Obsesión por crecer: el impacto de la estatura en la sociedad surcoreana
La estatura se transformó en una obsesión para los surcoreanos, aunque en otras culturas del mundo es un tema de menor importancia.
Corea del Sur es un país cuya realidad puede parecernos distante, especialmente por sus valores y prioridades. Sin embargo, hay un aspecto que destaca de manera peculiar: la importancia que se le da a la altura en la sociedad surcoreana. Este rasgo físico, que en otras culturas puede pasar desapercibido, adquirió un peso significativo en la vida cotidiana, con implicaciones que van más allá de lo estético y que afectan la vida social, económica e incluso emocional de las personas.
En Corea del Sur, la altura es percibida como un atributo relevante, al punto de convertirse en un indicador de éxito. A semejanza del nivel educativo o el estatus laboral, la estatura es vista como un elemento determinante en la percepción de las capacidades y atractivos de una persona. Existe la creencia de que quienes son más altos tienen mayores probabilidades de triunfar tanto en el ámbito personal como en el profesional.
Históricamente, ciertos trabajos impusieron requisitos de estatura mínima, como el servicio militar o profesiones como la de azafata. Estas exigencias vinculan la altura con el acceso a determinadas oportunidades laborales, contribuyendo a que esta cualidad física se asocie a la posibilidad de alcanzar el éxito. Con el tiempo, este criterio permeó todos los niveles de la sociedad.
La presión familiar y la preocupación por el futuro
Esta obsesión por la altura también recae sobre los jóvenes, a través de las expectativas de sus padres. En Corea del Sur es común que desde temprana edad las familias se preocupen por asegurar que sus hijos crezcan lo suficiente para no enfrentar desventajas en el futuro. Los padres, en particular las madres, se ven sometidos a presión para garantizar que sus hijos alcancen la estatura considerada ideal.
Para ello, las familias adoptan rutinas estrictas, que incluyen una alimentación rica en proteínas y la práctica de deportes que promuevan el crecimiento, como el baloncesto o el voleibol. Incluso el descanso nocturno es monitoreado, ya que se considera fundamental para el desarrollo físico.
El auge de la industria del crecimiento
Como respuesta a esta demanda, surgió un lucrativo mercado de tratamientos y productos que prometen aumentar la estatura. Uno de los métodos más populares son las inyecciones de hormonas de crecimiento, inicialmente destinadas a niños con problemas médicos, pero que ahora muchos padres adquieren por su cuenta, aun cuando sus hijos no presenten condiciones de salud que lo requieran.
Estas inyecciones son costosas, con precios que rondan los 74 dólares por dosis, y los tratamientos suelen ser prolongados. Sin embargo, muchas familias están dispuestas a asumir este gasto con tal de ofrecer a sus hijos una ventaja en el competitivo entorno social.
Además de las inyecciones, existe una variedad de suplementos en el mercado, que van desde polvos hasta pastillas. Aunque su efectividad no está comprobada científicamente, muchas familias los adquieren con la esperanza de que contribuyan al crecimiento de sus hijos.
Impacto en la sociedad
La relevancia de la estatura en la cultura surcoreana llegó a tal punto que algunos municipios propusieron subvencionar exámenes médicos relacionados con el crecimiento, lo cual generó controversia. Mientras algunos ven esta medida como una muestra de la excesiva preocupación por la apariencia física, otros la consideran una forma de nivelar las oportunidades para los jóvenes.
Aunque desde otras culturas esta preocupación puede parecer trivial o desmesurada, en Corea del Sur es un reflejo de cómo las expectativas sociales pueden influir en las vidas de las personas de maneras inesperadas.
Las cosas como son.
*Mookie Tenembaum aborda temas internacionales como este todas las semanas junto a Horacio Cabak en su podcast El Observador Internacional, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.