Cuál fue el último caso de gatillo fácil en Mendoza: los detalles del hecho y la condena
La imputación de José Funes, policía que abatió el lunes a un exconvicto en Luján, revivió la figuira del gatillo fácil en Mendoza. Cómo fue el último caso.

José Alexis Méndez, el policía condenado a prisión perpetua por un caso de gatillo fácil en La Favorita.
Luego de que el policía José Funes fue imputado este miércoles por homicidio agravado, a raíz de la muerte de Federico Rubén García Gioia, la figura del gatillo fácil volvió a resonar en Mendoza después de 6 años. El último caso tuvo como protagonista al efectivo José Alexis Méndez, quien mató a Ricardo José Bazán Zárate en La Favorita.
Esa investigación tuvo su inicio la noche del 1 de mayo de 2019, cuando el efectivo de la Comisaría 59° le disparó por la espalda a Bazán, alias el Ricardito, quien falleció en la calle tras recibir dos impactos de bala: uno en el muslo izquierdo y el otro en el corazón.
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Cómo fue el caso
La reconstrucción del hecho indicó que la víctima, de 29 años, intentó evadir un control policial efectuado por Méndez, y otros dos efectivos de la misma dependencia, tras haber salido de su casa, ubicada en el barrio Nueva Esperanza, sobre las 22, a bordo de la camioneta de un vecino que lo acercó hasta un negocio. Cuando regresaban, se encontraron con el procedimiento y el joven salió corriendo en dirección a su domicilio.
A raíz de esto, se desató una breve persecución, y a 200 metros de donde se originó el conflicto, el policía detonó su arma reglamentaria en seis ocasiones, impactando dos de los proyectiles en la humanidad de Bazán, lo que acabó con su vida a metros de su casa, donde lo esperaba su esposa embarazada.
En el lugar del hecho, mientras el cuerpo de Ricardito aún yacía en el suelo, el uniformado plantó una pistola tumbera para encubrir su accionar e incriminar a la víctima. Además, en la escena se hallaron 13 vainas servidas.
La hipótesis judicial sostuvo que temor en la víctima lo llevó a salir corriendo para intentar no pasar la noche en un calabozo. Es que tenía antecedentes y pedido de captura por una causa de lesiones dolosas. No obstante, jamás atacó a los policías o realizó alguna acción que justificara la reacción del policía que le disparó.
El primer caso de gatillo fácil en un juicio por jurados
El caso fue tratado años después, en 2021, a través de un juicio con jurado popular, cuyo juez técnico fue Mateo Bermejo. En tanto, la parte acusadora estuvo conformada por la fiscal de Homicidios Andrea Lazo y el fiscal en jefe de Homicidios, Fernando Guzzo. Este último definió frente al jurado que Méndez dejó tirada a la víctima “como a un perro”, le plantó una pistola, y regresó a sus funciones sin dar aviso a su superior de la situación.
Por su parte, desde la defensa sostenían que el disparo que terminó con la vida de Ricardito fue accidental: “La bala rebotó. No fue un disparo directo. Tenía restos de pavimento”, sostuvo en su momento la abogada Nélida Basso.
Finalmente, en septiembre del citado año, el policía fue hallado culpable de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y por su condición de miembro de las fuerzas de seguridad, por lo cual terminó recibiendo la pena máxima: prisión perpetua. Esta fue la primera vez que un jurado halló culpable a un policía en un caso de estas características.
Otros casos en Mendoza
Pese a que Mendoza llevaba más de 6 años sin registrar casos de gatillo fácil, cuenta con un extenso historial de este tipo de casos más allá del antecedente de Méndez.
Uno de los casos más recordados del último ocurrió el 2 de noviembre del año 1990, cuando dos menores de edad, Domingo González y Luis Araoz, de 13 y 14, fueron acribillados en las cercanías del Dique Frías por policías luego de fugarse del Centro de Orientación Socio Educativa (COSE), ahora conocido como la Dirección de Responsabilidad Penal Juvenil (DRPJ)
Otro episodio similar ocurrió once años después, el 11 de marzo de 2001, cuando un joven de 19 años, identificado como Walter Yáñez, fue asesinado por la espalda en El Bermejo, Guaymallén, a manos de un efectivo policial. El uniformado fue sentenciado a arresto domiciliario por este crimen.
Por su parte, uno de los casos que terminó con un policía condenado a prisión perpetua fue el del crimen de Jonathan Chandía, asesinado el 27 de junio de 2006 de dos tiros en la cabeza en Godoy Cruz. El oficial que terminó con su vida, Juan Carlos Oruza, fue quien recibió la máxima pena y el caso sentó precedente en la provincia.
Un mes antes, en mayo de ese mismo año, un adolescente de 14 años, llamado Mauro Moran, falleció tras recibir un disparo de perdigones de plomo en el pecho durante un operativo efectuado en el barrio Estación Espejo, más conocido como Los Cinco Mil Lotes. El proyectil que terminó con su vida no debía haber sido utilizado en esa intervención, ya que la situación requería el uso de perdigones de goma.
En tanto, Antonio Torres, de 58 años, fue baleado el 1 de octubre de 2008 al ser confundido por un ladrón en el cruce de las calles Doctor Moreno y Juan Agustín Maza, en Las Heras. La bala que terminó con su vida se alojó en la espalda de la víctima mientras Torres volvía de trabajar sobre su bicicleta.
Cinco años pasaron hasta el siguiente caso, cuando el 5 de abril de 2013, dos efectivos de la Unidad Especial de Patrullaje Las Heras (UEP) protagonizaron una discusión con un grupo de jóvenes en el barrio Mathieu de Las Heras. Cuando la violencia estalló, los uniformados comenzaron a disparar, hiriendo de gravedad a Ricardo Javier Díaz, de 18 años, quien recibió un disparo que le perforó su pulmón y murió cinco días después del hecho.
Por su parte, el 13 de junio de 2014, Andrés García Campoy, murió de un disparo en la cabeza a tras ser retenido por Gendarmería Nacional sobre la ruta 7. El joven, de 20 años, llevaba consigo una carabina. Según la versión de los gendarmes, se disparó de manera accidental. Pese a que los efectivos fueron sobreseídos en octubre de 2024, la Cámara Federal de Apelaciones revocó el dictamen al definir que la causa presenta un alto nivel de complejidad y es obligación del Estado investigar a fondo los hechos.
El exconvicto abatido en Luján
El policía de la Unidad de Procedimiento y Abordaje de la Niñez y Adolescencia (UPANA), José Funes, fue imputado por este miércoles por homicidio agravado tras abatir de un disparo en la cabeza a Federico Rubén García Gioia en Luján de Cuyo. El fiscal de Homicidios Gustavo Pirrello, quien quedó a cargo de la instrucción, entendió que no hubo justificación para que el efectivo disparara 8 veces contra el delincuente, en el hecho ocurrido este lunes, al repasar las pruebas del caso.
El conflicto ocurrió sobre el cruce de las calles Azcuénaga y Libertad, en una transitada zona lujanina sobre las 9.30 de este lunes. Allí, el efectivo reconoció a García Gioia como el presunto ladrón de su arma reglamentaria.
La víctima, que se movilizaba sobre un auto, Chevrolet Prisma, habría hecho caso omiso a la voz de alto de Funes, quien en ese momento sacó su nueva pistola y comenzó a disparar.
Uno de los proyectiles terminó impactando en la cabeza del conductor, llevando a que el rodado termine chocando con un auto estacionado y volcando sobre calle Libertad. Ese mismo disparo, que se alojó en la zona del occipital derecho, terminó causando la muerte de García Gioia este martes en el Hospital Central.