Comenzó una guerra global entre Israel e Irán, con el Gobierno de Alberto Fernández involucrado

Reina la preocupación en el mundo diplomático occidental ante una nueva crisis entre Israel y el régimen de Teherán que se inició con una serie de operaciones militares cruzadas. Y en este contexto una vez más un Gobierno argentino aparece involucrado y expuesto a partir de la desidia o complicidades de la administración del presidente Alberto Fernández ante el escándalo del avión iraní.

A mediados de mayo un par de agentes del Mossad asesinaron desde una moto, en pleno Teherán, al coronel Sayad Khodayari, integrante de la Guardia Republicana iraní e ideólogo de varios ataques contra Israel en el mundo.

Un atentado letal por el blanco elegido y la demostración de poder de fuego en pleno territorio persa. Los iraníes juran venganza. Hace unos días salvaron en Turquía la inteligencia local y el Mossad salvaron a dirigentes judíos que estaban por ser asesinados por los persas. Y empezó la guerra global entre entre el Estado de Israel y la Fuerza Al Quds. 

Según, el exjefe de la SIDE, Miguel Ángel Toma, información que manejan en Tel Aviv indica que Irán va a implementar una serie de asesinatos planificados en “lugares conocidos y seguros”, incluyendo a la Argentina. Estanos nuevamente en la mira del terrorismo de Teherán, quienes buscarán personalidades israelies o judías a ser abatidas con el fin de lograr repercusión internacional. "La nueva metodología terrorista: blancos individuales”.  Al mismo tiempo el país persa ha reiniciado su plan nuclear buscando nuevamente tecnología argentina, aseveró Toma.

Se sospecha que el avión arribó para hacer ese intercambio pero otros datos plantean que algunos de los iraníes habrían venido para quedarse y comenzar esas operaciones. Absoluto desconcierto en el Frente de Todos. Se supone que sectores del oficialismo estaban al tanto de la llegada del avión, aunque solo una minoría.

Resulta paradójico que en los organismos de inteligencia y de seguridad solo obtuvieron la información a través de la CIA y los integrantes de la conducción de la Policía Federal. Pero no la compartieron con las autoridades políticas por exigencia estadounidense. No confían en el oficialismo y temen que la compartan con Venezuela o Irán.

La pregunta del millón es saber a ciencia cierta si el presidente estaba al tanto o deberá hacerse el distraído. Lo que resulta obvio es la incomodidad de funcionarios allegados a Washington como el embajador Jorge Argüello, Gustavo Beliz, Juan Manzur y Sergio Massa. Una crisis que se desconoce cómo puede evolucionar y daña aún más a la administración de Fernández en materia de credibilidad y reputación internacional.