Interna oficialista

La verdadera trampa detrás de la pelea entre Aníbal Fernández y Sergio Berni

Mientras que los vecinos de Buenos Aires ya no saben más qué hacer para evitar que sus bienes sean robados, sus hijos maltratados o directamente asesinados, Aníbal Fernández vuelve a protagonizar una discusión sin sentido sobre el trabajo de las fuerzas federales en la Provincia. Berni tampoco ayuda.

Alejandro Cancelare
Alejandro Cancelare lunes, 20 de marzo de 2023 · 22:44 hs
La verdadera trampa detrás de la pelea entre Aníbal Fernández y Sergio Berni
Foto: Noticias Argentinas

Hace catorce años, cuando Anibal Fernández era ministro de Seguridad de la Nación, también se daba la misma discusión que hoy profundiza las divisiones que destrozan la dinámica del gobierno frentetodista y que desnuda, también, la falta de coordinación entre el Gobierno nacional y el de la provincia de Buenos Aires.

En 2009, los intendentes del Gran Buenos Aires, en aquel momento todos peronistas o aliados en lo que se conocía como la Concertación Plural (de los que opinaban igual) llamaban a los medios de comunicación para quejarse de la improvisación y cierta decidía a la hora de desplegar las tropas federales en el conurbano bonaerense.

Uno de ellos, que inclusive envió una carta con membrete municipal, había sido Ricardo Ivoskus, de General San Martín, ya para ese momento incorporado dentro del esquema de los amigos del kirchnerismo, en este caso, proveniente del radicalismo junto con Enrique García y Gustavo Posse, que pretendían, además, la creación de una policía municipal aparte de la provincial.

Por aquel entonces, el ministro bonaerense era el actual fiscal Carlos Stornelli, quien había denunciado a policías exonerados de la ola delicuencial que sacudía el Gran Buenos Aires. Stornelli y Fernández, por supuesto, no coordinaban. Y mucho menos los intendentes.

Este mismo debate se repite sistemáticamente cada dos o tres años. Lo que sucede ahora, con declaraciones cruzadas y denuncias desde el Gobierno provincial en contra del nacional, no es nada nuevo. Todo agravado por el desprecio personal que el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, tiene para con el presidente Alberto Fernández y el poco respeto que también le profesa a Aníbal Fernández.

Sergio Berni.

Tampoco estas tensiones son novedosas. Ocurrió mientras Patricia Bullrich era ministra de Seguridad de Mauricio Macri. En la Provincia, Cristian Ritondo siempre propuso una política menos represiva que la anunciada por su colega nacional, fundamentalmente cada vez que se producía una toma u ocupación de la vía pública. Más de una vez en la Provincia preferían desoir los consejos nacionales, con el amparo de la mismísima María Eugenia Vidal.

Traducción. Por más que gobiernen unos y otros, y cada administración diga que la Seguridad es su mayor prioridad, nada es original y las tensiones entre Nación y Provincia no cesan. Y quien termina padeciendo es la población que prefiere encerrarse en sus hogares luego de cierto horario.

“Esta semana, por primera vez en mucho tiempo, podemos definir con las fuerzas nacionales dónde deben enviar a sus efectivos de Gendarmería”, le dijo a MDZ un secretario de Seguridad del Conurbano cuyo jefe político es un ministro nacional. Se supone que éste le podría decir a Fernández que las cosas no funcionan. Pero entre ellos el diálogo tampoco es muy fluido.

“El problema es que si sucede una emergencia, los gendarmes no pueden moverse hacia ese lugar. Si están para custodiar una zona, nosotros tenemos que pedir una autorización especial para moverlos, y eso puede tardar más de un día. Entonces, no sirve”, agregó.

En esta y otras localidades, inclusive, en alguna oportunidad se brindó un espacio físico determinado para las fuerzas federales. "Lo pagó todo el municipio. Primero habían muchos, pero luego dejaron todo vacío. Ahora no sé cuántos hay", dijo, desolado. En otras ciudades se solicitaba a algún club o sociedad de fomento para que los efectivos de Gendarmería pudieran pernoctar en la zona y así no trasladarse.

La desatención por la seguridad ciudadana no tiene una intencionalidad política. Un siempre caliente municipio del Gran Buenos Aires, que dramáticamente es noticia por asesinatos y distribución de estupefacientes, con bandas asentadas en sus barrios, aceptó que el aporte nacional es más que escaso. Sesenta efectivos divididos en tres turnos. Es decir, veinte gendarmes por turno. "Flojito", ironizó el responsable en Seguridad de esa localidad. 

De Stornelli a Berni, antes Raúl Othacéhe, Aldo Rico, Carlos Arslanián o Marcelo Saín, todos supuestamente experimentados y con fuertes personalidades, hasta la actual "locura" de Sergio Berni, la provincia de Buenos Aires no mejoró nada en materia de Seguridad sino que empeoró. Lo que se mantiene es la inflamada pero poco efectiva presencia del ministro Fernández como parte del problema. 

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