El valor de quienes enseñan: una reflexión en el Día del Maestro
El Día del Maestro en la Argentina se celebra el 11 de septiembre, en conmemoración a Domingo Faustino Sarmiento.

El 11 de septiembre se celebra el Día del Maestro en Argentina.
CanvaCada 11 de septiembre, en Argentina, celebramos el Día del Maestro en homenaje a Domingo Faustino Sarmiento, figura clave en la construcción de un sistema educativo público en nuestro país. Más allá de la efeméride, esta fecha es una oportunidad para detenernos a pensar en el rol inmenso que tienen los docentes: son quienes, con su palabra, su ejemplo y su compromiso, forman a generaciones enteras.
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Maestro y ciudadanía libre, crítica y creativa
La educación no es solo transmisión de conocimientos; es siembra de futuro. Un país que valora a sus maestros está apostando a la construcción de una ciudadanía más libre, crítica y creativa. Y sin embargo, pocas veces reconocemos verdaderamente la huella que dejan en nuestra vida quienes nos enseñaron a leer, a escribir, a pensar, a crear.
En estas fechas, inevitablemente vuelvo a mi infancia y me acuerdo de mi señorita Graciela, de quinto grado. Yo amaba dibujar y, en una ocasión, realicé una ilustración que resultó muy significativa para mí. Ese trabajo, alentado y celebrado por ella, marcó un antes y un después: entendí que lo que me gustaba también podía tener un lugar dentro del aula. Ese gesto de aliento es, para mí, la esencia de lo que significa ser maestro: abrir puertas, romper moldes, permitir que un niño o una niña descubra su propia voz.
Pero no solo son los maestros de la primaria quienes nos acompañan en el crecimiento. También están los profesores de la secundaria, esos que muchas veces nos desafiaron, nos exigieron y nos ayudaron a ver el mundo de otra manera. Y en mi caso, tengo un recuerdo imborrable de mis años en la Escuela de Bellas Artes de Mendoza, donde tuve el privilegio de formarme con grandes maestros del arte como Alfredo Ceverino, Ángel Gil, José Scacco, Antonio Sarelli, Aida Durini, Roberto Barroso, Ángel Gil y tantos otros. Ellos no solo me transmitieron técnicas y conocimientos, sino que me enseñaron que el arte es una manera de vivir, de mirar y de transformar la realidad.
Por eso, en este Día del Maestro, quiero invitar a cada lector a hacer un ejercicio simple pero poderoso: recordar a ese maestro o profesor que dejó huella en su vida. Tal vez fue alguien que les enseñó con paciencia a resolver una ecuación, o quien los inspiró a escribir sus primeras líneas, o quien creyó en un talento que ustedes mismos no se animaban a reconocer.
Celebrar a los maestros es también celebrar la educación como pilar de un país más justo y más humano. Porque detrás de cada logro personal, detrás de cada sueño cumplido, siempre hay una maestra o un maestro que supo acompañar, inspirar y guiar.