El Rubicón es en abril: se termina el Gobierno de Javier Milei o se encamina la reelección
Javier Milei deberá ajustar la economía con sensibilidad y sin experiencia en la gestión. El factor Karina y los dólares que vendrán. Cómo cerrar paritarias y el silencio del sindicalismo eunuco.
Es para Javier Milei el mes de abril su Rubicón, ese río que cambió la historia de Italia y que nadie jamás se atrevía a cruzar por temor a ser enemigo, a romper con lo preestablecido y sufrir consecuencias del estatus quo. Se peleó con el Congreso romano, aún más conservadores que lo vieron temerario y pensaron que su carácter indómito tenía límites. El presidente deberá entonces esperar los 90 días para ordenar el descalabro preexistente por el corsé a compresión que ilusionó erráticamente a Sergio Massa.
César sabía que si decidía finalmente cruzar el río que separaba la Galia Cisalpina de Italia, sería el nuevo enemigo público, un hecho de osadía sin precedentes, que marcaría el final de la república romana; tomar el poder por la fuerza y decir la frase que pasó a la posteridad: "La suerte está echada". Fue un militar duro, pragmático, belicoso y sesudo, un intelectual incomprendido que entre textos de teoría política y hasta un manual de astronomía, logró imponer un proyecto político que cambió la historia de Roma.
Javier Milei sabe que el otrora eunuco sindicalismo mutará a los dientes más afilados nunca vistos, que Roberto Baradel recuperará la voz y que la Uocra volverá a perseguir generadores de desempleo como lo hacía cuando gobernaba Mauricio Macri. El sindicalismo ya trabaja de forma coordinada con movimientos sociales y la izquierda para lograr que el verano sea inolvidable. Lo saben Patricia Bullrich y Jorge Macri. Ambos ya tienen un plan de contención para evitar que el desmadre sea total.
La vidriera de la tensión nacional será como siempre Capital Federal, donde se resuelven, entre otras cosas, los problemas de Jujuy por la corrupción y posterior prisión de Milagro Sala. El plan para evitar protestas está diseñado desde el día cero y encuentra espalda con espalda a Waldo Wolff y Bullrich para que se prevenga y no se cure.
En abril habrán dólares y paritarias, dos nutrientes que colisionan. Habrá dólares para exportar y dinamizar la economía, y una inflación galopante que obligará a la mayor cantidad de gatillos, cláusulas y amenazas de un gremialismo que no está dispuesto a repetir el papel perverso que encarnó durante el último peronismo. Si se liquidan divisas y cierran paritarias dentro del marco de la lógica, habrá un parto del Gobierno para empezar entonces a gestionar.
El desafío del Gobierno es total: son casi todos hombres y mujeres sin experiencia en la gestión, en un proceso de landing en un Estado desmembrado, hipertrofiado y elefantiásico, pero incapaz de resolver y nodalmente corrompido con cajas de miles de millones de dólares que van desactivando por hora. "Es corrupción tan promiscua y explícita que nos confirma que pensaron que ganaban, sino no se entiende". Un miembro del Gabinete acompaña su diagnóstico con anécdotas de las primeras horas, donde se habían robado hasta las hojas de impresión, decorado de los despachos, sillas y hasta picaportes.
Javier Milei tendrá en marzo el ingreso de dólares altos. El campo hará lo suyo, Vaca Muerta también. La quita de subsidios a la energía y el desacople del combustible lo mismo, todos granos de arena que permitirán evitar el déficit fiscal que hasta la OCDE considera insoslayable.
"Los riesgos a corto y medio plazo están orientados a la baja. Las escasas reservas de divisas, las estrictas restricciones monetarias y los grandes volúmenes de bonos del banco central en circulación, en un contexto de tasas de interés elevadas, podrían provocar una nueva devaluación de la moneda, una espiral inflacionista y problemas de solvencia. Además, la necesidad de reducir el gasto público con relativa rapidez en medio de las crecientes presiones sociales podría generar inestabilidad política". Es el último paper de la entidad internacional.
El excedente de obra pública no renovada, la quita de subsidio al transporte y energía, los recortes en el Estado y el final de las transferencias discrecionales, estipulan que van a darle oxigeno al Gobierno mientras la tensión social lógicamente va a aumentar. El Ministerio de Capital Humano tendrá a cargo ese rol de válvula para bajar la presión en manos de Pablo de la Torre, quien será el timonel de los planes sociales.
En abril la inflación tenderá a la baja, especulan con tres o cuatro puntos mensuales, tal como predijo Sergio Massa, pero dos años después y con medio país por debajo de la línea de la pobreza. El Rubicón entonces se habrá cruzado, la situación económica será garantizada en normalidad y el país recorrerá el sendero lógico del acostumbramiento a la austeridad y la vida sobria que propone el presidente.
Para lograr la cruza, Javier Milei deberá entonces cohesionar su equipo, lograr que Guillermo Francos sea el hombre fuerte de la política y que su vínculo con gobernadores sea de previsibilidad, confianza y distancia prudencial en tiempos de crisis. El rol de Karina Milei sigue siendo una incógnita, hay quienes la ven dedicada a Olivos y el aspecto humano de Javier, y hay quienes consideran que es quien toma decisiones de gestión a la par del jefe de Gabinete, Nicolás Posse.
Los tiempos serán los que les permita ajustar mientras una alicaída clase media que mira la lona de cerca y duda si apoyar o no al Gobierno que nació tal vez únicamente por rechazo a lo que había, o tal vez por un cambio que permita entonces pensar un país a mediano plazo y para reelegir en 2027.