Descontento

El temor a un malestar policial que Suarez mitigó con control y plata

El Gobierno vivió horas de tensión por una posible repercusión en la Policía de Mendoza de las protestas en Buenos Aires y hubo preocupación por un posible quite de colaboración. Sueldos superiores a la bonaerense y una promesa de pagar el aguinaldo, claves para controlar por ahora la situación.

Marcelo Arce
Marcelo Arce jueves, 10 de septiembre de 2020 · 07:48 hs
El temor a un malestar policial que Suarez mitigó con control y plata

Una cadena de mensajes por whatsapp que circuló por los teléfonos de varios agentes de la policía de Mendoza encendió la alarma del Gobierno el martes por la noche, cuando el conflicto de los policías bonaerenses todavía, a esa altura, no había alcanzado el pico de tensión al que llegó durante este miércoles.

La consigna que algunos integrantes de la fuerza intentaban viralizar estaba clara: un grupo de ellos- minoritario para el Ministerio de Seguridad- apuntaban a organizarse para salir a protestar por los salarios y por las condiciones de trabajo que se endurecieron como consecuencia de la pandemia y en sintonía con las protestas que ya habían surgido en la provincia de Buenos Airesen algunos otros puntos del país.

Esa misma noche los funcionarios de la cartera que conduce Raúl Levrino se movieron rápido. Por un lado, cada uno de ellos se contactó con los jefes policiales departamentales para conocer de manera directa el estado de situación y por el otro estuvieron muy atentos, casi hasta la madrugada, de las respuestas de los móviles y efectivos a los llamados al 911. Esto último tenía un objetivo: enterarse si la policía había entrado o no en un estado de quite de colaboración. Solo la respuesta a la totalidad de esos llamados, logró darles algo de tranquilidad.

A la mañana siguiente Rodolfo Suarez completó la tarea. Para llevar tranquilidad anunció que pagará el aguinaldo al personal de Seguridad (y al de Salud también que había protestado al mediodía) con una particular voltereta comunicacional: dijo que había dispuesto “adelantar” el pago del medio aguinaldo, que en realidad ya lleva un atraso de más de dos meses. También dejó al desnudo del apuro de la medida al revelar que el ministerio de Hacienda se endeudará en $500 millones para pagar una obligación con este sector de los empleados públicos que, por las dificultades financieras, era imposible de afrontar hasta el mes próximo.

“No hay malestar en la Policía de Mendoza”, descartó Suarez, cuando fue consultado acerca de si lo que estaba sucediendo en la provincia de Buenos Aires podría trasladarse aquí. El Gobierno entiende que la situación está controlada por ahora por un un puñado de razones. La fundamental, es que sostiene que comparativamente los ingresos de los policías mendocinos son sensiblemente superiores a los de la bonaerense. "El salario del que recién ingresa es mucho más alto que el de un efectivo de la bonaerense", explicó.

Algunos números grafican esto. Según cifras oficiales, de los 10.000 efectivos que componen la fuerza en la actualidad, solo unos 200 cobran el salario inicial que ronda los $40.000. El reclamo en Buenos Aires reveló que un policía que recién se inicia no llega a los $35.000. Un sargento ronda los $70.000 ($58.000 en Buenos Aires), un subcomisario $85.000 y uno comisario general redondea los $115.000 mensuales.

Pero a diferencia de lo que ocurre allá desde que comenzó la cuarentena, la reapertura de la actividad comercial le permitió a los efectivos locales no perder los ingresos por los servicios extraordinarios. No son menores estos ingresos extra: se calcula que un policía que cobró $70.000 el mes pasado, logró sumar otros $50.000 por este concepto. Hace unos años una nueva reglamentación les impuso un tope para este tipo de trabajos fuera del horario de servicio, solo 30 por mes y se pagan cada uno de ellos $1.750.

Levrino cree tener una herramienta de control y es la subordinación de los comisarios generales que, en su totalidad, están sujetos al poder del jefe de la Policía, Roberto Munives. El paso de Alfredo Cornejo (que fue en los hechos prácticamente el ministro de Seguridad entre 2015 y 2019) dejó armada una estructura de mando que permite mantener a la fuerza dominada: de la treintena de comisarios de alto rango que existían hasta hace cinco años, en la actualidad son solo nueve los “generales” operativos, que están además alineados a su jefe.

Algo sí admiten en Seguridad que genera preocupación. La policía está sobrecargada como consecuencia de la pandemia, decenas de ellos se han contagiado de Covid-19 y hay efectivos que se han visto obligados a cumplir turnos de trabajo de 36 horas en muchas ocasiones. Por eso le agregan un "por ahora", a la sensación de calma.

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