El cambio de tono de Milei no generó más confianza
Mientras Javier Milei intenta mostrar una cara más conciliadora y con foco en la gestión, los indicadores económicos reflejan un panorama complejo, con presiones en el mercado de cambios y un riesgo país en alza que pone a prueba al Gobierno.

El presidente Javier Milei en la presentación del Presupuesto 2026.
En el breve discurso que dio Javier Milei en la cadena nacional para presentar el proyecto de ley de Presupuesto 2026, se vio claramente a un presidente con firmeza en la defensa del equilibrio fiscal, pero, al mismo tiempo, calmo. Es decir, sin agresiones, ni insultos o descalificaciones.
El tema es si este es el nuevo Milei o un Milei coacheado que en cualquier momento vuelve al Milei de su personalidad agresiva.
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Es más, Patricia Bullrich afirmó lo siguiente en una entrevista: “Yo creo que nos tapamos mucho con los malos modales, nos tapamos mucho cuando lo que había que resaltar eran las ideas. Creo que el Gobierno, no solo el presidente, estamos ahora en claro que acá hay que defender a rajatablas el proyecto económico, el proyecto de orden que tiene el país, el proyecto de simplificación de la vida de la gente, y lo tiene que hacer con ideas y no con insultos".
Como puede verse, el Gobierno tomó nota de que los insultos y las descalificaciones pudieron ser una forma de captar votos en su momento, pero los insultos con magros resultados económicos cansaron a la gente.
Es más, el haber salido cuartos en las elecciones de Santa Fe y que el kirchnerismo le sacara 14 puntos de ventaja en la provincia de Buenos Aires, generó no solo un cambio en las formas de comunicarse, sino que también, repentinamente, aparecieron recursos para las universidades, la salud y los discapacitados de acuerdo al proyecto de ley del presupuesto.
El discurso de Javier Milei
En tono de campaña, Javier Milei anunció el lunes pasado que aumentará los fondos para educación, jubilados y discapacitados por encima de la inflación y volverá la obra pública.
Sobre la obra pública, hay un dato que al Gobierno le preocupa. En las encuestas que recibe, una de las mayores preocupaciones de la gente es el estado de las rutas.
El tema educación, jubilados y discapacitados también es sensible al voto de la gente, cuando en rigor mejorar la educación no pasa solamente por el tema cantidad de dinero. En lo que hace a los jubilados, el sistema terminó de ser quebrado por el kirchnerismo y los sistemas de reparto son inviables en todo el mundo.
El impacto económico
La cadena del lunes generó tranquilidad en el mercado el día martes, pero ya el miércoles el tipo de cambio perforó la banda superior y todos los dólares operaron en alza, en tanto que el riesgo país terminó la semana en 1.442 puntos básicos, cerrando, aún más, la posibilidad de acceder al mercado voluntario de deuda frente a los vencimientos que se aproximan.
La semana transcurrió con suba del riesgo país, presión alcista del tipo de cambio y el Banco Central desangrándose con ventas en el mercado de contado y de futuro para frenar la suba del tipo de cambio.
El jueves el BCRA vendió US$379 millones más otros US$500 millones en el mercado de futuro para contener la suba del dólar. El viernes vendió otros US$678 millones y entró entre los primeros 10 casos de mayores ventas de dólares para contener el tipo de cambio.
Los días de mayores ventas, revisando la serie histórica, fueron en las presidencias del BCRA de Federico Sturzenegger y del mismo Caputo. Lo curioso es que, en 2018, cuando Caputo fue presidente del BCRA durante un mes y medio, vendió US$ 13.000 millones y no consiguió dominar al mercado y, sin embargo, ahora insiste con el mismo mecanismo.
En mi opinión, hay una mezcla de incertidumbre política y de problemas económicos
Por el lado económico, el Gobierno nunca terminó de definir una política cambiaria concreta. Fue modificándola desde que asumió, y lo mismo hizo con la política monetaria.
El mismo ex viceministro de Economía de Caputo, Joaquín Cottani, dijo que nunca entendió que querían hacer. Textualmente sostuvo: "Crearon una idea que el equipo y el mismo Milei vendió como novedosa y diferente. Se demostró que no era".
El enfrentamiento de Milei con los gobernadores y la oposición dialoguista, imposibilitaron avanzar en la reforma laboral, la impositiva y la previsional por citar las más urgentes, con lo cual se quedaron con una política económica que se limitó a ser una mesa de dinero. Todas medidas de carácter financiero y escasas reformas estructurales que permitieran incrementar las inversiones.
El Gobierno apostaba a humillar al kirchnerismo en las elecciones primero de septiembre y luego de octubre, sumar más diputados y senadores y avanzar con las reformas estructurales a partir del año que viene con una Congreso más a su favor.
Pero la derrota en la provincia de Buenos Aires pone en duda un resultado categórico del oficialismo en octubre. En consecuencia, surgen dudas sobre si en la segunda mitad de su mandato Milei podrá avanzar con las mencionadas reformas.
Esta falta de horizonte genera incertidumbre. Pero, además, la derrota política y los reveses que está recibiendo el gobierno en el Congreso con rechazos a sus vetos, hacen pensar que Milei puede perder el control de la economía, sobre el acceso al mercado voluntario de deuda para hacer frente a los vencimientos de 2026.
Ya no se trata del tema cambiario y monetario. Ahora la economía está estancada y con tendencia a la baja.
El último reporte difundido por la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) indicó que la probabilidad de que la economía argentina ingrese en recesión subió a 98,61% en agosto, frente al 56,16% registrado en julio. El dato, incluido en el relevamiento mensual sobre el Índice Líder, marca un aumento de más de 42 puntos porcentuales en apenas un mes y generó señales de advertencia sobre la marcha de la actividad económica.
Dicho en castellano básico, la economía entraría en recesión en un contexto de ya escasa actividad económica.
El problema del gobierno es que llega a las elecciones con un mercado de cambios con tensiones. El riesgo país subiendo y el nivel de actividad ya dejando la zona de estancamiento para entrar en la zona de caída.
Mi conclusión es que, si el Gobierno llega a octubre sin un desbande cambiario, se abren diferentes escenarios de acuerdo al resultado electoral.
El escenario optimista sería que el oficialismo gane en forma categórica y sume una buena cantidad de diputados y senadores. En ese caso, estaría más cerca de avanzar con las reformas estructurales, pero no evitaría tener que corregir la política cambiaria y monetaria.
El escenario medio consistiría en un empate con el kirchnerismo. Ese escenario podría hacer languidecer al Gobierno sin que avance en las reformas estructurales pero obligado a modificar la política cambiaria sin optimismo del mercado.
El peor escenario consistiría en una dura derrota del oficialismo porque, si bien sumaría más legisladores, seguiría debilitado políticamente, con miedo del mercado a la vuelta de los k en 2027 y fuertes presiones sobre el mercado de cambios.