Los últimos gestos de Horacio Rosatti anticipan una Corte Suprema diferente

En el mundo político y judicial se nota el impacto que han generado los últimos movimientos del presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti. Obviamente los más afectados son Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner por el fallo que no sólo modificó la composición del Consejo de la Magistratura, sino que terminó con el santafecino al frente del estratégico organismo.

Pero el titular de la Corte siguió sorprendiendo. El acto de solidaridad con la justicia de Rosario frente al combate desigual del narcotráfico fue una movida inusual para el estilo característico de sus antecesores, lo diferencia en un momento de crisis política y de la caída estrepitosa en la confianza a las instituciones. El viaje a la capital de los narcos no sólo mostró espectacularidad, en fuentes judiciales comentan que también fue un mensaje vinculado a la calidad institucional y de vida de los rosarinos.

“Cuando dijo que no podemos permitir que desde las cárceles se manejen las calles es literalmente así, el jefe de los Monos, Guille Canteros, detenido en Marcos Paz, y su rival Esteban Alvarado, en el penal de Ezeiza siguen manejando el negocio y los crímenes de Rosario, eso no puede ocurrir en cárceles federales”, comentan voceros del Poder Judicial de esa ciudad. Un claro mensaje a los resúmanles del sistema penitenciario.

Tampoco paso desapercibida la participación de Rosatti en un seminario organizado por Clarín. Su lenguaje directo y contundente impacta a propios y extraños.”En los últimos tiempos, muchas veces escucho ideas sobre reformar la Constitución. Esa costumbre tan argentina de en vez de cumplir lo reformado, reformar lo no cumplido. Es decir, como tengo incapacidad para cumplir, entonces lo quiero reformar. Reformar para después probablemente no cumplirlo”, probablemente esta haya sido una de las frases más llamativas. En los pasillos de la mayoría de los tribunales se percibe beneplácito y satisfacción por el lugar que salió a ocupar el titular del máximo tribunal con liderazgo y audacia.

“Nunca hay que olvidarse que es constitucionalista y además participó por el PJ en la Convención de 1994, Rosatti está convencido que todo está en ese texto”, comenta un vocero judicial. Evidentemente, su perfil es muy particular. Se paso su vida entre la docencia universitaria y la política. Nunca un presidente de la Corte había sido intendente de una ciudad capital, como Santa Fe. “Ocupó muchos cargos políticos de gestión y eso también lo aplica en el funcionamiento del tribunal que dejó de ser presidencialista para pasar a ser colegiada”, sostienen em fuentes judiciales. La mayor coincidencia que se percibe en el ambiente de la justicia es que “se ha consolidado una Corte fuerte con diálogo con los otros poderes, pero sin injerencia de ninguno”. Este es el mensaje más fuerte que ha enviado Rosatti a la política.