Panqueques de queso y zanahoria: una receta fácil y fresca
Olvidate de los omelettes de siempre y animate a esta receta original y llena de sabor. En pocos minutos, podés preparar una opción fresca, liviana y con un toque gourmet.
Si estás buscando algo distinto, rápido y riquísimo, esta receta de panqueques de zanahoria y queso feta son la respuesta. Se hacen en minutos, son súper livianos y tienen ese balance perfecto entre lo dulce de la zanahoria y lo salado del queso. Además, la salsa de yogur con limón les da un toque fresco espectacular. Perfectos para un brunch, una cena liviana o cuando querés salir del clásico omelette o tortilla.
Ingredientes (para 2 personas):
Para los panqueques:
- 2 zanahorias medianas ralladas bien finitas
- 100 g de queso feta desmenuzado
- 1 huevo
- 50 g de harina (puede ser de trigo o avena)
- ½ cucharadita de polvo de hornear
- 1 cucharadita de comino en polvo
- Sal y pimienta a gusto
- 1 cucharada de aceite de oliva
Para la salsa de yogur:
- 150 g de yogur natural (puede ser griego para más cremosidad)
- Jugo de ½ limón
- 1 diente de ajo rallado (opcional, pero suma mucho)
- Sal, pimienta y un toque de menta fresca picada
Paso a paso:
- Prepará la mezcla: En un bowl, mezclá la zanahoria rallada con el queso feta, el huevo y la harina. Agregá el polvo de hornear, el comino, sal y pimienta. Revolvé bien hasta integrar todo.
- Cociná los panqueques: En una sartén con un poquito de aceite de oliva caliente, poné cucharadas de la mezcla y aplastalas un poco con una espátula para darles forma de panqueques chicos. Cocinalos unos 3-4 minutos por lado, hasta que estén dorados y firmes.
- Hacé la salsa: Mezclá el yogur con el jugo de limón, el ajo rallado, la sal, la pimienta y la menta picada. Revolvé bien hasta que quede cremosa y lista para acompañar.
- Serví y disfrutá: Apilá los panqueques en un plato y sumales una buena cucharada de la salsa de yogur por arriba. Podés decorarlos con más menta o un chorrito extra de aceite de oliva.

Estos panqueques tienen una textura increíble, porque son crocantes por fuera, suaves por dentro y llenos de sabor. Ideales para los que buscan algo rápido, y lo mejor es que se pueden comer tanto calientes como fríos.

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