poder al ritmo del ruido de una motosierra.